Malba celebró sus dos décadas

Renovarse con el paso del tiempo y hacer partícipe a la comunidad de sus proyectos, fueron los objetivos logrados por el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, desde que abrió sus puertas. En un acto conmemorativo, su fundador y presidente honorario, Eduardo Costantini repasó el crecimiento del museo y celebró el 20º Aniversario de Malba. 

El 21 de septiembre de 2001, en un contexto de incertidumbre y crisis global en el mundo, nació Malba, el museo que se define como “una voz para el arte latinoamericano, un espacio de encuentro, pasión y aprendizaje”. Veinte años después, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires continúa con esa premisa, y suma nuevos desafíos para seguir creciendo.  

“Malba es una entidad viva, que busca hacer vibrar a la gente a través de la difusión de la cultura. Su finalidad es crear comunidad, educar, hacernos vivir más y compartir. Siempre tuvo la visión de ser una institución, para ser consistente y preservarse a través del tiempo”, afirmó su fundador y presidente honorario, Eduardo Costantini, durante el acto conmemorativo por su 20º aniversario. 

A lo largo de sus dos décadas, el museo presentó muestras donde se destacaron grandes artistas como Guillermo Kuitca (2003), Oscar Bony (2007), Andy Warhol (2007), Antonio Berni (2005 a 2015), Marta Minujin (2010), Yayoi Kusama (2013), Julio Le Parc (2014), Jeff Koons (2016), Yoko Ono (2016), Leandro Erlich (2019) y Remedios Varo (2020), entre las más destacadas. Además, también brinda su espacio a otras artes, como el cine y la literatura. 

 Más allá de la colección permanente que atesora, Malba nació con algunas fortalezas iniciales y estratégicas, como la ubicación del museo y su característico edificio, cuya creación se realizó a través de una convocatoria internacional, en el marco de la Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires. La selección quedó en manos de un jurado internacional de arquitectos, y el primer premio fue otorgado a tres jóvenes arquitectos argentinos: Gastón Atelman, Martín Fourcade y Alfredo Tapia. 

La organización institucional, el crecimiento de la colección, el ingreso del museo al mapa cultural internacional y, sobre todo, la dimensión pública de sus objetivos y misión fueron los desafíos que transformaron una pasión privada en un proyecto de gran impacto comunitario. “Lo fascinante de crear un museo es que las obras del coleccionismo privado pasaron a un ámbito público. Ahora dialogan entre sí y con la gente”, comentó Costantini. 

Hoy, Malba es un espacio cultural dinámico y participativo en el que se presentan exposiciones temporales y muestras de arte contemporáneo. Cuenta con un programa de cine y una cinemateca que crece, gracias a la adquisición y el rescate de filmes históricos.  El museo también tiene un área de Literatura, donde se realizan encuentros con escritores, cursos, charlas literarias y presentaciones de libros. El área de Educación y Acción Cultural incluye programas para niños, visitas guiadas y diversas actividades realizadas junto con organizaciones de la sociedad civil, ofreciendo la posibilidad de disfrutar, estudiar y aprender sobre algunos de los principales artistas y movimientos del arte.  

“Malba es una referencia en el mundo cultural de Argentina y del arte latinoamericano. Nació con la idea de ser un museo abierto y plural y, por eso, hoy tenemos un gran desafío y un enorme compromiso: abrir las puertas del arte hacia nuevos públicos, en pos de su posteridad”, afirmó Teresa Bulgheroni, presidenta de la Fundación Malba.  

Como cierre del acto, se presentó Cabalgata (1966) de Juan Carlos Distéfano, artista que estuvo presente en el evento. La obra se suma a la colección permanente de Malba, un museo cuya visión es renovarse con el paso del tiempo, haciendo partícipe a la comunidad.  

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