Monticchiello, Montepulciano, Cortona… los pueblos se suceden uno tras otro, y todos parecen escenarios de película. Recorrerlos implica sumergirse en su aire medieval y renacentista, enlazarlos permite internarse en valles verdes salpicados por viñedos y olivares. Un viaje imperdible.
Tierra de cipreses oscuros, hayas, prados cubiertos de amapolas, viñedos, olivares y girasoles, la región de Toscana es verde, dorada, aromática y seductora. La espléndida ciudad de Siena, que cuenta con una muy buena conexión ferroviaria con varias ciudades europeas, fue nuestro punto de partida para recorrer los sesenta kilómetros que nos separaban de Monticchiello, tomando la ruta SR2.
La entrada al Valle D’Orcia fue un regalo para la vista y los sentidos. El valle, “el corazón verde de Italia”, se extiende hasta el límite de la Toscana con la región de Umbria. Patrimonio de la Humanidad desde 2004, amado y visitado por gran cantidad de turistas, vive una importante revalorización cultural, artística y social.
Monticchiello
Una de las joyas imperdibles de La Toscana, Monticchiello resultó el punto ideal para alojarnos y tomar como base para recorrer los alrededores.
Situado en lo alto de una colina, el centro histórico es su mayor atractivo. Se puede llegar en auto hasta la Puerta de Sant’Agata y desde allí caminar por sus laberínticas calles empedradas, descubriendo pequeños comercios, un par de restaurantes, la Iglesia de San Leonardo y San Cristóforo, la torre del Cassero y uno de los mayores orgullos de sus poco más de doscientos habitantes: el teatro Povero, teatro Pobre o de campesinos, y el Museo del Teatro.
Desde la Puerta de Sant’Agata, único ingreso a las murallas, la vista hacia el interminable valle es incomparable: un manto de colinas verdes, cipreses, olivos y viñedos, es el lugar ideal para esperar la puesta del sol. A nuestras espaldas encontramos otra agradable sorpresa: el wine & food La Guardiola, ideal para disfrutar exquisitas tablas de fiambres y quesos regionales, excelentes platos calientes y degustaciones de los mejores vinos de la zona.
Nuestro alojamiento fue La Casa di Adelina, que originalmente fuera el estudio de la pintora Adelina Quadri y ahora, regenteado por su hijo Francesco, es un B&B que ofrece habitaciones y departamentos totalmente equipados con muy buen gusto. El desayuno fue un verdadero festival de sabores, aromas y texturas, disfrutado en un ambiente refinado y de gran personalidad.
Montepulciano
A sólo trece kilómetros de Monticchiello descubrimos Montepulciano, un pueblo medieval amurallado, que a partir del siglo XVI fue el centro de un gran fervor cultural y artístico. El ingreso, a pie, es por la monumental Porta al Prato. El pueblo es un gran foco de atracción para los turistas, gracias a sus características urbanísticas y a diversas manifestaciones de las que es protagonista, especialmente relacionadas con los magníficos viñedos que la rodean, de los que se obtiene el óptimo Vino Nobile di Montepulciano DOCG.
Dueño de un importante centro comercial poblado de negocios de todo tipo, el corazón del burgo es la maravillosa Plaza Grande, en la cual se alzan el Palacio Municipal, del siglo XIV, y la Catedral del siglo XVII consagrada a la asunción de la Virgen María. Para agendar: aperitivo o té de la tarde en Caffe Poliziano, elegante bar y restaurante de estilo belle époque.
Cortona
El boom turístico de Cortona y de numerosos pueblos vecinos comenzó en el año 2003, a raíz del éxito de la película Bajo el sol de la Toscana, protagonizada por Diane Lane, sobre un libro de la escritora Frances Mayes. La protagonista, una norteamericana divorciada, se empeña en rescatar del abandono una vieja casa (Bramasole) y así la vida comienza a resucitar para ambas.
La calle principal tiene un intenso movimiento comercial, con una amplia oferta para el turista: bares, restaurantes, pizzerías, galerías de arte, enotecas, heladerías, tiendas de souvenirs, perfumerías, librerías y anticuarios.
Al final de la misma nos recibe la Piazza Signorelli, enmarcada por el teatro del mismo nombre, el Palacio Comunal (del siglo XII) y a unos trescientos metros la Catedral Santa María Assunta. Enfrente encontramos el Museo Diocesano, antigua iglesia del Gesù, con obras maestras de Pietro Lorenzetti, Luca Signorelli y una colección importante de arte sacro. Fuera de las murallas descubrimos otra maravilla arquitectónica renacentista, la Iglesia Santa María Nuova, construida en 1554 por Giorgio Vasari.
Animada, amable y cordial, Cortona ofrece además la cercanía con Castiglione del Lago (20 km), Arezzo (30 km), Pienza (50 km) y Perugia (56 km). Una tentación irresistible.
Datos útiles
Alquiler de autos: Lo mejor es retirar el auto en Siena y desde allí recorrer. La plataforma www.rentalcars.com es muy recomendable. Es importante tener habilitado el GPS, ya que su utilización llega a ser imprescindible.
Licencia: Es necesaria la licencia de conducir internacional, aunque no todas las compañías de alquiler de autos la piden. En caso de accidentes, control policial o cualquier otro problema, es obligatorio presentar la licencia internacional junto a la nacional.
Estacionamientos: Para utilizar los parkings libres hay que comprar en las tabaquerías un “reloj” (orologio) de cartón, donde hay que consignar la hora de ingreso. Abarca dos horas, tras las cuales se está en infracción. Las multas son caras y llegan, aunque pase un tiempo.
Alojamiento: En Monticchiello, info@lacasadiadelina.it; en Cortona, La Casa dell’Ermanna (www.hoteles.com).