lunes, noviembre 10, 2025
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Una ceremonia multisensorial

El indio Kurush Bharucha, sommelier y Tea Master de Lipton, estuvo en la Argentina para brindar una masterclass sobre el mundo del té. Sus recomendaciones para preparar y disfrutar de las diferentes variedades.

Cuenta la historia que en 1890, el comerciante y empresario escocés Sir Thomas Lipton tuvo un anhelo: todo el mundo debería poder disfrutar de un té, sin importar la clase social. Porque, lo que hoy es una rutina para todos, en esa época parecía imposible, ya que el té era caro y sólo podían consumirlo los ricos. Así que el plan de Lipton consistía en democratizar el té, mediante un negocio innovador. Compró plantaciones de té en Ceylán y Kenia, revolucionó el mercado y, las hojas que en su momento fueron tan codiciadas, por fin llegaron al alcance de todos.

Hoy, el consumo de té se ubica en el segundo lugar en el mundo, sólo después del agua, y es reconocido por ser una fuente de hidratación. Su aroma único y característico se debe a las sustancias que se encuentran en sus hojas que, combinadas en un blend junto a frutas, especias o flores, no solo pueden crear inéditas variedades, sino también despertar nuevas sensaciones. 

“Cuando vas a cualquier parte del mundo lo primero que te ofrecen es una taza de té. Y eso me encanta, porque, al ser una bebida cálida, conecta a las personas y rompe fronteras”, afirma Kurush Bharucha, sommelier y Tea Master de Unilever que, debido a la llegada de Lipton a la Argentina -la marca de té más vendida del mundo-, estuvo en Buenos Aires para brindar una masterclass y un tea tasting, con el fin de revelar los secretos y virtudes del té. “Porque catar no es sólo probar y listo, se trata de un acto multisensorial”, afirmó.

Kurush Bharucha nació y se crió en India, justamente uno de los países destacados en la producción y elaboración de diferentes variedades de té. Se introdujo en el mundo del té por casualidad. “Para ser un sommelier llegué a tomar 100 tazas por día para entrenar mi paladar”, comentó. Y, cuanto más conocía del deslumbrante mundo de las infusiones, más se enamoraba de lo que hoy en día considera su vocación.

Un té para cada gusto

Según Kurush, existe un estilo de té para cada persona. Sin embargo, entre sus favoritos, él destaca dos: “El Oolong, por su sabor naturalmente dulce y floral; y el Darjeeling, una variedad cultivada en el Himalaya y a la que muchos llaman el champagne del té, por su delicado aroma y carácter. Estas variedades son muy especiales, a los que sólo tengo acceso por ser un sommelier, pero si algún día quedo varado en una isla desierta, son los que me encantaría tener”.

Entre las variedades más tradicionales que podemos tomar a lo largo del día, el especialista recomienda: por la mañana, el English Breakfast, un té potente, con gran cuerpo, de especial sabor y aroma. Para ahuyentar el cansancio, el Earl Grey es ideal, un blend de té negro, con sabor floral, herbáceo y de notas cítricas. Por la tarde, nada mejor que celebrar la hora del té, con un suave té verde, que incluye un toque de amargor, gracias a sus hojas seleccionadas de Oriente. Por la noche, un té de menta o una infusión suave y delicada de manzanilla, son ideales para el momento del descanso.

¿Cómo prepararlo?

“Ante todo, se debe comprar un té de buena calidad y usar agua de primera, cuidando que la temperatura sea la ideal”, afirma Kurush, ya que uno de los errores más frecuentes es hervir demasiado el agua, o recalentarla. “Si el agua tiene mal sabor, el té también lo tendrá. Por eso debe ser fresca y rica en oxígeno”. Para un té negro, el agua debe estar casi en su punto de ebullición; en cambio, el té verde es más delicado y necesita una temperatura de entre 80 y 90 grados, a la que debemos dejar enfriar 30 segundos antes de volcarla a la taza.
Por otro lado, el té debe estar muy bien guardado, en un lugar seco y en un envase hermético, alejado de los productos de limpieza, ya que absorbe los olores muy fácilmente.

Asimismo, el tiempo que debe permanecer el saquito en la taza depende de la variedad: el té verde solo necesita dos o tres minutos; mientras que al té negro podemos dejarlo un poco más. Con respecto a las infusiones, el saquito se puede dejar hasta seis minutos, ya que necesitan de más tiempo para liberar su gusto.
Más allá de su sabor, lo cierto es que el té contiene flavonoides, cuyas propiedades son antioxidantes, antibacterianas y antivirales, por eso una rica taza de té también hace bien a la salud.

Viajar sin tiempo

En un recorrido por el norte ibérico, el alma se pierde entre marcas y señales que recorren trece siglos de historia. Monasterios, rutas, puentes y museos, con el Camino de Santiago como denominador común.

Caminando por lugares del norte de España, algunos de estos atravesados por el Camino de Santiago de Compostela, me resulta imposible evitar que mi pensamiento no remita una y otra vez a mis clases de filosofía.

Desde Platón hasta el presente, innumerables pensadores han intentado explicar el concepto del tiempo. A medida que intento avanzar en su comprensión, más me alejo de ella. Sin embargo, cuando estoy parado frente una ermita que data del siglo VIII, ubicada a tan sólo unos minutos de una moderna autopista construida a la perfección, y desde la cual fui guiado por una voz anónima que simula ser de un humano y hasta parece enojarse conmigo si no cumplo con su consigna correctamente (para finalmente decirme: “Ha llegado al destino”), puedo advertir por unos segundos que no debería perder “más tiempo” en intentar comprender “el tiempo”.

Por eso prefiero compartir esta experiencia, y elijo hacerlo con imágenes, que seguramente podrán acercarme un poco más a lo que deseo transmitir.

