Consolidada y en crecimiento, la gran urbanización de Escobar tiene una identidad bien definida, que conjuga armónicamente naturaleza, sustentabilidad, vida cultural y deporte.
Esta pandemia que nos tiene adentro de casa y puso en vilo al mundo, vino además a hacer tambalear ciertos paradigmas. Uno de ellos es el de las ciudades en extremo densas; metrópolis donde la distancia social se vuelve impracticable, además de que el ruido manda y casi no puede ingresar el sol.
“Si hago home office, ¿para qué tengo que vivir cerca del centro?”, es lo que muchos piensan. Ahora bien: alejarse demasiado de la ciudad tampoco es una posibilidad para aquellos que, a pesar de todo, siguen disfrutando de la vida urbana: salir de compras en la cercanía, tener a mano una oferta gastronómica variada, poder elegir entre diferentes colegios para los chicos y, por supuesto, disfrutar de un buen programa cultural.
Está claro que mucha gente se quiere `escapar´ al verde. Lo que a veces les cuesta a los barrios cerrados, por una cuestión de escala, es ofrecer cantidad y calidad de servicios. En este contexto, se destacan los proyectos de urbanizaciones de grandes dimensiones y con recursos naturales y de infraestructura para acceder a una vida más confortable.
Puertos, la urbanización desarrollada en Escobar por Consultatio, crece en el marco de un entorno natural único, rodeada de verde y espejos de agua, con todos los servicios y el confort de una ciudad. Una urbe en la que se proyecta un estilo de vida diferente, con diversas propuestas de barrios, departamentos y townhouses; un centro comercial con oficinas, servicios, consultorios, tiendas y gastronomía; y que dispone de un lago de 200 hectáreas, playa y hasta una frondosa reserva natural junto al río Luján. Una ciudad activa, natural y cultural; una urbanización cuyo “ticket de ingreso” resulta bastante más accesible de lo que podría pensarse por la escala de este desarrollo.
El perfil de una ciudad activa
El proyecto completo abarca 1.400 hectáreas, para cerca de 70.000 habitantes. Una urbanización con tres tipos de densidades, que tiene una oferta de servicios diferente, pensada para la vida en movimiento. El Club Puertos promueve diferentes actividades deportivas, fundamentalmente náuticas (como vela ligera, canotaje, windsurf, kayak, remo, natación en aguas abiertas), pero también running, tenis, fútbol y hockey, en un espacio de cinco hectáreas y un gimnasio con equipamiento de última generación.
Diseñada con más de seis kilómetros de bicisendas y con un sistema de alquiler de bicicletas propio, Puertos tiene una excelente interconexión para evitar el uso del auto y promover la circulación a pie, en bici o en bote. La movilidad de Puertos responde también a la idea de “comunidad activa”.
Compartiendo la premisa del pedagogo italiano Francesco Tonucci, que dice que una ciudad apta para niños es apta para todo el mundo, el proyecto se pensó para que los chicos puedan circular en forma independiente con sus bicis, skates y patines, haciendo deporte, recorriendo la reserva o disfrutando del arte participativo. La idea es simple: si funciona para los chicos, funciona para todos.
Naturaleza y cultura
La Reserva de Puertos ocupa una franja de seis kilómetros por cien metros que, recostada sobre el río Luján, sobresale por su frondosa arboleda y sus senderos, que pueden recorrerse a pie o en bicicleta. Además, hay módulos de reinserción de especies nativas y existen ahí mismo claros y decks para sentarse a disfrutar del silencio.
La ciudad acompaña la vida natural fomentando las huertas orgánicas, el compostaje, la separación de residuos y la construcción sustentable. De hecho, se desarrolló un sistema para clasificar las casas de acuerdo con la calidad de las construcciones y los materiales utilizados, que premia a las más eficientes.
La idea de llevar el arte a la vida cotidiana se refleja en la nutrida agenda cultural (que será retomada ni bien sea posible) y en el diseño de diferentes espacios concebidos como grandes piezas de arte para disfrutar al aire libre. Es el caso de la “plaza cívica¨ del centro comercial, donde confluyen y dialogan una obra del artista brasileño Artur Lescher (“La aguja”), el diseño paisajístico del estudio argentino Bulla y la mirada conceptual de Torrado Arquitectos.
En síntesis: la materialidad de las construcciones, el fuerte acento en la sustentabilidad, la concepción arquitectónica y los recursos tecnológicos y de conectividad configuran un urbanismo renovado, accesible y súper actual, que proyecta una nueva forma de vivir y habitar la ciudad, en sintonía con la naturaleza.