Patagonia profunda y desconocida

En Santa Cruz, lejos de la civilización, custodiada por la soledad, la inmensidad de la naturaleza virgen y muy cerca del lago binacional San Martín, la Estancia La Josefina ofrece una experiencia turística muy especial.

El lago San Martín, descubierto por el Perito Francisco Moreno hace menos de 150 años, mantiene zonas vírgenes donde se puede apreciar la Patagonia en su estado más puro. Con la idea de recuperar los bosques y mantener los hábitats de la fauna autóctona, un proyecto de conservación ambiental comenzó a desarrollarse en la estancia La Josefina. A la par, nació una propuesta turística muy especial, pensada para los amantes de la naturaleza que gustan de caminar y disfrutar de la inmensidad y de la soledad patagónica. 

La Josefina es una de las estancias menos conocidas, incluso por los lugareños. Al no haber camino vehicular para llegar, sólo es accesible por agua o por estrechas sendas para caminantes o caballos. Llegar no es fácil, pero el viaje es parte del encanto. Desde el aeropuerto de El Calafate, un viaje de dos horas de asfalto a través de la mítica ruta 40 nos lleva hasta Tres Lagos. Luego, un camino de ripio rumbo a la cordillera. Desde la estepa hacia los lagos, pasando por bosques y glaciares, se disfruta del cambio paulatino del paisaje, mientras manadas de guanacos y choiques (el ñandú patagónico) cruzan por el camino. Los ríos que se atraviesan no son un impedimento, gracias a las camionetas 4×4. A lo largo de cuatro horas, por un camino de ripio, y pasando por cascos de varias estancias, se llega a destino. A partir de aquí comienza la segunda aventura: cuatro horas de trekking bordeando el turquesa lago San Martín, con vista a las nieves eternas de la cordillera chilena. Mientras tanto, el barco lleva nuestras pertenencias, lo que nos permite disfrutar a pleno del paisaje. Finalmente se llega al casco de La Josefina, un lugar paradisíaco con bandadas de cauquenes y bandurrias, que parecen dar la bienvenida.

El casco de la Estancia La Josefina data de 1920. Su estilo es la típica arquitectura patagónica, donde predomina la chapa acanalada y la madera. Protegidos del viento, por cortinas de álamos y sauces, se encuentran los diferentes edificios que conforman el casco, incluyendo las viejas casas de adobe que fueron tapadas casi completamente por un alud de barro, que bajó hace muchos años de la montaña. Calidéz, rusticidad y espontaneidad aseguran que el huésped se sienta como en casa, durante su estadía. Alrededor de las estufas, el intercambio de aventura y experiencias forma parte del folclore, mientras se oye el silbido del viento en la copa de los árboles. Afuera, un mundo nuevo para explorar y descubrir. Adentro, un menú de platos típicos, con las recetas de la abuela, llegan a la mesa.

La Josefina cuenta con tres domos habitación, con capacidad para 4 personas cada una y con baños privados recién construidos, con todas las comodidades, como calefacción a leña, camas, colchones y alfombras. Un domo más grande funciona como comedor y sala de estar, ideal para  descansar y relajarse, luego de las actividades. Afuera de los domos: decks con cómodas sillas para observar el atardecer y los paisajes impresionantes, matizados con nubes y cielo, que sólo la Patagonia puede ofrecer.

Al día siguiente se puede disfrutar del lugar. Existen kilómetros de costa de lago, bahías, ríos, cascadas, decenas de lagunas, vista de glaciares, bosques y bosquecitos. Auténticas comidas argentinas, como el asado, carne y vegetales al disco, o truchas que se pueden pescar directamente en el lago. Una salida a caballo, una caminata, o si el lago lo permite: una salida en kayak o bote, se puede sumar a la experiencia.

El paisaje nos recibe con bosques de coihues, lenga y ñire, y ríos que forman decenas de lagunas, además de cascadas y glaciares. Valles prácticamente vírgenes, nieves eternas y rocas de colores, son el hogar de los emblemáticos animales silvestres de la zona, como el zorro colorado, huemul, chinchillones, pumas, cóndores, patos de los torrentes. Ellos conviven con las vacas salvajes que colonizaron la zona a partir de la llegada del hombre, a fines del siglo 19, y ya son parte del espectáculo natural.

La Josefina, auténtica experiencia patagónica cordillerana, donde se puede unir la aventura con el confort en un lugar paradisíaco, y alejado del ruido de la ciudad.

Más información:

Experiencias en Patagonia. 

Tel. 11 68630882

http://experienciasenpatagonia.com/lajosefina

Compartir