Un africano en la cumbre del mundo

Francis Kéré nació en Burkina Faso en 1965, comenzó a estudiar arquitectura a los 30 años en Alemania y desarrolló una trayectoria profesional fuertemente comprometida con el medio ambiente y la situación social de su país. Es el primer africano que gana el premio Pritzker.

El ganador del premio Pritzker 2022 no solamente es arquitecto, sino que también es educador y activista social. A pesar de que pudo estudiar en Alemania, Diébédo Francis Kéré nunca olvidó su origen y las condiciones socioeconómicas en las que creció; por el contrario, las tuvo tan en cuenta que están en el centro de su obra. “La de Kéré es una arquitectura pionera, sostenible para la tierra y sus habitantes, en un ámbito de extrema escasez. Es a la vez arquitecto y servidor, mejorando las vidas y experiencias de innumerables ciudadanos en una región del mundo a veces olvidada”, comentó Tom Pritzker, presidente de The Hyatt Foundation, la institución que otorga el prestigioso galardón. “A través de edificios que demuestran belleza, modestia, audacia e invención, Kéré defiende con gracia la misión de este premio”, agregó Pritzker.

“Espero cambiar el paradigma, empujar a la gente a soñar y arriesgarse. No es porque seas rico que debas desperdiciar material. No es porque seas pobre que no debas intentar crear calidad. Estamos interrelacionados y las preocupaciones sobre el clima, la democracia y la escasez son comunes a todos”, afirmó el africano.

Estudios tardíos

Kéré nació en 1965 en Gando, una pobrísima aldea de Burkina Faso de apenas 2500 habitantes. Su padre era el jefe de la comunidad y consiguió enviarlo a la escuela, algo poco común en la zona en ese entonces; en 1985 una beca le permitió viajar a Alemania para estudiar carpintería, y diez años más tarde otra beca lo llevó a comenzar la carrera de arquitectura en Berlín. En esa época, junto a otros amigos creó una fundación llamada Ladrillos para Gando, con la que recolectaron fondos para construir una escuela primaria en su pueblo natal. Ya en esa primera obra (de 2001), Francis mostró el germen de su visión profesional y humana: su diseño surge como nexo entre necesidades básicas, presupuestos acotados, trabajo en equipo con las comunidades y una definición de sustentabilidad 

basada en revalorizar y adaptar las técnicas locales. Y todo sin sacrificar valores estéticos. La arcilla autóctona se fortificó con cemento para formar ladrillos con masa térmica bioclimática, que retienen el aire más fresco en el interior y permiten que el calor escape a través de un techo de ladrillo elevado, voladizo y ancho, lo que da como resultado una ventilación sin la intervención del aire acondicionado. El éxito de este proyecto aumentó el alumnado de la escuela de 120 a 700 estudiantes y generó ampliaciones en los años 2004, 2008 y 2019.

Así, Kéré empodera y transforma comunidades mediante el proceso de la arquitectura. A través de su compromiso con la justicia social y el uso inteligente de materiales locales para conectarse y responder al clima, trabaja en países marginados cargados de limitaciones y adversidades, donde la arquitectura y la infraestructura están ausentes. Construye instituciones escolares contemporáneas, instalaciones de salud, viviendas, edificios cívicos y espacios públicos, muchas veces en tierras donde los recursos son frágiles y el compañerismo es vital; la expresión de sus obras supera el valor de un edificio en sí mismo.

Un objetivo más allá del objeto

En los fundamentos de su decisión, el jurado del Pritzker afirmó: “Kéré sabe, desde adentro, que la arquitectura no se trata del objeto sino del objetivo; no el producto, sino el proceso. Todo su cuerpo de trabajo muestra el poder de la materialidad arraigada en el lugar. Sus edificios, para y con las comunidades, son directamente de esas comunidades, en su construcción, sus materiales, sus programas y sus caracteres únicos”.

El impacto de su trabajo en las escuelas primarias y secundarias catalizó el inicio de muchas instituciones, cada una demostrando sensibilidad a los ambientes bioclimáticos y la sustentabilidad distintiva de la localidad, e impactando a muchas generaciones. Startup Lions Campus (2021, Turkana, Kenia), un campus de tecnologías de la información y la comunicación, utiliza piedra de cantera local y torres apiladas para la refrigeración pasiva a fin de minimizar el aire acondicionado necesario para proteger los equipos tecnológicos. 

Está en suspenso uno de los proyectos más importantes y ambiciosos del arquitecto, la Asamblea Nacional de Burkina Faso (Uagadugú, Burkina Faso), que se encargó, aunque permanece sin construir en medio de los inciertos tiempos actuales. Después de que el levantamiento de Burkinabè en 2014 destruyera la estructura anterior, el arquitecto diseñó un edificio piramidal escalonado y enrejado, que alberga un salón de actos para 127 personas en el interior, mientras que fomenta la congregación informal en el exterior. 

Una expresión poética de la luz es constante en todas las obras de Kéré. Los rayos de sol se filtran en edificios, patios y espacios intermedios, superando las duras condiciones del mediodía para ofrecer lugares de serenidad o reunión. Sus diseños están llenos de simbolismo y sus obras fuera de África están influenciadas por su educación y experiencias en Gando. La tradición de África occidental de reunirse bajo un árbol sagrado para intercambiar ideas, narrar historias, celebrar y reunirse es recurrente en todo momento. 

Muchas de sus obras se encuentran en África, en países como Benin, Malí, Kenia, Mozambique, Togo y Sudán. Pero también ha creado memorables pabellones e instalaciones en Dinamarca, Alemania, Italia, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos.

Su estudio, Kéré Architecture, nació en 2005 y tiene sede en Berlín.

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