Texto Diego Moresco Director ejecutivo de Nordelta S.A.
Empieza a delinearse luego de 25 años de desarrollo el lugar de Nordelta que venimos pensando desde el inicio.
Al principio lo llamamos genéricamente centro cívico porque era la denominación que en ese momento mejor explicaba su contenido y función a la comunidad.
Hoy le decimos Centro.
Aprendimos en estos años que los lugares más atractivos son aquellos que ofrecen contenidos y programas balanceados para sus habitantes, un buen diseño del espacio público, y finalmente buena arquitectura y calidad de construcción.
Así fue como en el año 2015 la comunidad cristiana construyó su iglesia de La Sagrada Familia y la comunidad judía el templo de Fundación Judaica. En el año 2019 empezó la construcción del sanatorio de Swiss Medical, y luego apareció el restaurante Manso. También se hicieron algunos proyectos piloto como El Muelle (hoy Manso), la huerta, Bike Point y un centro de kinesiología.
Bajo este mismo concepto de trabajar los programas más que la cáscara que los contenga, empezamos hace unos años (durante la cuarentena del Covid) a delinear el proyecto de educación universitaria.
Para esto nos propusimos analizar nuestro público objetivo: la generación Z, los centennials.
Una generación activista, participativa, móvil, marcada a fuego por la problemática del cambio climático, que produce de forma colaborativa, consume con conciencia, desea estar donde las cosas ocurren.
Tienen una gran capacidad de organizarse a partir del eficaz uso que hacen de las plataformas tecnológicas. Su vínculo con la tecnología es tal que no conciben que hubo un tiempo reciente donde eso no existía. Los Z viven conectados no por decisión propia, sino porque así es su mundo, en red, en vivo, “en beta”. Para ellos la tecnología no es un dispositivo o una plataforma, es una matriz inescindible de su condición de ciudadanos globales a través de la cual se representan a sí mismos, sin adherir a los sistemas de representación vigentes.
Esta nueva configuración cultural ubica a los Z en un lugar novedoso frente a la idea del aprendizaje. Para ellos la experiencia de aprender es algo posible de encontrar con el mínimo esfuerzo en cualquier momento del día, en cualquier lugar físico y desde cualquier plataforma de contenidos.
Los Z prueban, viven en primera persona procesos de experimentación. Reconocen que el mundo está en debate, que muchas convenciones no producen el resultado esperado, que existe una crisis de significado de muchas de las instituciones y rutinas que colonizan el quehacer cotidiano, y que los guías habituales (editores, curadores, enciclopedistas, diseñadores curriculares, sacerdotes, líderes formales de las organizaciones, jefes, ‘expertos’, docentes) deambulan dando órdenes y directrices sin mucha convicción con sus brújulas dañadas.
Hoy en Nordelta hay 5 colegios, y en un radio de 30 minutos hay otros 15, todos bilingües y de doble escolaridad. Unos 20.000 chicos, que promueven más de 1.000 potenciales alumnos universitarios cada año.
En su mayoría jóvenes que comienzan su educación superior sabiendo que existen nuevas formas de aprender. Ya no son seducidos por marcas e instituciones de prestigio tradicional. Para merecer su interés es necesario proponer un modelo fusionado, que disponga plataformas de intercambio entre saberes.
Un territorio físico, aunque también simbólico, en donde la actividad se presente como una mezcla indistinguible de oportunidades de participación, experimentación y realización personal y colectiva. Un lugar para prototipar carreras y ofertas académicas del futuro.
Un sistema de interacción entre el conocimiento y la producción, en respuesta a estas nuevas demandas, que conecte talento con oportunidades. Con un diseño multiservicio para aprender viviendo: aprendizaje, experimentación, acceso a la realidad productiva, oportunidades de validación competitiva, vivienda y actividades culturales. Y una poderosa batería de recursos: gestión de la comunidad, tecnología robusta, pertinencia de marcas y arquitectura de vanguardia.
Todo esto aspira a ser Área Beta. Un largo camino que queremos emprender con el acompañamiento inicial de instituciones educativas: Universidad de San Andrés y Universidad Austral; empresas: Nordelta, Telecom, Oracle; operadores de cowork: Circular, If Chile.
El primer edificio está en construcción, para empezar a operar en 2026.
Área Beta. Con ADN Nordelta.
En colaboración con Juan María Segura.