El indio Kurush Bharucha, sommelier y Tea Master de Lipton, estuvo en la Argentina para brindar una masterclass sobre el mundo del té. Sus recomendaciones para preparar y disfrutar de las diferentes variedades.
Cuenta la historia que en 1890, el comerciante y empresario escocés Sir Thomas Lipton tuvo un anhelo: todo el mundo debería poder disfrutar de un té, sin importar la clase social. Porque, lo que hoy es una rutina para todos, en esa época parecía imposible, ya que el té era caro y sólo podían consumirlo los ricos. Así que el plan de Lipton consistía en democratizar el té, mediante un negocio innovador. Compró plantaciones de té en Ceylán y Kenia, revolucionó el mercado y, las hojas que en su momento fueron tan codiciadas, por fin llegaron al alcance de todos.
Hoy, el consumo de té se ubica en el segundo lugar en el mundo, sólo después del agua, y es reconocido por ser una fuente de hidratación. Su aroma único y característico se debe a las sustancias que se encuentran en sus hojas que, combinadas en un blend junto a frutas, especias o flores, no solo pueden crear inéditas variedades, sino también despertar nuevas sensaciones.
“Cuando vas a cualquier parte del mundo lo primero que te ofrecen es una taza de té. Y eso me encanta, porque, al ser una bebida cálida, conecta a las personas y rompe fronteras”, afirma Kurush Bharucha, sommelier y Tea Master de Unilever que, debido a la llegada de Lipton a la Argentina -la marca de té más vendida del mundo-, estuvo en Buenos Aires para brindar una masterclass y un tea tasting, con el fin de revelar los secretos y virtudes del té. “Porque catar no es sólo probar y listo, se trata de un acto multisensorial”, afirmó.
Kurush Bharucha nació y se crió en India, justamente uno de los países destacados en la producción y elaboración de diferentes variedades de té. Se introdujo en el mundo del té por casualidad. “Para ser un sommelier llegué a tomar 100 tazas por día para entrenar mi paladar”, comentó. Y, cuanto más conocía del deslumbrante mundo de las infusiones, más se enamoraba de lo que hoy en día considera su vocación.
Un té para cada gusto
Según Kurush, existe un estilo de té para cada persona. Sin embargo, entre sus favoritos, él destaca dos: “El Oolong, por su sabor naturalmente dulce y floral; y el Darjeeling, una variedad cultivada en el Himalaya y a la que muchos llaman el champagne del té, por su delicado aroma y carácter. Estas variedades son muy especiales, a los que sólo tengo acceso por ser un sommelier, pero si algún día quedo varado en una isla desierta, son los que me encantaría tener”.
Entre las variedades más tradicionales que podemos tomar a lo largo del día, el especialista recomienda: por la mañana, el English Breakfast, un té potente, con gran cuerpo, de especial sabor y aroma. Para ahuyentar el cansancio, el Earl Grey es ideal, un blend de té negro, con sabor floral, herbáceo y de notas cítricas. Por la tarde, nada mejor que celebrar la hora del té, con un suave té verde, que incluye un toque de amargor, gracias a sus hojas seleccionadas de Oriente. Por la noche, un té de menta o una infusión suave y delicada de manzanilla, son ideales para el momento del descanso.
¿Cómo prepararlo?
“Ante todo, se debe comprar un té de buena calidad y usar agua de primera, cuidando que la temperatura sea la ideal”, afirma Kurush, ya que uno de los errores más frecuentes es hervir demasiado el agua, o recalentarla. “Si el agua tiene mal sabor, el té también lo tendrá. Por eso debe ser fresca y rica en oxígeno”. Para un té negro, el agua debe estar casi en su punto de ebullición; en cambio, el té verde es más delicado y necesita una temperatura de entre 80 y 90 grados, a la que debemos dejar enfriar 30 segundos antes de volcarla a la taza.
Por otro lado, el té debe estar muy bien guardado, en un lugar seco y en un envase hermético, alejado de los productos de limpieza, ya que absorbe los olores muy fácilmente.
Asimismo, el tiempo que debe permanecer el saquito en la taza depende de la variedad: el té verde solo necesita dos o tres minutos; mientras que al té negro podemos dejarlo un poco más. Con respecto a las infusiones, el saquito se puede dejar hasta seis minutos, ya que necesitan de más tiempo para liberar su gusto.
Más allá de su sabor, lo cierto es que el té contiene flavonoides, cuyas propiedades son antioxidantes, antibacterianas y antivirales, por eso una rica taza de té también hace bien a la salud.