El arquitecto e interiorista Javier Iturrioz, uno de los más prestigiosos de nuestro país, destaca el valor que una pieza antigua le da a un ambiente contemporáneo. “Juega en tu decoración como punto de partida o hilo conductor”, asegura, y da pautas sobre dónde buscar y cómo distinguir buenos muebles y objetos de época.
“Soy un convencido de que una casa con piezas antiguas adquiere otro sabor y una patina que no consigue dársela jamás el mueble más moderno. Cualquiera puede ir a una tienda y comprar un mueble en serie, pero una antigüedad es única y solo tuya, y desde ya da carácter y personalidad a ese ambiente. El valor decorativo y escenográfico que puede dar una pieza antigua es increíble”, afirma el arquitecto Javier Iturrioz, quizás el más internacional de los decoradores argentinos, habitualmente contratado por firmas de primer nivel para ambientar sus locales en las grandes ciudades del mundo.
¿Qué es una antigüedad?
Hoy se puede hablar de objetos de los años ’50, ’60 o ’70, pero para mí una antigüedad tiene que ser del comienzo del siglo XX para atrás. Después Y por supuesto hay diferentes calidades, no todo lo antiguo es bueno.
¿Cuáles son los parámetros para distinguir si una antigüedad es buena?
En general la calidad se percibe. Más allá de su estado actual, te das cuenta de la manufactura, la nobleza del material… Hay también muy buenas réplicas, pero el que conoce del tema sabe qué clavos se usaban en cada época, las técnicas. Para tener ojo y que no te vendan gato por liebre, conviene consultar, sobre todo si se trata de una pieza costosa. Pasa lo mismo que con un buen cuadro, hay que saber.
¿Es posible restaurar bien una antigüedad?
Sí. Yo hace poco me compré a muy buen precio una especie de paragüero cigüeña, que estaba muy de moda en el art noveau, alrededor de 1915 o 1920, al que le faltaba una pata y una parte de atrás, lo llevé a un buen restaurador y cuando me lo entregó había que ser mago para darse cuenta del arreglo. Cuando es un buen anticuario, como los que hay sobre la calle Defensa, en San Telmo, ya te entrega la pieza restaurada. En los remates, en cambio, muchas veces encontrás muebles y objetos antiguos que son auténticas glorias y te los venden así como están, vos tenés que encargarte de la restauración.
En esos casos es fundamental encontrar a la persona adecuada para ese trabajo.
Sí, claro. En Buenos Aires tenemos excelentes restauradores, con una maestría que muchas veces les viene de sus padres y abuelos. Yo en mi celular tengo los contactos de no menos de 12.
¿Cómo hacen para reemplazar, por ejemplo, una pata de una mesa del siglo XIX?
En maderas hay de todo, y con la pátino o el lustre le llegan a dar el mismo tono del original. Lo mismo pasa con los enchapados, el marfil o el nácar, su trabajo es impecable. También con el vidrio, la porcelana y la cerámica, es sorprendente.
Por la herencia cultural y la influencia europea, en Buenos Aires se encuentra de todo, ¿no?
¡Sí, es maravilloso! Y hay precios que son irrisorios, si los comparás con lo que pagás por piezas similares en New York, Londres o París. Por eso vienen tantos extranjeros a comprar acá, sobre todo cuando hay buenos remates. Las familias patricias traían todo de Europa, todavía hay casas enteras armadas con esas cosas, y cada tanto se subasta alguna. Y para comprar, yo siempre digo que una buena antigüedad es un cheque al portador, conserva su valor.
¿Hay muebles de autor, firmados?
Por supuesto. Hoy en algunos anticuarios de San Telmo podés encontrar muebles estampillados y firmados por ebanistas de la época de Luis XV o XVI, comprados en París a fines del siglo XIX. Algunos inclusive tienen registrada toda su historia, con el listado de las familias que los tuvieron. Son glorias.
¿Cómo recomendás utilizar estas antigüedades en la decoración de una casa actual?
Para mí, en una casa moderna, con muebles contemporáneos, este tipo de cosas son la vedette, “el” objeto de arte de la casa, que tiene que estar bien expuesto e iluminado. Yo los tapizo con géneros actuales, con rayas, colores, y así los aggiorno al siglo XXI.
Y marcan un contrapunto con el entorno, se destacan más así.
Por supuesto, lo elevás más todavía. Hace un par de años estuve en París en una muestra en el Museo de Arte Decorativo, en la que los mejores decoradores de Francia tenían que elegir un objeto del museo para hacer todo un espacio con esa pieza, para resaltarla, y vi cosas maravillosas. Para mí una antigüedad te juega en tu decoración como punto de partida o hilo conductor.
¿Puede ser una única pieza, o si colocás una antigüedad en un ambiente tenés que poner alguna otra en otro sector de la casa?
Puede ser algo único, tranquilamente. Hay piezas decorativas, no necesariamente caras, que son súper escenográficas, como una vasija, una araña de caireles, una alfombra… Muchas veces es algo heredado. El mundo de las antigüedades es fascinante, te vas metiendo en él y te dan ganas de seguir, es el famoso camino de ida.
¿Dónde conviene ir a buscar estas piezas?
San Telmo es la capital, pero también hay buenos anticuarios en Recoleta y Retiro… Y en cualquier caso, son una caja de pandora, hay que estar atento y tener buen ojo. Lo mismo pasa en el interior de la provincia de Buenos Aires, en los remates de viejas casas de campo podés descubrir cosas increíbles.
Los anticuarios de San Telmo
Sólo en el barrio de San Telmo hay 500 de estos verdaderos museos a la calle y en toda la ciudad de Buenos Aires se cuentan 2.000. La mayor concentración de anticuarios está sobre la calle Defensa, entre San Juan e Independencia. Atesoran desde muebles, lámparas y vajilla, hasta muñecas y miriñaques de época.
“Si vas a Nueva York o Londres, estas piezas valen el doble o el triple que en nuestro país. Las antigüedades en Argentina son baratas. Los coleccionistas o intelectuales del arte vienen acá a ver y comprar piezas que nunca ven, ni siquiera en los museos más importantes de afuera, como Alemania o Francia. Según National Geographic, el mercado de antigüedades de Argentina es el segundo más importante del mundo”, dice Luis Guevara, asesor en arte y antigüedades en Guevara Gallery, referente en Art Nouveau y Art Deco.
En San Telmo también hay muy buenos restauradores. En general son familias de ebanistas, artesanos, lustradores, tapiceros, plateros, herreros, etc.
Para más información, conviene dirigirse a la Asociación de Anticuarios y Amigos de San Telmo, cuyo presidente es actualmente Norberto Medrano. www.santelmo.com.ar