Gigante, dorada y humilde

La Peque derrocha sencillez y simpatía

Si hay alguien que merecía una medalla, esa era Paula Pareto. La judoca campeona olímpica, que también es médica y quiere dedicarse a la traumatología, conversó con Revista Nordelta sobre su hazaña, la vida en la Villa Olímpica, cómo congeniar el deporte de alto rendimiento con una carrera universitaria y lo importante que fue el aliento de la gente en los Juegos.

Por más que le digan Peque, y por ello todo el mundo sepa que es pequeña, verla en persona impresiona, y más aún si se piensa que con esa estatura de un metro cincuenta logró la medalla de oro en judo en los Juegos de Río. Y además, impacta que alguien con su dulzura desarrolle una disciplina aparentemente brusca, aunque bella para entendidos. En los combates es difícil agarrarla, casi tanto como lograr una entrevista luego de semejante hazaña. Pero cuando se sienta a conversar, se suelta como si no hubiera logrado nada. Humilde y sensata, con los pies en la tierra, como quien sabe que debe continuar con su carrera de medicina por más que el éxito del momento intente tentarla hacia otros rumbos. La Peque emana argentinidad, desde sus ojos al corazón: “Cuando me preguntan por un lugar del mundo, todos me dicen `¡Qué aburrida!´, pero yo prefiero estar en Argentina, porque acá siempre me siento más cómoda. Y sino, digo Italia, porque la gente es como acá, cuando fui me sentí en casa”. Quién más patriota que ella para portar la bandera nacional en el cierre de los Juegos Olímpicos.

— ¿Cómo fue ese momento?

— Increíble, fue la frutilla del postre de unos Juegos y 20 días soñados
Poder llevar la bandera siempre es un gran honor, la bandera representa a todo el país, a todos esos argentinos que nos estuvieron alentando antes, durante y después, así que feliz de poder hacerlo.

— ¿Cómo comparás los logros de la medalla de bronce en los Juegos de Pekín con la de oro ahora?

— Creo que fue una emoción similar en cuanto al logro, fue un sueño en las dos oportunidades. Ahora tal vez venía de logros importantes: el mundial del año pasado, el subcampeonato del mundo en 2014
Entonces lo viví diferente. Quizás todavía no caigo, porque me focalicé tanto en que éste era un torneo más que no puedo hacer la comparación…

— ¿Cómo fue el aliento para los deportistas argentinos en esta oportunidad?

— Hubo muchísima más gente en todas las tribunas, y por otro lado el hecho de que haya sido televisado por más de un canal sirvió para que la gente se enganche y apoye muchísimo más el deporte. También ayudó que haya sido en un horario igual al de Argentina y la cercanía geográfica permitió que pudieran viajar muchos. Y todo ese apoyo se sintió de cerca. Hablándolo con chicos de otros deportes, me contaban que les pasó lo mismo que a mí, algo que no nos había pasado en ninguna otra competencia, así que creo que fue el plus que nos sirvió para obtener los resultados que tuvimos.

— ¿Sentís que hubo una futbolización en los Juegos? ¿Cómo sentías vos el aliento de la gente cuando estabas por luchar?

— Yo en particular sentí mucho aliento por parte de los argentinos que estaban ahí: familiares, amigos o gente que no conocía. También de un montón de gente de Brasil que conozco por el judo, o no, pero que me decían: “Somos brasileros, estamos con vos”. La verdad es que yo particularmente sentí mucho el cariño de todos y no me di cuenta si hubo alguna pelea o si se “futbolizó”, por decirlo de alguna forma, entre argentinos y brasileros. Si pasó no me di cuenta y nunca me lo nombraron ninguno de los chicos conocidos míos que estuvieron en la tribuna, y por el contrario muchísimos brasileros se acercaron a saludarme, así que contenta por eso también, porque el judo marca también un poco eso: culturalmente es un deporte que une.

Pareto es la primera mujer argentina que obtiene una medalla dorada en una olimpiada.
Pareto es la primera mujer argentina que obtiene una medalla dorada en una olimpiada.

