Otro Pritzker para Japón

El principal premio de arquitectura del mundo fue para Riken Yamamoto, quien se convirtió así en el noveno nipón que lo recibe. Su propia tierra, China, Corea del Sur y Suiza son los países en los que ha desarrollado su obra, caracterizada por la continuidad entre los espacios público y privado, armonizadores de la convivencia social.

Riken Yamamoto fue anunciado como ganador del Premio Pritzker 2024, el más alto honor de la arquitectura mundial. El laureado, nacido en Beijing (China) en 1945, se instaló con su familia en la ciudad japonesa de Yokohama unos meses después del final de la Segunda Guerra Mundial. Se recibió de arquitecto en 1968 en la Universidad de Nihon y tres años más tarde recibió una maestría de la Universidad de las Artes de Tokio. Fundó su estudio, Riken Yamamoto & Field Shop, en 1973.

En esos años, viajó por su cuenta a través de países y continentes, en la búsqueda de comprender comunidades, culturas y civilizaciones. Francia, España, Marruecos, Argelia, Túnez, Italia, Grecia, Turquía, California (EE.UU.), México, Guatemala, Costa Rica, Colombia, Perú, Irak, India y Nepal fueron los países que recorrió, y concluyó que la idea de un “umbral” entre los espacios públicos y privados era universal. “El sistema arquitectónico pasado era para que pudiéramos encontrar nuestra cultura. Las aldeas eran diferentes en su apariencia, pero sus mundos eran muy similares”, diría años más tarde.

Yamamoto reconsideró los límites entre los ámbitos público y privado como oportunidades sociales, comprometiéndose con la creencia de que todos los espacios pueden enriquecer y servir a la consideración de una comunidad, y no sólo de quienes los ocupan. Con esto en mente, comenzó a diseñar residencias unifamiliares que unían ambientes naturales y construidos. Su primer proyecto, Yamakawa Villa (Nagano, Japón, 1977), está expuesto por todos lados y situado en el bosque, diseñado para sentirse como una terraza al aire libre. El concepto se extendió a la vivienda social con Hotakubo Housing (Kumamoto, Japón, 1991).

Arquitecto y defensor social, Yamamoto inspira sociedades armoniosas a pesar de la diversidad de identidades, economías, políticas, infraestructuras y sistemas de vivienda. Afirma que el valor de la privacidad se ha convertido en una sensibilidad urbana, cuando en realidad los miembros de una comunidad deberían sostenerse unos a otros. Define la comunidad como una “sensación de compartir un espacio”, deconstruyendo las nociones tradicionales de libertad y privacidad al tiempo que rechaza las condiciones de larga data que han reducido la vivienda a una mercancía sin relación con los vecinos. “El enfoque arquitectónico actual enfatiza la privacidad, negando la necesidad de relaciones sociales. Sin embargo, aún podemos honrar la libertad de cada individuo mientras vivimos juntos en un espacio arquitectónico como una república, fomentando la armonía entre culturas y fases de la vida”, asegura.

En los fundamentos del premio, el Jurado dice que, en parte, fue seleccionado “por crear conciencia en la comunidad sobre lo que es responsabilidad de la demanda social, por cuestionar la disciplina de la arquitectura para calibrar cada respuesta arquitectónica individual, y sobre todo por recordarnos que en arquitectura, como en democracia, los espacios deben ser creados por la voluntad del pueblo”.

Sus obras construidas a pequeña y gran escala demuestran por igual las cualidades magistrales de los propios espacios, centrándose en la vida que cada uno enmarca. La transparencia se utiliza para que quienes están dentro puedan experimentar el entorno que hay más allá, mientras que quienes pasan pueden sentir un sentido de pertenencia. Ofrece una continuidad consistente del paisaje, diseñando en el discurso los entornos naturales y construidos preexistentes para contextualizar la experiencia de cada edificio.

“Yamamoto desarrolla un nuevo lenguaje arquitectónico que no solo crea espacios para que vivan las familias, sino que crea comunidades para que las familias vivan juntas”, dice Tom Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt, que patrocina el premio. 

Entre las obras más destacadas del japonés figuran la estación de bomberos de Hiroshima (Japón, 2000), el Ayuntamiento de Fussa (Tokio, 2008), la Universidad de la Prefectura de Saitama (Koshigaya, Japón, 1999), el Museo de Arte de Yokosuka (Japón, 2006), el pabellón The Circle en el aeropuerto de Zürich (Suiza, 2020) y la Biblioteca de Tianjin (China, 2012).

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