Hamburgo y Düsseldorf tendrán nuevos edificios culturales para sus cuerpos artísticos de música y baile. Ambos concursos internacionales de diseño fueron ganados por estudios de los países nórdicos, autores de proyectos que fusionan las fines prácticos con la ecología.
En Europa la cultura es política de estado, más allá de los gobiernos, y Alemania en estos momentos está dando una nueva muestra de ello. Luego de sendos concursos internacionales, dos de sus ciudades más importantes encararán próximamente la construcción de nuevos edificios para sus óperas públicas. Se trata de Hamburgo y Düsseldorf. Aquí los detalles de ambos proyectos.

La Ópera Estatal de Hamburgo
El prestigioso y vanguardista estudio danés BIG – Bjarke Ingels Group resultó ganador del concurso internacional de diseño de la nueva Ópera Estatal de Hamburgo, proyectada para la península de Baakenhöft en HafenCity, un barrio que desde los años ´90 se planificó para refuncionalizar una antigua zona portuaria.
El edificio será la sede de las compañías de ópera y ballet de la ciudad, con espacios de actuación, instalaciones de producción y servicios públicos a lo largo del río Elba. Reemplazará a un teatro de ópera que funcionaba desde mediados del siglo XX. El objetivo es mejorar la acústica, la escenografía y la experiencia del público.
En medio de rascacielos emergentes y el tradicional paseo marítimo de la ciudad, el diseño se inspira en la relación de larga data entre el casco histórico de Hamburgo y el puerto. La ópera surge como una estructura topográfica modelada por una serie de terrazas escalonadas y ajardinadas, que se elevan desde el agua y enmarcan un perfil de techo circular que se abre hacia el puerto. Al fusionar el volumen arquitectónico con espacios exteriores accesibles, el proyecto introduce una ruta pública que conecta la ribera con el entorno urbano.
Esas terrazas permitirán el acceso desde múltiples direcciones: a través del parque de la costanera, el muelle y la calle urbana adyacente. Ya adentro, el foyer actúa como una zona pública conectiva, con escaleras de madera que conducen a los niveles superiores y rutas directas hacia las terrazas al aire libre que habrá en cada piso.
En las áreas centrales, el auditorio principal está organizado alrededor de balcones curvos y estratificados de madera, que serán el corazón acústico de la sala y proporcionarán líneas de visión uniformes. Un escenario de estudio, áreas de ensayo y zonas técnicas se posicionan detrás de la sala, para conformar un diseño compacto en el que fluirá la circulación entre producción y actuación.
El paisaje circundante, diseñado por el sector Landscape de BIG, se adapta a las condiciones de marea del sitio. Laderas inclinadas, dunas plantadas y jardines de humedales tienen por fin absorber las marejadas y filtrar las aguas pluviales a través de una red de estanques y superficies permeables. Estos elementos contribuyen a un marco ecológico que dará soporte a las especies autóctonas.
Así, la propuesta arquitectónica posiciona la ópera como una institución pública abierta y permeable. Zonas de fachada transparente y rutas de circulación revelan salas de ensayo, áreas tras bastidores y oficinas, enfatizando la actividad continua detrás de las actuaciones.


La Ópera de Düsseldorf
También de los países escandinavos proviene el diseño ganador del concurso lanzado oportunamente para la nueva Ópera de Düsseldorf. Su autor es el estudio noruego Snøhetta, fundado en Oslo en 1989.
Este concurso, denominado “Opera House of the Future”, se inició en 2017, pero experimentó varias demoras debido a cambios en el lugar pensado para su construcción. El nuevo edificio está diseñado para albergar la Deutsche Oper am Rhein, junto con la Biblioteca de Música de la Ciudad de Düsseldorf y la Escuela de Música Clara Schumann, que conformarán un gran espacio cultural.
La propuesta del estudio noruego fue elegida en forma unánime por un jurado de 25 miembros. El diseño introduce una planta baja con forma de cueva, inspirada en el curso serpenteante del río Rin. Al dividir la masa total en tres volúmenes trapezoidales asimétricos e integrar pasajes a nivel del suelo, el esquema permite que la luz del día penetre en el sitio y mejora la circulación en un terreno compacto.
Esa forma tripartita también simboliza la unidad de las tres instituciones que alberga. Cada techo se inclina en una dirección diferente, para generar así un encuentro con las estructuras vecinas y al mismo tiempo elevarse para señalar la presencia cívica del edificio. La planta baja tallada se abre hacia todos los lados del sitio, un enfoque que la posiciona como un espacio cultural activo integrado en la vida diaria de la ciudad.
El exterior se define por una fachada de piedra natural de color claro y ventilada por la parte trasera que se alinea con la paleta de materiales de Düsseldorf, mientras ayuda a moderar la ganancia de calor durante los meses de verano. Los módulos de piedra varían en tamaño y acabado superficial, desde rugosos hasta finamente molidos, dispuestos en bandas en forma de ola que hacen referencia a las capas de sedimento geológico y extienden el motivo de erosión desde la planta baja hasta la fachada. Grandes aberturas enmarcan áreas públicas clave, incluyendo el foyer y los espacios de ensayo, mientras que las ventanas de filtro más pequeñas proporcionan sombra controlada y ventilación.
En el interior, la estrategia de materiales extiende el tema geológico a través de superficies minerales con sutiles variaciones de tonos. El auditorio principal tendrá capacidad para 1.300 personas e incluirá paneles de roble ahumado y asientos rojos, para evocar al teatro de ópera existente, que será demolido. El techo biosolar integrará paneles fotovoltaicos, tragaluces y equipos técnicos, intercalados con plantaciones en terrazas con especies nativas de las llanuras aluviales del Bajo Rin.