LA CUNA DEL CASTELLANO
En San Millán de la Cogolla, dentro la comunidad de La Rioja, hay dos antiguos monasterios (el de Yuso y el de Suso), donde se encontraron antiguos textos en latín con anotaciones en una suerte de castellano antiguo, que datan del año 1000, aproximadamente. Se los considera el primer registro escrito de la lengua que finalmente se extendió por toda España.

El Camino de Santiago

Dice el libro bíblico de Los Hechos de los Apóstoles que, tras la resurrección de Cristo, el Espíritu Santo visitó a sus discípulos más cercanos y los envió a predicar la nueva religión a los distintos rincones de Europa y el cercano Oriente. La tradición católica dice que el apóstol Santiago el Mayor partió rumbo a la península Ibérica. Se supone que el apóstol recorrió buena parte de la Hispania, logró cierto reconocimiento y luego regresó a Jerusalén, donde fue decapitado por orden de Herodes Agripa. Se cree que algunos de sus discípulos llevaron sus restos por mar nuevamente a Galicia, donde los enterraron.

No se supo más de Santiago hasta el año 813, cuando un ermitaño afirmó que una estrella lo había llevado hasta un antiguo sepulcro en una zona utilizada como necrópolis desde los tiempos de los celtas. Se lo comunicó al obispo de la zona, quien encontró allí un esqueleto con la cabeza bajo el brazo, por lo que determinó que se trataba del protomártir cristiano. El reino de Asturias era en aquel momento el único bastión cristiano que resistía la dominación mora en toda la península, y su rey, Alfonso II, mandó construir una iglesia sobre el sepulcro. Y así, en el Noroeste de la antigua provincia romana de Hispania, Occidente vio una luz para comenzar a recuperar su supremacía política, religiosa y territorial.

El primer peregrino al sepulcro del “campus stellae” (campo de estrellas) fue el propio rey Alfonso II, quien llegó hasta allí con toda su corte. Eran los últimos años de vida de Carlomagno y también de la máxima expansión musulmana en la península Ibérica. En consecuencia, Alfonso II, con el apoyo de Carlomagno y de sus sucesores, trabajó para instalar la supuesta tumba de Santiago como un centro de peregrinaje.

LAS HUELLAS DE UNA MARTIR
Santa Juliana, o Santillana, fue una misionera cristiana martirizada en el siglo III en lo que hoy es Turquía. Sus restos fueron traídos a Cantabria en el siglo IX, y 200 años más tarde se erigió el templo y colegiata de Santillana del Mar, que aún subsiste.

Así nació el Camino de Santiago de Compostela (palabra derivada de campus stellae, campo de estrellas), que comenzó a consolidarse durante el siglo X y alcanzó su apogeo una centuria más tarde, gracias a la progresiva construcción de puentes, monasterios y hospedajes para peregrinos. Además, hacia el 1130 arribó con fuerza a la región la Orden de los Pobres Caballeros  de Cristo, más conocida como Orden de los Caballeros del Temple o Templarios, organización militar-religiosa que había nacido apenas un par de décadas antes con el fin de participar en las Cruzadas a Jerusalén y proteger a los peregrinos a Tierra Santa. Con la aprobación de los reyes locales, los Templarios edificaron castillos y capillas a lo largo de las diferentes vías que conducían a Compostela, tanto en el Norte de España como en Francia, y con su presencia el peregrinaje jacobeo se volvió más seguro y popular.

Todo siguió sin demasiados cambios hasta el final del siglo XIV, cuando por diversas razones (luchas contra los moros, sequías, hambrunas y pestes) el número de peregrinos fue en franco declive, hasta que Santiago cayó prácticamente en el olvido, lo que se mantuvo durante cinco siglos. Recién en 1962 hubo un primer intento de revitalizarla, cuando un grupo de maestros decidió señalizar el camino. El año santo de 1971 marcó un primer número alentador, con 451 caminantes… pero siete años después la cifra bajó a ¡13! En la segunda mitad de la década del ’80 la cantidad comenzó a subir exponencialmente, pero el verdadero despegue llegó en el año santo de 1993, cuando el gobierno autónomo gallego enfocó todas sus energías para promocionar el Camino. Y vaya si le resultó: ese año lo recorrieron nada menos que 99.436 personas. Seis años después superó por primera vez los 150.000, y desde 2004 que no baja de los 100.000, con un récord de 272.703 en 2010.

Así cobraron vida nuevamente centenares de pueblitos, volvieron a brillar antiguas capillas, refugios y albergues, y, como mil años atrás, los peregrinos comenzaron a caminar buscando las vieiras que marcan la dirección correcta. Desde los tiempos celtas, la vieira era el testimonio de que uno había llegado hasta el Atlántico.

La hora de los deportivos premium

Jaguar, Ford y Audi presentaron recientemente en el país nuevos modelos de alta gama, con un fuerte carácter deportivo, prestaciones superlativas y los sistemas tecnológicos más avanzados del mundo.

Favorecido por la baja de impuestos, el segmento automotor más exclusivo del país ha experimentado un fuerte impulso en el último año, lo que ha impulsado a los importadores a incrementar la oferta de marcas y modelos. El reciente Salón del Automóvil de Buenos Aires sirvió para el lanzamiento de varias novedades destinadas al target consumidor más elevado, como el súper deportivo Ford Mustang Shelby GT 350R y los nuevos integrantes de la división Sport de Audi. Además, días antes del Salón, se presentó oficialmente en nuestro país el impactante Jaguar F-Pace, el primer SUV de la firma británica.

Con acento londinense

El nuevo F-Pace captura el ADN de Jaguar, surgido de sus más de 80 años de historia dentro del segmento de autos deportivos, e incorpora importantes avances tecnológicos, novedosas capacidades de conducción dinámica y un diseño imponente. Se trata de un SUV deportivo perfilado para la ruta, pero capaz de llegar a cualquier lugar, con 80 por ciento de su estructura de aluminio, lo que lo hace mucho más liviano, rápido y flexible.

