La compañía, que surgió de la unión de un estudio de arquitectura y una empresa constructora, se encuentra en una etapa de plena madurez, luego de quince años y más de 700 proyectos trabajados.
La palabra clave que define a Zona Zero es sinergia. Fue lo que percibieron Francisco Jorge y Germán Lohrmann hace quince años, cuando comenzaron a trabajar juntos, aunque todavía separados: el primero llevaba adelante un estudio de arquitectura, mientras que el segundo hacía lo propio con una empresa constructora.
Los trabajos compartidos, aún de forma eventual, demostraron que existía entre ellos una visión compartida, una forma de motorizar proyectos que podría potenciarse si juntaban fuerzas. Y fue lo que hicieron: se convirtieron en socios para poner en marcha esta compañía. “Cada uno tiene aptitudes complementarias del otro. Eso hace que la química entre nosotros sea muy valiosa y rinda sus frutos, que no son otra cosa que hacer crecer al estudio y a nosotros mismos como profesionales y, sobre todo, como personas”, analiza Jorge.
El tiempo y los diferentes proyectos trabajados conformaron la configuración actual de la compañía, que se asentó como una empresa constructora que posee una base de arquitectura. Allí, en esa conjunción de saberes y experiencias, radica para sus fundadores uno de sus factores diferenciales. “Siendo arquitectos que construyen, entendemos el proceso desde los dos lugares. La idea, el concepto que origina todo, se desarrolla y termina siendo el proyecto de un edificio o una casa, es lo primero. Y entendemos las complejidades y desafíos que se presentan durante una obra para poder adelantarnos y solucionar esos temas de antemano. Que un arquitecto tenga una estructura y un esquema de construcción profesional es lo que nos hace diferentes al resto de la competencia”, sostiene Jorge, y agrega: “También tenemos un perfil muy humano y muy empático, tanto con los clientes como con los estudios de arquitectura y con la gente que trabaja con nosotros. En base a las relaciones humanas podemos lograr los resultados que queremos”.
El estudio trabaja, junto a Barrionuevo-Sierchuk Arquitectas, APA Arquitectura, PACÍFICA, Grimaldi-Nacht, Matías Goyenechea, OON Architecture, entre otros, en proyectos de alta complejidad y alto vuelo arquitectónico para clientes de renombre público, que buscan una atención de excelencia con total reserva de su identidad.
Ya construyeron en el país 700 viviendas y 30 proyectos de edificios, que suman alrededor de 500 mil metros cuadrados construidos, con una proyección de crecimiento muy interesante para desarrollar en 2023.
Además, el estudio tiene presencia internacional, fundamentalmente en Estados Unidos. En Miami, la desarrolladora con la que trabajan es MDT, que está asociada al estudio Red Octopus. En 2020 abrieron su primera oficina en Florida, y actualmente trabajan en nueve proyectos en ejecución, que van desde mansiones de lujo a edificios icónicos de alta categoría.
En todos ellos, procuran constantemente ajustar sus procesos internos para respetar y cumplir los tiempos y plazos de cada obra. En este apartado es donde pusieron el ojo y en el que notaron que sus profesiones (arquitectura y construcción) se mueven con cierta desprolijidad. “En Grupo Zero ofrecemos un marco de gestión y previsibilidad, con cronogramas y procesos que faciliten y ayuden a organizar la etapa constructiva. Ese marco de estructura nos permite, primero, tener muchas obras en simultáneo, y crecer mucho como estudio. En segundo lugar, un resultado más profesional a la hora de llevar a cabo la obra, la contabilidad, los trabajos, los presupuestos. Siempre apuntamos a mejorar en ese sentido y nos asesoramos con profesionales para ver cómo podemos seguir puliendo esos procesos”, afirma Jorge.
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