*Texto Patricio Di Nucci
Dante hace una modificación de la estructura narrativa al llegar al Paraíso. Si el Infierno y el Purgatorio se trabajan en espejo, la tercera cántica tomará como modelo la concepción tolemaica del mundo, es decir: la tierra es el centro del universo y todo gira en torno a ella. Así va construyendo las diferentes esferas celestiales conforme a esa comprensión del universo. Desde la visión que se tiene desde la tierra mirando al cielo, la Luna viene primero, luego Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter, Saturno y las estrellas fijas para entrar, a continuación, en el mundo de la divinidad; ese ingreso ya no resulta de la observación del movimiento planetario, sino de la fe; allí en ese último mundo celeste habita Dios, escoltado por los coros angélicos. En cada esfera, marcada por el derrotero del plantea correspondiente, habitan los santos identificados con el planeta; así en Marte lo harán los guerreros, como en Venus los santos amantes.
El Paraíso es la cántica más elaborada filosófica y teológicamente de las tres. Claramente al llegar a este punto del desarrollo de la obra, Dante es un poeta más trabajado tanto en la técnica empleada en el poema como en el mensaje a comunicar. Entre los primeros y los últimos versos del poema han pasado al menos quince años, los últimos de la vida de Dante, y se nota; Boccaccio, que fue un gran biógrafo y conocedor, además de divulgador de La Divina Comedia, dice que muy probablemente la primera parte del Infierno (hasta el canto VIII) fue escrita antes del exilio que comenzó en 1202; razón que justifica la rigidez de los primeros cantos con el resto de la obra hasta la sublimidad del Paraíso.
Claramente la obra está escrita con finalidad artística sin ninguna pretensión profética. Esto vale para no certificar como condenados a los personajes del Infierno como salvados a los del Paraíso. Se ve claro en las intenciones de Dante al forzar el criterio que emplea para justificar porqué Virgilio habita en el mundo de las sombras (Inf.,canto IV) y Catón (Purg., I) o Trajano (Par., XIX-XX) entre los salvados, mundo de la luz. Ninguno de los tres ha conocido a Cristo, argumento propuesto para ubicar en el Infierno a muchos justos o admirados por el poeta y, sin embargo, dispensa a Catón que, al estar en el Purgatorio, es alguien salvado, y Trajano, que está en el Paraíso. Para este último se ve obligado a hacer unas piruetas racionalmente inexplicables. Pero Dante es un artista y, como tal, goza de la libertad creativa que requiere cualquier obra.
Claramente, lo más importante no es lo que se diga de la obra sino lo que la misma obra nos dice a cada uno de nosotros lectores interesados en ella. Aquí van algunas sugerencias para leer más provechosamente La Divina Comedia.
1. Muñirse de una buena edición, con notas que identifiquen a cada personaje; son muchos.
2.No pretender comprender la obra en la primera lectura
3.Hacer una lectura con una guía, un dibujo, para distinguir adónde comienza y termina cada uno de los círculos del infierno, las terrazas del purgatorio y las esferas celestiales. Ordena la lectura.
4.Leer la obra por unidad temática, es decir: no cortar el relato en la mitad de un círculo del infierno, por ejemplo. Leerlo desde el inicio hasta el final. Luego se comenzará con otra unidad temática.
5.No leer la obra de un tirón; las consecuencias pueden ser desalentadoras porque se corre el riesgo de que cansen para quien no está habituado a este tipo de lectura.
6.No leer la comedia como único texto. Por la misma razón referida antes, para quien no está habituado a este tipo de obras, que no son propias de esta época, es recomendable intercalar lecturas menos demandantes.
A disfrutar a Dante porque podremos vivir sin haber leído su obra, pero luego de haberlo hecho somos distintos.
*El autor es Licenciado en Teología (UCA) y Licenciado en Letras (UBA)
Ilustración: Santiago Espeche Paraíso Terrenal, obra satelital intervenida.