En el diseño exterior, la parrilla frontal refuerza el potencial de todas las superficies del nuevo F-Pace, contribuye a la eficiencia aerodinámica y enfatiza las credenciales de rendimiento del vehículo. El interior, en tanto, es sumamente cómodo y amplio. Los materiales son de primera calidad, las terminaciones limpias y las tecnologías de última generación. Las butacas delanteras deportivas brindan una buena contención y un confort espectacular, gracias a 14 tipos de ajuste, sistema de calefacción y refrigeración. En la parte trasera, los asientos fueron diseñados para ofrecer el máximo espacio para sus tres ocupantes. Su posición, junto con la altura del respaldo, hace que incluso los niños tengan una buena visión.

El nuevo Jaguar F Pace el mejor y mas lindo del año

También hay que destacar que el F-Pace mantiene el corazón deportivo de Jaguar e incorpora características prácticas para los usuarios, como la suspensión avanzada y la tecnología de tracción. La suspensión delantera es de doble trapecio de aluminio, la cual logra una respuesta instantánea de la dirección gracias a su fabricación ligera y rígida, mientras que los brazos inferiores de la suspensión son más resistentes, lo que da protección contra los golpes. En la parte trasera se ha utilizado el sistema de suspensión Integral Link, lo que ha permitido separar la elasticidad vertical y lateral para ofrecer un rendimiento mucho mejor que el de los sistemas convencionales, ya que absorbe aún más las irregularidades del terreno. También se ha desarrollado una mayor estabilidad lateral en frenadas repentinas.

La versión que llega a Argentina cuenta con tracción total AWD, una importante ayuda dinámica que cuenta con una caja de transmisión accionada por cadena, un 10% más eficiente y un 16% más ligera que las generaciones anteriores.

En lo que hace al sistema de información y entretenimiento, el SUV de Jaguar cuenta de serie con una pantalla táctil de ocho pulgadas, un interfaz intuitivo para el usuario que reconoce gestos realizados en smartphones y tablets como deslizar para cambiar de página o acercarse a mapas representados en gráficos 2D o 3D. Como opcional aparece el sistema In Control Touch Pro, dotado de una pantalla táctil de 10,2 pulgadas y dos sistemas de audio digital desarrollados con los expertos de Meridian, que incluyen 17 altavoces y 825W de sonido envolvente, que aporta una magnífica reproducción de sonido.

El mercado nacional contará con dos versiones, ambas de transmisión automática de ocho velocidades: R-Sport y Prestige. La primera está impulsada por un motor naftero de tres litros y 340 hp, que alcanza una velocidad máxima de 250 kilómetros por hora, acelera de 0 a 100 en 5,8 segundos y posee un consumo mixto de 8,9 litros cada cien kilómetros. La versión Prestige estará disponible con dos motorizaciones: el mencionado naftero y un turbodiésel de dos litros y 180 hp, que alcanza los 100 kilómetros por hora en 8,7 segundos y cuenta con un consumo mixto de 5,3 litros cada cien kilómetros. 

Corazón salvaje

El Mustang Shelby GT 350R es un Mustang de serie homologado para andar por las calles y listo para las pistas, equipado con un motor V8 de más de 500 cv, llantas de fibra de carbono, carrocería más liviana y una suspensión modificada. El foco de los ingenieros de Ford al diseñarlo estuvo puesto en crear un vehículo que integre una ingeniería avanzada que ahorre en peso, para mejorar su rendimiento en la pista. Cada sistema, componente y forma está perfilado y optimizado para que todas las piezas funcionen en gran armonía.

El origen de este modelo se remonta a 1965, cuando Ford y Carroll Shelby desarrollaron una versión de competición del popular Ford Mustang, el modelo Shelby GT350. El actual Shelby GT350R fue fabricado con el mismo espíritu, con innovaciones en aerodinámica, chásis y motor. Por ejemplo, es el primer V8 de Ford con cigüeñal de superficie plana, el motor naturalmente aspirado más potente jamás producido por la marca. La transmisión es manual, de seis velocidades.

Los ingenieros de Ford persiguieron el objetivo de reducir de peso en el Shelby GT350R, pero

para los clientes que quieren mayor comodidad, se ofrece un paquete electrónico opcional, que incluye aire acondicionado bi-zona, pantalla táctil de ocho pulgadas con navegador y sistema de audio con siete parlantes.

La excelencia aerodinámica se ve en detalles como un alerón trasero de alta eficiencia de fibra de carbono, que desplaza el centro de gravedad del vehículo hacia atrás y así aumenta la estabilidad a altas velocidades. Además, trae detalles de diseño de competición en la carrocería. En la cabina, se destacan los asientos con costura roja contrastante, el emblema Shelby GT350R y el volante en forma de “D” con una marca roja en el centro.

Exclusividad germana

“Audi Sport representa las grandes ligas en deportividad. Toda la experiencia y el conocimiento obtenidos por Audi en las competencias de automovilismo más exigentes fueron volcadas a una gama de productos que sobresalen por sus prestaciones”, dijo Conrado Wittstatt, Gerente General de Audi Argentina, al presentar en el Salón del Automóvil los modelos Audi RS 3 Sedán, TT RS Coupé y Audi R8 V10 plus.

El Audi R8 V10 Plus tiene nada menos que 610 cv de potencia.

El RS 3 Sedán 2.5 TFSI S Tronic Quattro tiene el motor de cinco cilindros más potente del mundo: 400 cv y un torque de 480 Nm. Acelera de 0 a 100 kilómetros por hora en tan solo 4,1 segundos y su velocidad máxima está electrónicamente limitada de 250, aunque a pedido la marca la puede llevar a 280. Además de estas prestaciones, el sistema Audi Drive Select permite ajustar las válvulas del sistema de escape RS, lo que intensifica el sonido único del motor. El consumo, en tanto, se optimiza gracias al Audi Valvelift, que otorga un control variable de las válvulas de escape.
Exteriormente, el perfil deportivo de este Audi luce reforzado gracias a la parrilla de panal tridimensional, un spoiler sobre la tapa del baúl (que mejora la separación del flujo de aire) y los grandes caños de escape ovales.

