El enigma del Polo Norte

El fotógrafo austríaco Gregor Sailer, que diez años atrás estuvo en Nordelta realizando un trabajo sobre diferentes ciudades del mundo, acaba de publicar “La Ruta de la Seda Polar”, su nuevo libro, fruto de cuatro años de labor en las regiones más frías del mundo.

Gregor Sailer es un joven e inquieto fotógrafo del Tirol austríaco que en las últimas dos décadas se ha embarcado en originales y potentes proyectos editoriales que le demandan años de trabajo y viajes por los lugares más recónditos del planeta. En 2011 estuvo en Nordelta, como parte de la producción de su libro “Ciudades cerradas”, y meses atrás publicó “La Ruta de la Seda Polar”, un libro de 272 páginas y notable calidad gráfica, que indaga sobre el presente y futuro del Polo Norte, una de las regiones más frágiles y ricas del mundo. 

–¿Qué es La Ruta de la Seda Polar?

–El término se mencionó por primera vez en el Libro Blanco del Ártico Chino en 2018. Describe la política ártica de China para las próximas décadas. China espera que en 2050 la ruta marítima transpolar, la ruta directa en el Polo Norte, sea transitable sin hielo durante todo el año. Esta ruta es mucho más corta y, por lo tanto, más barata que la ruta a través del Canal de Suez. Entonces, incluso aunque China no sea un estado vecino directo del Ártico, invierte mucho para ser parte de los desarrollos futuros en esa región.

–¿Por qué elegiste ese nombre para el libro y qué es el proyecto que está por detrás?

–Para mí ese título incluye el mito de la Ruta de la Seda, que también hace referencia a aspectos políticos y económicos, pero también habilita espacio para interpretar. El proyecto trata la explotación económica de las regiones árticas y las reivindicaciones territoriales de los respectivos estados vecinos. Las consecuencias asociadas son las tensiones geopolíticas, así como la expansión de las estructuras militares y las estaciones de investigación que se muestran en la serie.

–¿Trabajaste en este proyecto solo o con alguien más?

–Bueno, en cuanto a la realización fotográfica en sí, trabajo solo la mayor parte del tiempo. Pero en términos de todo el proyecto, decenas de personas e instituciones han estado involucradas: científicos y universidades, estaciones de investigación, contactos militares, servicios secretos, ONG, equipos de editoriales y exposiciones, autores, diseñadores. Reunir a todas esas personas diferentes para finalmente crear un proyecto convincente también para los de afuera es un desafío.

–¿Por qué estuviste cuatro años en él?

–Trabajar en áreas restringidas con temas delicados significa que el proceso de investigación y organización consume mucho tiempo. Obtener los permisos necesarios lleva meses, a veces años. El objetivo era mostrar un amplio espectro de lugares expuestos y objetos arquitectónicos en diferentes estados del Ártico para permitir el acceso de personas ajenas a esos mundos en el contexto de un entorno difícil.

–¿Cuál fue la mayor dificultad que tuviste que enfrentar?

–Las duras condiciones climáticas en el sitio y la imprevisibilidad del Ártico han sido un desafío. De antemano, el proceso de organización a menudo terminaba en callejones sin salida, finalmente se denegaban los permisos. Debido a la pandemia, varios viajes se hicieron imposibles, eso fue frustrante. Y el aspecto financiero también fue difícil. Viajar a lugares tan remotos es muy caro.

–En cuanto a la fotografía, ¿cuál fue el mayor desafío?

–Estuve trabajando con temperaturas de 55°C bajo cero durante fuertes tormentas, el “white-out” y la noche polar. Eso en combinación con una cámara analógica de gran formato es un gran desafío. Las películas negativas se rompen a temperaturas de unos -50 °C, por lo que hay que tener cuidado. A menudo, el marco de tiempo apropiado para tomar fotografías era corto. Fue arriesgado, pero eso aumentó mi conciencia y percepción. Esta técnica mecánica analógica me hace independiente de las fuentes de energía y me permite trabajar al aire libre durante más tiempo antes de que la cámara se congele. El equipo pesa unos 30 kilos. Muchas veces tuve que caminar durante horas en terrenos difíciles y con malas condiciones climáticas, lo que requiere buenas condiciones físicas y mentales.

–¿Qué son los textos que hay en el libro?

–Me di cuenta de que es imposible transmitir la complejidad del tema únicamente con la fotografía. Así que invité a científicos y académicos a iluminar el tema desde una amplia variedad de perspectivas y disciplinas. Los mapas especialmente diseñados visualizan territorios, depósitos de recursos, rutas comerciales y la presencia militar alrededor del Polo Norte.

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