El aburrimiento como motor de la creatividad

La hiperactividad y la hiperestimulación son los grandes signos de nuestro tiempo, y ellas traen consigo una carga negativa para cualquier atisbo de aburrimiento. Sin embargo, no tener nada que hacer puede ser tan sano como necesario. La psicóloga Cora de Elizalde explica por qué, sobre todo entre los niños.

El aburrimiento podría definirse como el estado de ánimo que aparece cuando la falta de actividad se percibe de forma negativa. Aburrirse significa que no tenés nada que hacer, algo que hoy en nuestra sociedad está muy mal visto. Sentimos pánico cuando no tenemos nada para hacer, nos asusta y nos da miedo aburrirnos. Pero es un error verlo como un sentimiento negativo, porque en realidad el aburrimiento tiene muchos beneficios.

El problema es que vivimos en la era de la hiperproductividad, la hiperestimulación, la hiperactividad cognitiva; vivimos en un zapping informativo, cultural y afectivo que nos conduce a un espiral de entretenimiento y de actividad sin fin. No frenamos nunca, ocupamos todo nuestro tiempo libre y todo lo tenemos programado desde nuestro presente a nuestro futuro, porque “no hacer nada” denigra. Cada vez estamos más desconectados con nosotros mismos, más vacíos e infelices.

Y ni hablar cuando oímos el “Me aburro” de nuestros hijos: ahí se nos disparan todas las alarmas y queremos solucionarles el problema, porque el aburrimiento está visto como un problema, entonces, de manera inmediata, los llenamos de actividades o pantallas.

En este miedo a detenernos nos agarró la cuarentena. Vamos siete meses y muchos de nosotros seguimos con el mismo ritmo acelerado, pero dentro de casa; nos ponemos miles de actividades porque nos cuesta no hacer nada, porque en definitiva aburrirnos nos da miedo, nos angustia, nos inquieta y nos genera malestar.

Por eso es importante que entendamos que el aburrimiento es normal, sano y necesario. Es una fuente poderosa de creatividad y productividad. Es saludable aburrirse un poco cada día. Y es un buen motor de cambio, de redirigir nuestra vida, aunque al principio la reacción sea esquivarlo y hacer cosas sin parar.

Aburrirnos puede generar grandes beneficios, porque:

  • Nos permite descansar cuerpo y mente. Cuando paramos, nuestro cuerpo registra una menor actividad interna y puede recargar la energía para empezar alguna otra cosa. Y el cerebro necesita aburrirse un poco para ser más creativo.
  • Nos ayuda a desconectar con el exterior y conectar con nuestro interior para poder reflexionar y conocernos a nosotros mismos. Esto es muy importante para el desarrollo personal de nuestros hijos.
  • Es el comienzo de la creatividad, la imaginación y la invención. Los chicos pueden crear juegos, que los pueden ayudar a resolver emociones y experiencias que tuvieron durante el día. Algo fundamental para estos tiempos que corren. También pueden dibujar, escribir, pintar, cocinar, soñar, hacer manualidades, coser, fantasear…
  • La mente aburrida busca vías de escape y como resultado nos da soluciones inesperadas para los problemas. 
  • El aburrimiento es la mejor manera de hacer que los niños sean autosuficientes.
  • Gracias al espacio que nos brinda el tiempo no ocupado, aprendemos a escuchar las señales que vienen de nuestro interior y a hacer lo que realmente nos interesa (mirar cómo las hormigas transportan materiales, hacer diques de arena, etc.) y esto nos llevará a descubrir nuestras pasiones.

Por lo tanto, aprovechemos esta cuarentena para animarnos a aburrirnos, a bajar revoluciones, a dejar de ocupar todo nuestro tiempo y el de nuestros hijos con actividades sin fin y dejar un momento en el día para no hacer nada.

Si como padres ponemos en práctica el “no hacer nada”, podremos demostrar a nuestros hijos el valor del aburrimiento, dando lugar a que ellos también se aburran. Es probable que hasta que esto no se haga un hábito, los chicos se sientan incómodos, griten y se enojen cuando se aburran. En esos casos, intentemos no enojarnos, sino acompañarlos y ser empáticos hasta que ellos mismos encuentren en su aburrimiento la creatividad, que está al alcance de todos. Especialmente durante la infancia, cuando está en su estado más puro y libre:

  • Permite gestionar sus emociones.
  • Ayuda a resolver situaciones de estrés y angustia, a superar los miedos y convierte situaciones desfavorables en oportunidades de aprendizaje y desarrollo personal. En otras palabras “sirve para hacer activamente lo que sufrimos pasivamente”.
  • Da seguridad para expresar sus sentimientos y emociones.
  • Fomenta la socialización.
  • Ayuda a tener un pensamiento más flexible y así ser más creativo para solucionar problemas.
  • Aumenta la autoestima y la autoconfianza.
  • Ayuda a aceptar la situación que estamos viviendo y sacar provecho de ella.
  • Fomenta el pensamiento propio, la asimilación de situaciones diversas, el razonamiento y la crítica.
  • Permite unir imaginación y realidad, buscar soluciones y crear micro mundos llenos de posibilidades.

En estos momentos difíciles que estamos viviendo, a los chicos los va a salvar su propia creatividad. Tenemos que acompañarlos, alentarlos y fomentar estas situaciones. Así aprenderán que el recurso más valioso para divertirse lo encontrarán en su propio cerebro, y que el juguete más preciado es su imaginación.

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