Entre el equipamiento de serie sobresalen el Audi virtual cockpit, el sistema de frenos RS , el Audi smartphone interface, el techo de cristal panorámico, el tren de rodaje deportivo RS, el sistema de audio Bang & Olufsen, el MMI Navigation plus con MMI touch, las luces delanteras Matrix LED, las luces traseras LED, los espejos retrovisores exteriores abatibles, térmicos, y antideslumbrantes, los sensores de estacionamiento delanteros y traseros con visualización selectiva, las llantas Audi Sport de diseño cuchilla de cinco brazos de 19 pulgadas, el volante de cuero de tres radios, multifunción plus, achatado, con levas de cambio, y las butacas deportivas RS con ajuste eléctrico, tapizados en cuero napa fina y costura contrastada.

La misma potencia y torque ofrece el TT RS Coupé, mientras que el R8 V10 Plus, con sus 610 cv y 700 Nm de torque, pone la vara en lo más alto de la industria automotriz mundial.

El Flaco, de La Boca a Nordelta

Rolando Schiavi llegó de grande al club del que era hincha desde chico. Sin embargo, en poco tiempo se convirtió en ídolo y se retiró cuando tenía casi 40 años, luego de ganar nueve títulos, incluida una Copa Intercontinental. Hoy es director técnico de la reserva xeneixe y disfruta de la vida en El Golf de la ciudadpueblo.

A los ocho años fue su primer contacto con Boca, cuando el xeneixe fue a jugar a Lincoln, su pueblo natal. Después de un entrenamiento, aprovechó y se sacó fotos con el Loco Gatti y el Tano Pernía, ídolos boquenses por ese entonces. Ya de más grande, mientras hacia las inferiores en Rivadavia de Lincoln, si jugaba Boca sacaba la tele afuera, prendía la parrilla, y miraba el partido con amigos en el patio. Eran los años de Giunta, Simón, Cabañas, Comas, Graciani… y el sueño de Rolando Schiavi era ponerse la azul y oro. Jugó primero en Argentino de Rosario y luego en Argentinos Juniors, y recién a los 28 años se le presentó la oportunidad tan anhelada cuando lo contrataron para reemplazar al Patrón Bermúdez. El Flaco se asentó bien en el área, se hizo querer y terminó conquistando nueve títulos en dos etapas en Boca, incluidas las copas Libertadores e Intercontinental en 2003.

Entre ambos períodos en La Ribera jugó en Gremio de Porto Alegre y Newell´s Old Boys de Rosario, donde se convirtió en el defensor más goleador de la historia del club, con 18 goles en 109 partidos; en esa misma época adquirió otro récord: el de jugador más viejo en debutar en la Selección, con 36 años, en un partido de 2009 por las Eliminatorias, contra Paraguay. Además, dice Rolo que él, junto con Nicolás Burdisso, vendió a Maxi López al Barcelona, tras un partido contra River en el que el rubio delantero fue la figura…

Por la puerta grande

El Flaco hoy vive en el barrio El Golf de Nordelta, junto con su mujer, Jimena, y sus tres hijos: Tomy, Santino y Alma. Desde allí sale todos los días para La Boca, donde desde 2014 es director técnico de la reserva. Y allí también charló con esta revista, entre recuerdos y reflexiones.

— Como defensor fuiste goleador, pero también un duro que no perdonaba a nadie…

— Y… Me acuerdo cuando vino el Kun Agüero a jugar a la Bombonera, con 16 años, pobre, nos turnábamos con el Negro Ibarra y Cascini. Nos divertía. La clave era ir fuerte a la primera pelota, y a la dividida. Cuando ves que viene pelota y jugador, pelota y pierna, no le podés errar, ja ja.

— En tu último partido en la Bombonera colgaron de la tribuna una bandera que decía “Gracias Flaco por defender la camiseta como los hinchas”. Un mensaje para pocos.

— Me retiré en el momento justo, como quería. Ganando, bien con la gente, una despedida que todo jugador quiere tener. Me fui por la puerta grande, cuando yo quise.

— Pero después jugaste un año en China y tu retiro definitivo fue en Rivadavia de Lincoln…

— Fue más para darle la mano al club en el que mi hermano era técnico. Viajar en auto hasta allá para jugar los fines de semana era muy difícil. Pero fue muy lindo volver adonde viví 19 años y donde hice las inferiores, volver al mismo vestuario donde me cambié de chico, la misma cancha, encontrarme con la misma gente que sigue estando, los de utilería… ¡Y encima dirigido por mi hermano! Fue algo más afectivo y familiar que deportivo.

— ¿Que recordás de la vez que con la camiseta de Argentinos Juniors te tocó jugar contra Maradona?

La Bombonera se venía abajo, todo el mundo gritando “Maradoooo”, nunca viví algo igual, que alguien genere nada semejante.

— ¿Como director técnico te das cuenta de los errores que tuviste cuando eras futbolista?

— Ahora veo que debería haber escuchado más a los técnicos cuando me decían que tenía que mejorar alguna que otra cosa, por ahí cuando sos joven pensás que las sabés todas. Hoy tratamos de mostrarles a los chicos que no es así, que todos los días se puede aprender. En mi caso, en general fui de hacer caso, de otro modo no hubiese jugado veinte años al fútbol, me hubiera peleado con todos los técnicos. La autoridad siempre hay que respetarla, aunque a veces no tenga razón.

— Igual vos no volvías con mucha bronca al vestuario porque te descargabas en la cancha, ¿no?

— Sí, una vez que entraba me sacaba todo, ja ja.

— ¿Cuál es la patada que diste que mas recordás?

— No tengo muchas… O tengo tantas que ni me acuerdo, ja ja ja.

