Tras cinco meses de obras, el Centro de Capacitación Educativa que la Fundación Nordelta tiene en el barrio Las Tunas abrió nuevamente sus puertas. Fue ampliado y dotado de nuevo mobiliario e infraestructura, para que los beneficiarios de sus programas tengan mayor comodidad y seguridad.
Fundación Nordelta tiene mucho para celebrar. Porque durante cinco meses, el Centro de Capacitación Educativa de Las Tunas, o “La Casa” como la llaman los vecinos y familias que pasan por allí, atravesó una obra de remodelación con el objetivo de mejorar, ampliar y brindarle más seguridad y comodidad a los espacios por donde pasan más de 700 niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
En un desayuno realizado en La Casa el viernes 6 de junio, la Fundación compartió este logro con vecinos y voluntarios de Nordelta, quienes con su aporte mensual ayudaron a financiar el 60 por ciento de la obra, y con los Maestros de Obra, que formaron parte de una campaña para cubrir el 40 por ciento que faltaba para completar espacios y equipamiento. También participaron del evento organizaciones y empresas aliadas, el staff de la Fundación y mamás que asisten a diferentes programas, como Contraturno y el PAD (Programa de Acompañamiento al Niño con Discapacidad y su Familia).
Aprender, jugar y crear
“Queríamos un lugar lindo, seguro, que invitara a aprender, jugar, crear”, dijo la presidenta de la Fundación, Marité Costantini, en unas palabras que brindó junto a todo el equipo y los voluntarios. “Apostamos a hacer con la gente. Por eso, los programas se fueron diseñando de a poco, detectando necesidades, escuchando y poniendo en marcha con la comunidad recursos propios”, agregó. “Hoy cada semana concurren 730 niños, niñas, adolescentes y jóvenes a nuestros programas de desarrollo humano, comunidad y ambiente, centrados siempre en la individualidad de cada uno y con el foco siempre puesto en la educación”, señaló, y continuó para destacar el propósito de la organización: “Queremos una sociedad más integrada, con más oportunidades para todos”.
Tras el evento, Marina Goldberger, voluntaria del programa Contraturno y arquitecta a cargo de la reforma, expresó: “Este trabajo fue uno de los que mayor satisfacción personal me dio a lo largo de mi carrera. Además de arquitecta, soy voluntaria en el programa Contraturno desde hace más de cinco años. En la Fundación arranqué movida por mi pasión hacia los niños y la enseñanza, y me encontré con un gran equipo de gente muy comprometida con transmitir valores, respeto y contención para todos los que se acercan”.
Las mejoras introducidas
Terraza de recreación; sala de DALE (Derecho a Leer y a Escribir); sala de trabajo para reuniones; sector de juegos con plaza blanda; baños para personas con discapacidad; segundo portón para entrada vehicular; espacio en cocina para almuerzos; cerco perimetral; cañerías de gas; techo en el patio; sala multimedia; ampliación de salita para mamás y bebés; reformas en los baños para maestros y voluntarios; rediseño de entrada principal con acceso de bicicletas; modernización de la red sanitaria, tendido eléctrico, desagües pluviales y cloacales; realización de tendido de luces de emergencia y salidas.