Augusto de la Piedra es un joven arquitecto peruano que ha desarrollado una notable obra en ambientes de campo, cerros y playas. Su opinión sobre la sustentabilidad, la cuestión estilística y la identidad de la arquitectura latinoamericana.
— ¿Cómo definís tu arquitectura?
— Podría decir que es funcional, contemporánea, esencial.
— ¿Qué importancia le das a la sustentabilidad en tus obras?
— Privilegio el espacio justo, porque el área desperdiciada no sólo genera el costo innecesario de construcción, sino costos de energía a futuro. No pasamos por alto la orientación, en función de la mejor ventilación y el asoleamiento, como tampoco la selección de materiales amigables con el medio ambiente. Actualmente utilizamos paneles solares para la calefacción de las piscinas, materiales reciclados en pisos y enchapes.
— ¿Cuánto juega el entorno natural y cultural a la hora de definir un proyecto?
— Estas dos variables definen el proyecto en todo sentido. Uno debe tener claro en qué ámbito se sitúa el lote, de qué clase de proyecto se trata, quién es tu cliente, cuál es su perfil, y cuál es el de los vecinos y el de los predios alrededor, cuál es el recorrido del sol, cómo pega el viento, etc.
Cuando se diseña una casa de campo, como una de playa, el entorno cobra una importancia aún mayor que en la ciudad. Se debe considerar además del clima y de los lineamientos reglamentarios de altura, estilo, color, etc., cuál es la mejor vista hacia el mar o a la montaña, cuál es la historia del lugar, y cómo emplazar la edificación de forma armoniosa con la topografía. En nuestro último proyecto de campo, el bosque vecino ingresaba al terreno y generaba la idea del patio interior de la casa. En otro de nuestros encargos, la cercanía de restos arqueológicos respecto al lote nutre la propuesta arquitectónica en forma de un patio hundido, estilo precolombino.
Cada cliente le imprime a su proyecto un sello personal, sea por la libertad que te da o por ejemplos que te expone o por su propia experiencia o cultura. El recuerdo de la cocina en casa del abuelo o el jardín en casa de los padres puede ser parte de la experiencia arquitectónica que los clientes te transmiten a veces y son puntos que uno debe interpretar y quizá emular en cada proyecto.
— En las casas particulares, ¿cómo encarás el trato con tus clientes? ¿Qué idea suelen tener ellos al llegar a tu estudio y cuánto intervenís vos para sugerirles un proyecto?
— Siempre iniciamos con una visita al terreno junto a los clientes, que es una buena oportunidad, tanto para percibir el lugar, analizar la mejor vista y el contexto donde se halla, como también para oír sus requerimientos, y finalmente proponer algunas ideas del proyecto, generalmente ligadas al emplazamiento.
Hay clientes que te dicen: “Tú eres el experto, propón lo que quieras”, como también hay los que te dan una memoria extraíble con fotos de decenas de referenciales. En el primer caso, el reto puede ser mayor porque el espectro de posibilidades es ilimitado, mientras que en el segundo caso ya tienes un sendero que recorrer.
Cuando los clientes tienen una idea rígida y uno quiere cambiarla, lo mejor es salir y visitar con ellos algún lugar que muestre otra posibilidad. La arquitectura en el papel es distinta a la de la experiencia y la gente te entiende mejor a través de algo tangible.
— En la Argentina, sobre todo en las urbanizaciones privadas, se suele hablar de los estilos que predominan, pero muchos arquitectos desestiman el término. ¿Qué opinión tenés vos al respecto? ¿Existen hoy los estilos, cuánto influye la mano del arquitecto en ese contexto?
— En Lima existen condominios con rígidos reglamentos de construcción que parametran la tipología y el estilo. En muchas de las playas del Sur, donde se desarrollan los balnearios modernos de la ciudad, predomina la obligatoriedad del color blanco, y sólo permiten porcentajes mínimos para otros colores o texturas. Pero el condicionamiento no sólo es de color, sino también puede ser de: altura, retiro, tipo de ventanas, radio de las aristas, prohibición de curvas, frisos, molduras, voladizos, etc. Es quizá debido a estos reglamentos que la gente tiende a etiquetar la arquitectura como «minimalista», porque entienden el estilo del condominio como uno solo, con tendencia a los volúmenes rectos, blancos, y sin ornamentación.
El reglamento de construcción busca en general el orden y la homogeneidad en cada lugar, y el reto del arquitecto está en crear un proyecto novedoso y único dentro de esos parámetros, porque las reglas no atentan ni limitan el espacio y su calidad en ningún caso.
— ¿Qué relación entablás con tus obras, cómo te sentís al finalizarlas?
— Es una relación muy íntima desde el inicio. Si bien cada encargo es distinto, diseñamos cada uno como propio y al cerrar cada obra se produce un período de desapego. El vínculo va desde el primer trazo o esquema en la etapa de diseño hasta que el cliente se muda… De cierta manera, uno se apropia de sus obras.
— ¿Se puede hablar de una arquitectura latinoamericana? ¿Qué rasgos tendría?
—Yo me referiría a la arquitectura latinoamericana como aquel conjunto de obras que se producen en el territorio latinoamericano, pero no me podría referir a una sola o común en función a la forma o la estética.
Debido a que el contexto físico y cultural definen cada proyecto, y que este es muy diverso entre cada pueblo y mucho más diverso entre cada país o región, e incluso entre cada arquitecto, es difícil referirse a la arquitectura latinoamericana como un conjunto similar o amalgamado de forma o estilo. Creo que es más justo hablar de arquitectura global y destacar las similitudes latinoamericanas.
Lo que puedo notar a nivel regional, sobre todo en obras públicas donde ha habido un concurso de por medio, es que hay una pérdida del estilismo y hay un compromiso mayor en la búsqueda de la identidad, de la cultura y del entorno. La arquitectura latinoamericana es en el presente racional en su forma y elementos, debido a la tradición moderna del siglo pasado, pero ahora no tiene la rigidez de los preceptos del movimiento moderno, sino que es libre al proponer nuevos temas ligados a cada lugar y a su gente.
Perfil
Augusto de la Piedra Sánchez Aizcorbe nació en Lima el 20 de agosto de 1977. Es arquitecto egresado de la Universidad de Ciencias Aplicadas (2002) y dirige desde hace 14 años Augusto de la Piedra Arquitectos, estudio de diseño y construcción. Ha desarrollado proyectos de casas en la ciudad, playa y campo, además de edificios, condominios, restaurantes, oficinas corporativas y proyectos de interiores.
En 2010 ganó el primer puesto del concurso para el Show Room de Cerámicas San Lorenzo, luego del cual ha sido jurado invitado de otros concursos. Algunas de sus obras han sido publicadas en diversos medios, y pueden ser visitadas en sus páginas web, de Facebook o Instagram: www.augustodelapiedra.com, Augusto de la Piedra Arquitectos y augusto_de_la_piedra_arq, respectivamente.