— ¿Y de los goles? Hiciste más de 50…

— Los que más me acuerdo son los de los clásicos, como el que le hice con Boca a River en la Bombonera, en 2004, y  en Newell´s contra Central, un partido que se vive de manera más intensa que un Boca-River. Pero hay muchos goles para recordar.

— Fuiste convocado sólo a dos partidos de la Selección, ¿por qué?

— En mi mejor momento, en 2003 en Boca, estaban Fabián Ayala y Walter Samuel, creo que era imposible competir con ellos y no se dio la oportunidad. Después Maradona me llamó de grande.

— ¿Cómo se vive un clásico como DT?

— Me pongo más nervioso estando afuera que adentro de la cancha, porque jugando vos sabés las cosas que tenés que hacer, y desde afuera por ahí no lo podés lograr.

— Si Guillermo Barros Schelotto diera un paso al costado y te llegara la oportunidad, ¿estarías preparado?

— No está en mi cabeza dirigir la primera de Boca ahora. Creo que todavía tengo mucho para aprender, ir a otro lado a juntar experiencia y en otro momento si se da bien, pero por el momento no está la idea.

— ¿Qué directores técnicos admirás?

— Varios… Bielsa, Guardiola, Sampaoli me gusta mucho. Los técnicos que trabajan, a la larga tiene sus frutos.

— ¿Qué opinas de los cambios que hubo en la AFA?

— Espero que sean para mejorar, pero por lo visto si no hay un cambio muy profundo vamos a seguir estando en la misma, y creo que estamos cada vez peor.

— ¿Cómo comparás el fútbol de tu época con el actual?

— Creo que hoy es totalmente distinto, los representantes y los padres están muy pendientes de lo que puede llegar a generar un chico. Antes por ahí teníamos más sacrificios, o tal vez otro tipo de cabeza. Mi papá nunca fue a una cancha de fútbol y nunca me obligó a jugar. Lo único que me dijo fue que tenía que estudiar o trabajar. Hoy ya no tienen la cultura del trabajo como teníamos nosotros antes, y el hijo no ve al padre con cultura de trabajo, entonces especulan para ver si llegan.

— ¿Que te dejó haber trabajado en la carnicería de tu papá cuando vivías en Lincoln?

Me sirvió muchísimo para poder valorar lo que significa traer el pan a mi casa, hasta el día de hoy mi viejo sigue trabajando. Creo que yo con ese ejemplo no podía no hacerlo. Yo lo sigo haciendo hasta el día de hoy, y es un ejemplo para mis hijos, En la vida sin sacrificio no llegás a nada. Si no sacrificás cosas, no vivís el día a día y no entregás todo, no podés ser nadie en la vida.

— Viviste en China, España, Brasil, ¿cómo es vivir en Nordelta?

— Muy tranquilo, estamos muy contentos. Sabemos que es una burbuja por ahí para nuestros hijos, pero está en cada padre querer mostrarle otro tipo de cosas que existen más allá de esto.

— Vivías en Santa Bárbara y te mudaste acá nomás…

— Acá es más tranquilo, El Golf es mucho más abierto. En Santa Bárbara vivíamos en la troncal y con los chicos no podés salir a andar en bicicleta porque pasan autos todo el día, es un caos.

— ¿Jugás al golf acá en Nordelta?

— Si salimos a jugar a veces con Raúl Cascini, Carlos Tevez cuando está acá, Andrés Guglielminpietro… Es donde me puedo desconectar de todo, la paso bien, armé un grupo lindo y me puedo despejar un poco todos los días.

— ¿Cuál es tu lugar en el mundo?

— Todos los lugares donde viví. No soy de aferrarme a un lugar y decir “Acá me quedo”. Lincoln me encanta, pero para ir uno o dos días a visitar a mis viejos o ir al campo; Buenos Aires me gusta también, pero si tengo que ir a otro lado, no tengo problema, la pasé muy bien en todos los lugares que viví.

— ¿Y de vacaciones?

— Me gusta mucho la playa, todas las que pueda conocer, las mejores playas del mundo trato de ir, en julio y diciembre.

— ¿Te gustaría que tus hijos sean futbolistas?

— Que hagan lo que quieren, los voy a apoyar en lo que quieran hacer. Mientras estudien…

“Nos mudamos acá para tener una familia grande”

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El periodista y conductor Germán Paoloski y la actriz Sabrina Garciarena viven en El Golf desde hace tres años. Felices por la reciente llegada de su segundo hijo, aseguran que en Nordelta disfrutan de una vida tranquila y natural. Y Germán se explaya sobre su exitoso presente profesional.

“¿No les llueven pelotas acá?”, pregunta el cronista apenas se asoma al jardín de los Paoloski, en el barrio El Golf. “¿Sabés que no? -contesta Germán-. El otro día Sabri me dijo que encontró dos pelotitas, pero yo nunca vi ninguna. O juegan bastante bien, o estamos más lejos de lo que yo pienso”, concluye el dueño de casa, mientras desde el ventanal de la galería observa el hoyo 6, del otro lado de la laguna. El conductor y productor de TV vive en El Golf junto a su esposa y sus hijos: Beltrán, de tres meses, y León, de tres años. De pronto aparece en escena la dama de la casa, la actriz y modelo Sabrina Garciarena, quien hoy está dedicada a pleno a su rol de madre. Es más, está a punto de llevar a natación a León, a quien le puso así por un sueño que tuvo: “Antes nunca se me había ocurrido ese nombre”. Cuenta que siempre le gustó vivir en la ciudad de Buenos Aires y que no creía que se fuera a acostumbrar a vivir en Nordelta. Hasta que se instalaron: “Hoy me encanta la vida natural, sobre todo para los chicos”, dice, mientras justo aparecen dos cuises correteando por el jardín y Atilio, el perro de la familia, ni se inmuta. Sabrina se va y continúa el hombre de la casa, que la mayoría de los días de la semana no vuelve hasta la una de la mañana porque conduce “Vuelta y Vuelta”, por radio AM 630; “Todo Tiene un por qué”, por la TV Pública; y su preciado “NET (Nunca es tarde)”, el late night show que también produce con su productora G5 Contenidos.

