El Circular Fab Lab llegó a Nordelta, para dar vida a un laboratorio de fabricación digital. Su mentor, Tomás Chernoff, director general de Che3D SRL, cuenta de qué se trata.
Un espacio para crear, aprender e innovar. Así podría definirse al nuevo Circular Fab Lab, que arribó al Circular Coworking del Centro Comercial Nordelta, de la mano de Che3D, la empresa especializada en diseñar y desarrollar productos de fabricación digital. “Los Fab Labs impulsan el desarrollo emprendedor y fomentan los proyectos colaborativos. Es un ámbito de base científica y tecnológica, donde asisten desde diseñadores, entusiastas, personas relacionadas con el mundo de la electrónica o simplemente alguien con un problema, una idea y muchas ganas de concretarla”, cuenta el empresario Tomás Chernoff, director general de Che3D SRL.
—¿Qué actividades se dictan en el Fab Lab Circular Nordelta y a quiénes van destinadas?
—Es un espacio para creadores, personas que tienen ganas de empezar a emprender, de crear. Aquí hay colaboradores, facilitadores y profesionales que te explican los pasos a seguir para desarrollar tu proyecto. Para ello contamos con equipos de corte láser, routers, impresoras 3D y computadoras, entre otros accesorios que permiten fabricar ideas.
—La unión de la tecnología con el trabajo colaborativo son una de las premisas del Circular Fab Lab. ¿Cómo lo llevan a cabo?
—Durante el Innovaton que realizamos en el Fab Lab Circular Nordelta se plantearon problemas que impactan en el ambiente, dentro de Nordelta y de la sociedad circundante. Aquí, de una forma ágil, distintos grupos multidisciplinarios crearon un proyecto. Se conocieron, presentaron un conflicto en común, aprendieron una metodología con inteligencia artificial, crearon una presentación, defendieron su proyecto y lo transmitieron hasta concretarlo. Fue tan emocionante que, cuando se anunció al equipo ganador, los integrantes se emocionaron y hasta aplaudieron de pie. Eso fue un ejemplo de un trabajo 100% colaborativo: con el foco puesto en resolver problemas de impacto ambiental y social.
—¿Cómo vislumbras el futuro y de qué forma sentís que estás colaborando para lograrlo?
—Veo un futuro mucho más democrático, donde la tecnología que antes parecía inalcanzable, por su costo de alta complejidad, se vuelve cada día más accesible y abierta. Hoy, constantemente aparecen nuevos fabricantes, los costos de las máquinas bajan, su complejidad se simplifica y surgen nuevos actores y proyectos que crean valor, a partir de esta tecnología. Este es un fenómeno que viene creciendo año tras año, y de manera constante, sin dar grandes saltos (salvo durante la pandemia, cuando creció aceleradamente debido a la impresión 3D doméstica y el tiempo libre que tenían las personas). En un futuro cercano, espero que esta tecnología siga generando grandes aportes a la industria médica y a la construcción, y continúe la masificación y democratización de las impresoras domésticas. Esto puede brindar cada vez más herramientas a las pymes y a los emprendedores. Para cerrar, invito a que se animen a emprender y a aportar valor, o al menos intentarlo. Seguro se llevarán un gran aprendizaje para fabricar y concretar sus propias ideas con responsabilidad.