La ciudad de Münich alberga el BMW Museum, un edificio fantástico que muestra 125 piezas de exposición, entre autos, motos y propulsores, que dan cuenta de la evolución de la prestigiosa marca alemana y del mundo automotor en general. Una visita imperdible.
BMW es una de las marcas más prestigiosas del mundo en materia de autos y motos. Desde hace más de un siglo, su nombre implica distinción, calidad, jerarquía y estatus social. Por esta razón, visitar un sitio que contiene toda su historia y tantos hitos resulta fascinante para los amantes de los fierros. Hablamos del BMW Museum, que es uno de los museos más concurridos de la ciudad de Münich, centro de la región alemana de Bavaria.
Las obras concluyeron unos meses después de los Juegos Olímpicos de Münich 1972 y el museo abrió sus puertas al año siguiente. El edificio de estilo futurista, de planta circular y color plateado, es obra del arquitecto austríaco Karl Schwanzer. Está situado muy cerca del Parque Olímpico, en un complejo que incluye la Torre BMW, el BMW Welt y la sede central del grupo automotor. En el año 2008 se amplió con una construcción baja, que pasó a albergar la exposición permanente; el edificio histórico redondo, en tanto, quedó reservado para las exposiciones temporales. El recorrido ofrece a sus visitantes una peculiar entrada en forma de espiral que da acceso a las exposiciones de vehículos, motores, avionetas, turbinas, motocicletas y todo tipo de elementos creados por la marca.
En 5000 metros cuadrados se exhiben alrededor de 125 piezas, que ilustran los más de cien años de historia de la empresa e incluyen los hitos del diseño de BMW, desde sus comienzos hasta hoy. Todas estas piezas constituyen una narración que muestra los avances tecnológicos, la evolución y una prometedora imagen del futuro.
Entre lo más destacado sobresalen el BMW Isetta (microcoche que tuvo un gran éxito en toda Europa tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial), el modelo original de la película de James Bond “El mañana nunca muere”, de 1997, y los automóviles de la BMW Art Car Collection, en la que han participado destacados artistas de todo el mundo desde 1975, como Andy Warhol, Roy Lichtenstein y Jeff Coons.
Párrafo aparte merece el convertible deportivo 507 que perteneciera a Elvis Presley cuando hizo el servicio militar en Alemania a fines de los años ´50. Un detalle increíble es que originalmente era blanco, pero Elvis lo hizo pintar de color rojo, cansado de que sus fans le dejaran estampadas muestras de su admiración con lápiz labial. El rey del rock and roll se lo llevó a Estados Unidos en 1960, más tarde lo vendió y estuvo durante casi 40 años juntando polvo en un depósito rural en California, hasta que la gente del museo lo compró, lo restauró y lo comenzó a exhibir en 2016.
Coches de carreras antiguos, premios, piezas y prototipos… El BMW Museum es una cita ineludible para los que disfrutan de este rubro, algo comprobado por alrededor de medio millón de turistas cada año. La visita al museo se puede completar con un paseo para ver los modelos más recientes, además de recorrer la fábrica para descubrir cómo se proyectan y construyen estas piezas soñadas por millones de personas alrededor del planeta.