— ¿Te costó mudarte de Buenos Aires a Nordelta?

— No, estaba muy convencido. Había comprado un terreno como inversión en los Sauces en 2005, porque ya en esa época me gustaba mucho, y tenía pensado construir ahí, pero después terminé vendiéndolo, seguí en CABA , pero siempre me quedó la idea de venir acá. Y en 2011 apareció la oportunidad de comprar en El Golf.

— No perdés el tiempo, tenés una agenda bastante apretada…

— Tengo un lugar como la radio para hablar de política y cosas más serias, tengo un lugar para entrevistar y divertirme como NET y tengo un lugar para hacer un programa didáctico y educativo y dejar algo a la sociedad, en la Televisión Pública. Es una abanico de cosas diferentes, no son tres programas iguales, te tenés que ir adaptando a cada formato.

— ¿Cuál es el concepto de un late night show como NET?

NET es un programa al estilo de los norteamericanos, que me gustan mucho, y es un programa más personal. Es el programa de Jimmy Fallon, Jimmy Kimmel, de James Corden. Yo, a diferencia de ellos, como considero mejor armar un equipo y que no sea el programa mío, no le puse “Este es el Show de Germán Paoloski”, sino “Nunca es Tarde”.

— ¿Sería exitoso en un canal de aire?

— En el cable encontré un bálsamo. La tele abierta es muy difícil y no respeta los tiempos y las voluntades, es más perverso el sistema, se rige mucho por el minuto a minuto, por lo que “vende”, por lo que teóricamente la gente quiere ver. Los programas de tevé abierta van al hueso y a las cosas del momento, los líos, y yo no tengo ganas de hacer un programa de ese estilo, sino poder disfrutar: hablar con Víctor Laplace como hice el otro día, disfrutar de charlar con un tipo que es un groso de la actuación, que hizo 80 películas, y que por ahí hoy los pibes no saben quién es, y me da bronca que no lo sepan, porque es muy interesante.

Paoloski acaricia a Atilio, el perro de la familia. De fondo se ve el hoyo 6 de la cancha de golf.

— Empezaste trabajando como periodista deportivo.

— Tengo que reconocer que uno necesita un poco de suerte. Entre los años ’95 y ‘97 fue el auge del periodismo deportivo. Hasta ese momento no era muy común estudiar esa carrera, yo fui la primera camada de la Escuela de Niembro y Araujo, y justo llegaron a la Argentina Espn, Fox, empezó TyC, salió el diario Olé… Tuvimos chances, las cosas se dieron naturalmente.

— Leí por algún lado que Matías Martín te había marcado bastante.

— Sí, porque Matías arrancó antes que yo. Mientras yo estudiaba Periodismo Deportivo con Niembro y Araujo y Comunicación en la UBA, él hacía “Fuera de Juego”. También admiro a Juan Pablo Varsky, Juan Alberto Badía, Nicolás Repetto, Tinelli, Julián Weich. Un montón de conductores que trataron de hacer programas entretenidos y para toda la familia, que es lo que me gusta a mí, ir por ese lado.

— Hay gente de los medios que hace siempre lo mismo, vos en cambio te reinventás constantemente.

— Cada uno tiene su estructura, su forma, su personalidad. Yo no critico a nadie, cada uno es feliz con lo que quiere, con lo que puede, con lo que tiene, y en el caso mío he tenido ganas de no quedarme en un lugar y de ir siempre por más, también por cierta curiosidad, y ciertas ganas de ver qué pasa, con muchas cosas, quedarte en un lugar cómodo no es lo mío. A mí me gusta exponerme, me puede ir bien o mal, pero siempre voy a emprender, hacer. Yo no creo que sentado en tu casa te vengan a tocar la puerta, creo que tenés que salir a buscar las cosas que querés hacer, porque de esa manera van a llegar más rápido y mejor. 

—¿Te aburrís después de un tiempo?

— Hice “Fútbol para Todos” desde 2003 hasta 2009, lo disfruté mucho, pero es inevitable repetirse, y en algún momento tenés que cambiar. “Pura Química” fueron cinco años y también es un ciclo cumplido. Se podría haber hecho cinco años más, pero también hay otras cuestiones que tienen que ver con la ambición personal, las ganas de tomar más decisiones… Entonces a veces uno tiene que dar un paso al costado. Lo mismo pasó en “Diario de Medianoche”, lo disfruté mucho, conduje el programa durante seis años, y fueron geniales, y hoy todo el mundo me dice “Cómo te veía en el noticiero, cómo me gustaba, ¿por qué te fuiste?”.

— ¿Cómo se logra un programa exitoso?

— Para mi el éxito de los programas es el equipo, el grupo, la gente que está delante y detrás de cámara. Si vos tenés un buen equipo de producción y buenos colegas es mucho más fácil, lo importante es que cada uno sepa qué tiene que hacer: uno conduce, otro hace chistes, otro se mete por este lado… y así vas construyendo.

— Volviendo al hogar y la familia, ¿cómo impacta ser padre de dos?

— El impacto más grande es el segundo, aunque hay una cuestión muy importante cuando tenés el primer hijo, todo es nuevo, pero cuando ya te estás acostumbrando, te cae el segundo y es como una revolución, un poco heavy, pero también es una felicidad increíble. Estoy feliz de la vida con los dos, contento con la familia que armamos y seguramente pensando que por ahí vendrá alguno más adelante. A mí me encantan los chicos y a Sabri también, y la idea de mudarnos acá y tener esta casa es tener una familia numerosa y poder disfrutarla.

— ¿Qué es lo que más les gusta de vivir acá?