— ¿Las reglas son muy éticas en el judo, no?

— Si no hay un rival es imposible ganar, entonces ante todo está el respeto por el contrincante, que aparte hace lo mismo que vos, el mismo esfuerzo… Eso se aprende desde chico.

— Cuando estabas por luchar, ¿escuchabas el aliento o estabas concentrada en lo tuyo?

— Estaba en lo mío, pero igual sentía el aliento de la gente, escuchaba los gritos de amigos, voces que reconozco… así que creo que también me sirvió para, sin perder el foco, saber que tenía esa energía extra.

— ¿Cómo fue el regreso? Porque cuando volviste a la Villa muchos querían encontrarse con Pareto…

— Sí, ya antes de competir me había sacado fotos con varios de la delegación, y me sorprendió. Pero no sé qué va a pasar de acá en adelante en la calle, en el colectivo, en el lugar al que vaya. Yo creo que me sirvió que haya sido escalonado, si no sería un choque bastante fuerte.

— ¿Qué detalles me podés contar de la Villa? Querías cruzarte con algún atleta en especial, por ejemplo… Usain Bolt?

— Yo la verdad es que soy muy fan de lo nuestro, de lo argentino y me gustaba estar ya en el mismo edificio, compartir el lugar con los chicos argentinos, así que eso fue una de las cosas que más feliz me puso. Nos juntábamos mucho en el primer piso a ver otros deportes donde competían argentinos, y eso es una de las mejores cosas que uno comparte con grandes ídolos, una muestra de humildad por parte de ellos, porque muchos estaban en la villa por propia elección, como los chicos del seleccionado de básquet. Está clarísimo que podrían haber ido a hoteles o a lugares mucho más tranquilos y más cómodos, igual que los chicos de tenis. Y eso de parte de ellos, querer estar ahí, es de las cosas más lindas que me llevo, porque muestra la calidad de personas que son y muestra el espíritu argentino: estamos todos ahí y juntos estamos mucho mejor. La idea era ir y compartir el momento.

— ¿Las camas de los basquetbolistas y la tuya eran del mismo tamaño?

— Las de los basquetbolitas son especiales. La mía no, yo entro en cualquier parte, ja ja.

— Peque, ¿de dónde sacás la fortaleza para tus logros?

— Es un trabajo que venimos haciendo con mí psicólogo desde hace rato. Así como se entrena la parte técnica y física, se entrena también lo psicológico, y creo que lo que más pienso antes y durante cada combate, es el esfuerzo que hago más allá de lo deportivo: tener que dejar a mi familia, a mis amigos
Dejás un montón de cosas de lado, y eso es lo que me da la fortaleza para decir: “Estoy acá y no fue en vano todo lo hecho”. De ahí saco la fuerza, del esfuerzo mío y de mi entorno. Y que todos estén ahí en ese momento fue un plus, fue lo que hizo la diferencia para, esta vez, llegar al oro.

— ¿Cómo hiciste para conciliar el deporte de alto rendimiento con el estudio de una carrera universitaria tan demandante?

— Creo que la clave estuvo en organizar los tiempos. Saber que el poco tiempo que se tiene hay que usarlo al cien por ciento, para hacer lo mejor de uno en cada momento, porque si no lo aprovechaba era tiempo perdido para lo otro.

¿Conocés Nordelta?

Sí, fui varias veces, tengo alguna amiga que vive ahí. He ido a comer, tiene varios lugares lindos. Es un lugar muy tranquilo, muy de Tigre. El ámbito de tranquilidad se mantiene, así que me gusta mucho.

— ¿Cuáles son tus próximos retos deportivos?

— El año que viene habrá uno o dos torneos panamericanos, está el mundial también. Hay que ver cómo llego para ir y cómo se cuadra con la parte médica, porque en lo que queda de este año y del año que viene mi idea es prestarle atención a eso, para después sí poder equiparar las dos actividades.

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