Tesoros de nuestra tierra

Los atardeceres en el bañado La Estrella son una atracción en sí mismos.

Días atrás, mediante el voto electrónico de miles de personas, se eligieron a las Siete Maravillas Naturales de la Argentina, con varios sitios esperados, un par de sorpresas y varias ausencias. Datos y fotos espectaculares de cada uno de ellos.

New 7 Wonders, la fundación internacional que años atrás impulsó la elección de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo y las Nuevas Siete Maravillas Naturales del Mundo, propuso hace unos meses definir las Siete Maravillas Naturales de la Argentina, a través de un sistema de voto electrónico, por internet y mensajes de texto. Se hizo primero una preselección, que resultó en una lista de 28 sitios, y a partir de ese momento se intensificó la votación, lo que incluyó campañas de provincias y municipios para promocionar “sus candidatos”.

Finalmente, los siete elegidos fueron: el célebre ventisquero Perito Moreno, dentro del parque nacional Los Glaciares (provincia de Santa Cruz); el parque nacional Talampaya (La Rioja); el parque nacional Nahuel Huapi (compartido entre Río Negro y Neuquén);  la selva misionera (Misiones); las Salinas Grandes (compartidas entre Jujuy y Salta, aunque el sector más conocido se encuentra en Jujuy); el bañado La Estrella (Formosa) y el río Mina Clavero (Córdoba).

Glaciar Perito Moreno

Un detalle de la pared frontal del glaciar Perito Moreno, con morrena incluida.

Con una pared frontal que se eleva hasta 70 metros por encima de la superficie del lago Argentino y una cercanía increíble con el público que se acerca a observarlo, el Perito Moreno era una fija para encabezar esta lista. La estrella principal del parque nacional Los Glaciares nace en el hielo continental y desciende hacia la península Mitre, ya que es uno de los pocos glaciares del mundo que aún avanza. Cuando el río de hielo llega a tocar tierra, actúa como dique: bloquea completamente el paso del agua del brazo Rico hacia el resto del enorme lago. Este proceso natural culmina cuando la presión del agua acumulada es tan grande que rompe el tapón de hielo, en un espectáculo incomparable que se da cada tres o cuatro años.

Talampaya

El cañón de Talampaya, flanqueado por altísimos paredones de arenisca rojiza.

El parque nacional riojano, situado en el límite con la provincia de San Juan, cobija una serie de paisajes sumamente escenográficos, entre los que sobresale el cañón de Talampaya, una gran falla en el terreno cuya historia se explica, resumidamente, así: cuando surgió la cordillera, se levantaron grandes porciones de suelo; algunas de ellas quedaron en forma horizontal, o sea, tal como estaban antes, pero mucho más elevadas. Fue lo que pasó con esta zona, que luego se partió en dos y por esa falla comenzó a circular agua que, con el correr de los milenios y ayudada por el viento, fue generando el cañón que vemos actualmente.

Los paredones rojizos son de piedra arenisca, tienen una altura máxima de 160 metros e incluyen curiosas formaciones, bautizadas como el Monje, la Chimenea, la Esfinge… La zona, además, está llena de petroglifos, testimonios de los aborígenes que vivieron aquí hace unos mil años.

Nahuel Huapi

El lago Villarino, una postal del parque nacional Nahuel Huapi.

La primera área protegida nacional del país (creada formalmente en 1922, como Parque Nacional del Sud) tiene como centro a la ciudad de San Carlos de Bariloche, pero sus bellezas naturales están en cada una de sus más de 717 mil hectáreas.

El gran lago que le da nombre comparte cartel con otros más chicos pero igualmente deslumbrantes, como el Espejo, el Correntoso, el Villarino, el Falkner, el Gutiérrez y el Mascardi. Entre los cerros se destaca el mágico Tronador, con sus tres picos cubiertos de hielo y nieves eternas. Y todo está cubierto por la alfombra verde que constituye el bosque andino patagónico, dominado por coihues, lengas, ñires y los notables arrayanes, entre otras especies.

Selva misionera

La exuberancia de la selva misionera, en las cercanías de los saltos del Moconá.

La jungla que cubre buena parte de la provincia de Misiones es el ambiente natural de mayor biodiversidad del país, con una riqueza de plantas y animales que sorprende a cada paso. Está limitada por los ríos Paraná y Uruguay, y cortada al medio por un cordón de sierras bajas, lo que determina la formación de numerosas cascadas, entre las que sobresale el salto Encantado.

Hay que señalar que las cataratas del Iguazú, en el parque nacional homónimo, no fueron incluidas en el listado argentino porque forman parte de las Nuevas Siete Maravillas Naturales del Mundo.

Salinas Grandes

La superficie de las Salinas Grandes parece un interminable rompecabezas.

Este desierto de sal abarca más de 21 mil hectáreas, que durante el verano suelen cubrirse completamente por una fina capa de agua, lo que le da un aspecto surrealista. Su sector más difundido, al que se accede desde Purmamarca por la ruta nacional 52 luego de atravesar la cuesta de Lipán, está en territorio jujeño. Allí hay piletones hechos por artesanos y trabajadores, que extraen bloques de sal para consumo humano y animal. En otras partes, conocidas por los guías locales, hay pozones naturales que son, por sí solos, una maravilla.

Bañado La Estrella

Para muchos fue la sorpresa de la lista, aunque para los que conocen este lugar no fue así. Este enorme bañado natural, que ocupa alrededor de 400 mil hectáreas en el centro de Formosa, comenzó a formarse a mediados del siglo pasado con los desbordes del río Pilcomayo. Se llega desde la localidad de Las Lomitas, a través de la ruta provincial 28, que una década atrás fue asfaltada y dotada de un largo puente con pasarelas a ambos lados, que constituyen un gran balcón para observar el paisaje.

La Estrella aparece como un gran lago de aguas transparentes, del que emergen árboles ya sin vida pero aún en pie, tapizados por enredaderas. La fauna autóctona reina aquí, con símbolos como el yacaré y el jabirú, una llamativa cigüeña que llega a medir un metro y medio de altura.

Río Mina Clavero

Este curso de agua del valle de Traslasierra incluye pozones y paredones naturales de piedra notables, pero sin dudas está lejos del carácter único que poseen los otros sitios elegidos y muchos que quedaron afuera de las siete maravillas (ver recuadro).

Las maravillas ausentes

Toda lista con un número predeterminado (sean tres, siete o diez) siempre es caprichosa, y muchas veces injusta, o por lo menos subjetiva. En este caso, muchos sitios fantásticos de nuestro país quedaron afuera de la selección, y, por lo menos, merecen ser nombrados. Aquí van algunos: península Valdés, Chubut; parque nacional Los Alerces, Chubut; esteros del Iberá, Corrientes; Cono de Arita, Salta; Campo de Piedra Pómez, Catamarca; parque provincial Aconcagua, Mendoza; quebrada de las Conchas, Salta; parque nacional Tierra del Fuego; serranía de El Hornocal, Jujuy; y parque provincial Ischigualasto, San Juan.

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