— Que te despreocupás un poco. Sabés que los chicos pueden salir a andar en bicicleta, salir a correr, jugar, tienen espacio, jardín… Esta calidad de vida en Capital no la tenés, no hay manera, y además allá tenés inseguridad, acá hay más resguardo.

Una nueva mirada para pensar más

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Malba presentó la exposición Verboamérica, constituida por las obras de su colección permanente. ¿En qué consistió la novedad? En una nueva lectura, con parámetros propios de América Latina. “Es un nuevo modo de pensar la colección, no con referencias externas, sino con lo que las obras contenían en sí mismas, su lenguaje y sus temas”, explica la curadora, Andrea Giunta. Una propuesta a la que el público respondió con entusiasmo.

En agosto de 2014, cuando se radicó en Buenos Aires para asumir como Director Artístico de Malba-Fundación Costantini, el español Agustín Pérez Rubio anunció que uno de sus primeros objetivos iba a ser plantear una nueva lectura de la riquísima colección permanente del museo. Apenas un par de semanas más tarde, convocó a la curadora e historiadora del arte Andrea Giunta, y juntos encararon la tarea. El resultado fue Verboamérica, una exposición nueva con las obras que identifican a Malba desde su nacimiento, que fue inaugurada en septiembre de 2016.

Nueve meses después, cuando el numeroso público que habitualmente recorre los salones del célebre museo porteño ha dado muestras de su aprobación a esta original disposición, Giunta explicó con claridad las pautas que la construyeron.

-— Replantear y releer la colección de Malba fue uno de los primeros objetivos de Agustín Pérez Rubio cuando asumió la dirección artística del museo. ¿Qué análisis hicieron para el planteo general de Verboamérica?

— La colección había estado montada durante varios años con un criterio cronológico, siguiendo la historia de los estilos del arte europeo. Nosotros nos planteamos correr a un lado esta historia y comenzar con las obras mismas. Dedicamos muchas días, durante dos años, a analizar y discutir las obras en sí mismas. De estas conversaciones surgió un guión curatorial más cercano al significado de cada una de las obras que a los estilos que las catalogan. En verdad no teníamos ningún plan previo. Solo queríamos volver a mirar las obras de la colección para volver a descubrirlas. Así surgió una mirada nueva, que conecta las obras con los contextos específicos en los que fueron creadas, con la naturaleza, las ciudades y los problemas propios de América latina.

— ¿Por qué era necesario analizar la colección por fuera de las categorías y denominaciones europeas?

— En verdad no es que era necesario, fue lo que surgió del trabajo cercano con las obras. Conversamos mucho sobre cada una, sobre los artistas, sobre lo que cada uno pensaba y buscaba cuando realizaba esas obras, y así fuimos diseñando el nuevo guión. Por ejemplo, podemos entender la obra de Xul Solar desde las vanguardias europeas, desde Klee o el surrealismo, pero nunca descubriríamos por ese camino hasta qué punto con sus obras imaginaba ciudades o remitía a mitos originarios de América. Al volver a las obras pudimos encontrarnos con una perspectiva indigenista para entender las obras de Xul Solar, y pudimos ver la obra de Frida Kahlo no como surrealista sino como indigenista. En otras palabras: pudimos volver a pensar la colección. Esa es la riqueza de una obra: que puede ser pensada y sentida de muchas formas. No existe una única manera de entenderlas.

— ¿Qué dice la producción artística latinoamericana sobre la historia del continente y el contexto en el que se realizaron las obras?

— Cada obra compacta muchos mundos. Además del mundo del artista, sus conocimientos, sus experiencias, sus sueños. Pero también el momento en el que estaba trabajando, las especiales circunstancias que lo rodeaban, el momento político, social, las personas a las que conoció. Todos esos mundos están presentes en cada obra, que, a su vez, crea un universo nuevo. Porque en esa asociación de sentidos surgen sentidos nuevos que también impactan en el mundo en el que la obra actúa. Así, una obra no es un resultado de un conjunto de circunstancias biográficas o contextuales. La obra también incide en la realidad. Cuando la analizamos, tenemos que ir hacia la historia del continente y de cada país, de cada ciudad, de cada individuo y cada comunidad involucrados en ella. Los cuadros constructivistas de Torres- García nos permiten acceder al contexto parisino en el que él trabajaba en 1931, pero también a la ciudad de Nueva York, donde estuvo en los años ’20, o a la ciudad de Montevideo, a la que regresó en los años ‘30. Las tres obras de Torres-García que están juntas remiten a tres momentos, a tres ciudades. Si podemos entrar en cada uno de esos mundos descubriremos mil sutilezas que nos hablan de problemas distintos que a su vez están en contacto: la explosión urbana a comienzos del siglo XX, las multitudes, los puertos, el aceleramiento de las grandes ciudades.

Rompecabezas (1968-1970), de Jorge de la Vega, ocupa el centro de la escena en este sector de la muestra.

— ¿Se ha descontextualizado en ocasiones esas obras, con el fin de quitarles su lectura socio-política?

— No necesariamente. Sólo que cuando pensamos una obra realizada en América latina únicamente desde los marcos de la historia del arte escrita en Europa y en los Estados Unidos (la historia del arte del siglo XX es euronorteamericana y en muchos sentidos lo sigue siendo), perdemos las palabras, los sentidos, las paletas desde las que las pensaron los propios artistas latinoamericanos. Ellos no usaban solo términos como abstracto, surrealista o futurista, también crearon palabras para nombrar a sus obras, como universalismo constructivo, o antropofagia, o negritud, o indigenismo. Necesitamos conocer las vanguardias europeas, pero también necesitamos conocer las latinoamericanas. Entonces preferimos, en esta oportunidad, privilegiar las palabras latinoamericanas. Son opciones, una no substituye a la otra, sólo enriquecen la forma de entender las poéticas implícitas en cada obra.

