La confirmación de un camino

Semanas atrás, Eduardo Costantini anunció que dejaba la presidencia del museo que él mismo fundó casi 20 años atrás. Su sucesora es Teresa Bulgheroni, dueña de una larga trayectoria en instituciones ligadas al arte en todo el mundo. En estas líneas refleja sus ideas y objetivos.

A pesar de que más de una vez Eduardo Costantini había dicho que en algún momento iba a dejar la presidencia de Malba, el anuncio sorprendió a todos. Porque finalmente lo concretó, y en su lugar propuso a Teresa Aguirre Lanari de Bulgheroni, hasta entonces integrante del Comité Asesor del museo. “No esperaba el ofrecimiento, para nada. Sabíamos que algún día lo iba a hacer, estaba dentro de sus planes dejar la presidencia, pero nunca nos imaginamos que iba a ser ahora. Es una decisión muy personal de Eduardo. Su interés es que Malba vaya siendo cada vez más abierto a la sociedad, que trascienda su persona, como tantos grandes museos del mundo que se iniciaron con una colección familiar y se transformaron en una institución pública”, aseguró la flamante presidenta en diálogo con esta revista.

— ¿Cómo nació su vínculo con el museo?
— Yo con Malba estoy vinculada desde su comienzo, al principio como miembro de la Asociación Amigos del museo. Después integré el Comité de Adquisiciones y finalmente el Consejo Asesor, cuando Eduardo comenzó a compartir las decisiones con respecto al museo. Este año me ofreció ser la presidenta, responsabilidad que me entusiasma y me honra. Él queda como presidente honorario, y garantiza el sostenimiento del museo con un aporte en dinero que va a mantener mientras viva e incluso por 15 o 20 años más luego de que él ya no esté más. Es una visión muy generosa de su parte.

— ¿Cuáles son sus objetivos y cuál será su aporte?
— Voy a incorporar algo más personal, que conversaré con el Comité Asesor. Fundamentalmente, el tema del foundraising es algo que se tiene que seguir desarrollando, y también profundizar la participación de las provincias, para que más gente del interior, aunque no pueda venir presencialmente, pueda aprovechar los cursos, ver las exposiciones virtuales… Este museo tiene mucho para darle a la sociedad.

— Este año aprendimos que la virtualidad puede aportar bastante…
— Sí, claro, y yo creo que llegó para quedarse. Los museos se tienen que reinventar, todavía no sabemos exactamente cómo, pero creo que van a coexistir la presencialidad y la virtualidad. Los ciclos Malba Literatura y Malba Cine tienen que potenciarse en este sentido, tanto para el interior como para el exterior del país.

— El museo ya abrió después del cierre por la pandemia, ¿cómo está funcionando?
— Hay que sacar las entradas por la web. Y aprovecho para invitar a todos a ver dos exposiciones fabulosas: una es la de Remedios Varo, que termina en febrero; y el mismo día pueden visitar la visión de la colección que hizo la nueva directora artística del museo, Gabriela Rangel.

— ¿Cómo es su interacción con ella?
— Tenemos una relación muy buena, es una persona que yo admiro muchísimo, nos conocíamos de antes ya. Cada una tiene sus responsabilidades: las de ella pasan por la planificación artística y las mías por lo institucional, pero siempre en concordancia.

— ¿Cómo encontró al museo?
— Yo lo conocía mucho, pero no tenía la relación diaria que hoy tengo. Me encontré con una institución ordenada, confirmé que la gran incidencia que tiene en el mundo cultural argentino y su muy buena imagen en la ciudad vienen desde adentro.

— ¿Esa imagen se proyecta internacionalmente?
— Malba tiene relaciones internacionales ya establecidas, con muchas ciudades de Estados Unidos, de América Latina, de España… pero todo eso se puede intensificar, más después de la pandemia. Gabriela Rangel tiene una cantidad de conexiones dentro del mundo artístico y las está potenciando, con todos los proyectos que tiene, como La Historia como Rumor y Hable con Ella.

— En cuanto a la colección, ¿hay algún gran artista latinoamericano que falte?
— Malba tiene dos núcleos muy bien representados, el de Xul Solar y el de Berni, y dentro de los proyectos está el de hacer otro de alguna mujer argentina… Siempre va a faltar algo, hay mucho camino por recorrer.

— ¿A qué se le tiene que dar prioridad, a adquirir obra de artistas consagrados o a nombres nuevos, emergentes?
— Pienso que ambos tienen que estar bien representados. Los emergentes porque se pueden comprar a precios muy convenientes, que luego pasarán a otro nivel, y los consagrados son importantes porque una colección tan bien llevada como la de Malba tiene que tener grandes cosas.

— Dentro de la colección, ¿puede establecer un ranking de las obras que más le gustan?
— El Abaporú, el autorretrato de Frida y todas las obras de Xul Solar. Los Berni son fantásticos, pero Xul Solar me fascina.

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