El honorable señor Crespo

Fue uno de los grandes goleadores de la Selección, ídolo de River y figura en muchos clubes europeos. Vivió en Nordelta y, ya como director técnico, ganó la última Copa Sudamericana con Defensa y Justicia. Hoy entrena al Sao Paulo brasileño y mantiene el perfil serio, profesional y al mismo tiempo apasionado que siempre lo caracterizó.

Hernán Jorge Crespo no sabía cómo iba a ser su reencuentro con los hinchas de River. Había partido a Europa en 1996, después de hacer dos goles para ganar la segunda Copa Libertadores de la historia del club de Nuñez. No retornó más, sino que colgó los botines en 2012, jugando para el Parma de Italia. En su exitoso paso por el viejo continente, jugó para los equipos italianos Parma, Lazio, Inter, Milán y Genoa, y para el Chelsea inglés. En buena parte de esos años fue convocado para la Selección Argentina, y aunque es su cuarto goleador histórico con 35 goles, jugó tres Mundiales (Francia 1998, Corea-Japón 2002 y Alemania 2006) y obtuvo la medalla plateada en los Juegos Olímpicos de Atlanta ´96, es de una camada de jugadores que nunca ganó un título con la camiseta albiceleste. Justamente, esa racha se cortó con el reciente título de Argentina en la Copa América 2021. “Todos los que pasamos por estos 28 años sin títulos con la Selección fuimos “grandes perdedores”. Pasamos muchos futbolistas, que intentamos ganar torneos y no lo logramos. Quienes lo buscamos más de una vez, porque tuvimos la capacidad y la fortuna, nos sentimos identificados en Messi y en Di María. Yo me sentí culpable mucho tiempo porque también me han hecho creer que era ganar o nada. Y no es así, es intentarlo de la mejor manera posible, sabiendo que está la posibilidad de perder y la hermosa posibilidad de ganar también, pero especialmente, estar presente con toda la valentía y el esfuerzo posible. Yo me he sentido un poco culpable por sentir que sin victorias no inspirábamos. Aunque hubo muchísimos ejemplos para admirar en todos estos años”, dijo un profundo Hernán Crespo en una columna del diario La Nación. 

El pibe de Florida, el que hizo 323 goles en su carrera y nunca fue expulsado, finalmente tuvo su sentido homenaje y reconocimiento en River el 17 de febrero de 2020, ya devenido en entrenador: Banfield, equipo al que dirigía, fue a jugar contra River en el Monumental y cuando salió a la cancha todos los hinchas lo vitorearon: “Olé-Olé-Olé-Oleé…Crespo…, Crespo…”, y el hombre que siempre fue un señor se llenó de lágrimas. Después del Taladro, y mientras vivía en el barrio Los Castores de Nordelta, pasó a Defensa y Justicia, donde obtuvo la Copa Sudamericana 2020, el primer trofeo oficial del club, y también el primero en su carrera como DT.  Luego le llegaron varias ofertas de Brasil, eligió al Sao Paulo, con el que obtuvo el campeonato Paulista. “Hoy me encuentro apasionado y feliz como entrenador”, contó en exclusiva a Revista Nordelta quien hoy tiene 46 años y es padre de tres mujeres.

—¿Qué comparación podés hacer de tu paso como entrenador en Italia (Primavera y Módena), Argentina (Banfield y Defensa y Justicia) y Brasil (San Pablo)?

—Todas las ligas tienen algo que las distingue y es un desafío encontrarle el secreto a cada una, debería ser muy profundo para detallar las características: Italia es el referente de la táctica, Argentina es una liga muy intensa, en Brasil sobra el talento. De todas formas, el desafío más grande es respetar nuestra identidad de juego, lo que me representa como entrenador, lograr un equipo protagonista e intenso, sea en la liga que sea. 

—¿Cuánto cuesta dejar los botines para pasar del otro lado de la línea de cal y ser DT? 

Los primeros meses se puede decir que es difícil, muchos años de una misma rutina, es un cambio muy grande. Luego aprendí a disfrutar de otras cosas que antes no podías, compartir más momentos con mis hijas, con mi familia. 

—¿Cómo va tu experiencia en Brasil, cómo es la comunicación con los jugadores?

Tenemos una gran comunicación con el grupo, el idioma no es una barrera para entendernos. Les agradezco la paciencia, de a poco voy mejorando con el idioma, estoy tomando clases online de portugués, es un idioma que me gusta y tengo interés en aprender.

—¿Cómo te afectó la muerte de Diego Maradona?

Diego fue una inspiración para mí, le debo gran parte del amor y la pasión que tengo por el futbol. De chico todas mis carpetas del colegio estaban forradas con imágenes de él.

Agradezco haber podido compartir muchos momentos junto a él que siempre recordaré y llevaré en mi corazón.

—En general, ¿cuáles son las cosas que más extrañás de Argentina y de Europa?

La carrera de futbolista y la de entrenador incluyen moverse de un lugar a otro y es algo con lo que viví desde muy joven. Sin dudas lo que más extraño es a mis hijas, con quienes disfruto de cada videollamada. De todas formas, me gusta enfocarme y focalizar la energía en el lugar que estoy, Sao Paulo es una gran ciudad y disfruto de conocerla más cada día.

—¿Te gustaría dirigir a River, la Selección o algún club de Europa?

Me gusta pensar plenamente en el club en el que estoy hoy, creo que es importante poner mi energía en el trabajo de cada día. Sao Paulo es un club enorme, en donde tenemos grandes desafíos y debo ser respetuoso. La carrera de entrenador es larga y estoy seguro de que va a ser un camino con grandes oportunidades que vamos a encarar con compromiso y convicción.

—¿Alguna cuenta pendiente?

Profesionalmente, siempre está en la cabeza ganar la Copa del Mundo y el Mundial de Clubes.

—¿Cuál fue el partido más emocionante que recordás haber jugado o dirigido?

Sin ir muy atrás; la final de La Copa Sudamericana que ganamos con Defensa y Justicia, tuvo la particularidad de que estén mis hijas en el estadio, luego de no haber podido estar con ellas durante largos meses por la pandemia. Poder compartir ese momento de felicidad junto a ellas es algo que no olvidaré jamás y queda en el top de momentos vividos en el fútbol.

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