—En una región con tantos matices e influencias como América Latina, ¿en cuánto ha contribuido el arte para entender los procesos históricos y las situaciones sociales?

— Las obras permiten una aproximación distinta a los procesos históricos y sociales. Como señalamos, en ellas se compactan mundos. ¿Cómo podríamos conocer sobre esos mundos sin las obras que permitieron pensarlos y expresarlos de maneras distintas, específicas, respecto de la política o la economía. Cuando Cándido Portinari pinta el morro nos muestra lo que esas personas que retrata están haciendo para vivir, cómo se relacionan, cómo se visten. Podríamos encontrar libros que nos expliquen las costumbres y las formas de vida en la ciudad de Río de Janeiro o de San Pablo en esos años. Pero lo que las pinturas de Portinari nos permiten entender es una forma sensible, pictórica, afectiva, para aproximarnos a ese período, a esas personas. Así, las obras son insustituibles, porque ellas nos permiten un contacto y una experiencia que no puede reemplazarse por un libro o por un diario. Es una experiencia distinta que enriquece nuestras vidas, nuestro conocimiento y nuestra sensibilidad. Desde el arte entendemos de otra forma el mundo.

— Para Verboamérica elaboraron ocho núcleos temáticos, ¿cuáles son los artistas que atraviesan en mayor medida esos núcleos? ¿Por qué?

— Están muy presentes Antonio Berni, Xul Solar, Jorge de la Vega, Ana María Maiolino. Básicamente porque están muy representados en la colección, pero también porque son artistas versátiles, cuya obra abarca un período extenso en el siglo XX y por ende intervinieron con sus obras en muchas problemáticas, se vincularon a distintos momentos, ideas y situaciones.

— ¿Cuáles son las rupturas más importantes en el arte latinoamericano que se observan en Verboamérica?

— Incuestionablemente la Antropofagia y el Universalismo Constructivo como movimientos radicales y propios del arte latinoamericano. También tienen presencia el Muralismo mexicano o el Indigenismo peruano. Pero la exposición propone otras aproximaciones: por ejemplo, cómo entendieron la sexualidad los artistas latinoamericanos, cómo se aproximaron al cuerpo y a sus formas de entenderlo, o al paisaje o a las ciudades. Quizás el momento más original de la exposición, en un sentido inédito, en el que encontramos un problema que no se había pensado desde la historia del arte, es el primer núcleo, “En el principio”, en el que situamos obras que proponen una manera inaugural de entender el mundo, el comienzo de la creación, el momento en el que el lenguaje tenía que imaginar las formas sin que éstas representaran algo específico. Las formas como materia, como movimiento centrípeto o centrífugo, como comienzo o como final: la vida, la muerte, las explosiones, la fuerza del viento y de lo más primordial en la naturaleza.

— Luego de varios meses, ¿cómo sienten que reaccionó el visitante asiduo de Malba ante esta relectura de la colección permanente?

— Todas las respuestas han sido increíbles. Lo que nos comentan recurrentemente es que parece una colección nueva. Y eso es lo que buscábamos. Al transformar el guión curatorial se crean fricciones nuevas entre las obras que las transforman, en un sentido. Nuevos contactos entre las obras crean para ellas un sentido, una vida nueva.

La gran vidriera del mundo

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Hace un par de meses se realizó la 56ª edición del Salón Internacional del Mueble de Milán, con la elegancia contemporánea como consigna. Aquí, una selección de casas y productos destacados.

El Salone Internazionale del Mobile de Milán esencialmente quiere decir producto. Las piezas que se exhiben tienen en común la innovación, la investigación y una calidad de primer nivel: garantía misma del certamen. Aquí debuta lo que será tendencia mundial, triunfan los nuevos talentos. Y, paralelamente, se consolidan las posiciones y estrategias.

En abril pasado se realizó la edición número 56, y allí la novedad no fue ni un color ni un diseñador (al parecer, se acabó la era del color de temporada o del personaje famoso), sino un producto más y más flexible, exigente, hecho a medida para satisfacer las necesidades de cada cliente. De hecho, los criterios de la personalización orientan cada vez más las decisiones del consumidor.

Self se llama el sistema de interiorismo creado por Giuseppe Bavuso para Rimadesio. Ofrece composiciones infinitas. Está disponible con zócalo o con patas de aluminio, en versión colgante, de pared o free standing. Y con una puerta de aluminio extruido, con bisagras empotradas, sin juntas y con tornillos caras vista.

La consigna de este año fue la “elegancia contemporánea”, que oscila entre el minimalismo y lo funcional, y entre las técnicas artesanales, el know-how digital y la innovación tecnológica. Es una elegancia que, esencialmente, se propone suscitar emociones estéticas, superando las subdivisiones estilísticas. Se trata de una nueva interpretación, basada en la investigación y en el uso de materiales nobles. Así, la palabra lujo se transforma en sinónimo de exquisito, de decoración escenográfica y de una exclusividad mesurada. Es la calidad de la elegancia.

Funcionalidad, estética e innovación

Esos son los tres ejes que marcan cada obra en la que interviene Menta Arquitectos, un estudio que en más de 20 años de trayectoria se ha ganado un nombre como sinónimo de una fluida comunicación con sus clientes, lo que determina el éxito de cada proyecto que encara. Además,  construye casas a través del aporte de inversores particulares.

Más de dos décadas de trayectoria avalan el nombre de Menta Arquitectos. Una amplia experiencia, que en los últimos años se ha focalizado en el desarrollo de proyectos de viviendas unifamiliares, especialmente en urbanizaciones privadas en la zona Norte del Gran Buenos Aires. Un estudio de arquitectura completo, que brinda servicios integrales de diseño y arquitectura, y cuenta además con una unidad destinada exclusivamente a la construcción, tanto de proyectos propios como de terceros.

“En nuestro estudio priorizamos la buena y fluida comunicación con los clientes, es la base para el éxito de cualquier proyecto. Cada diseño y desarrollo es pensado minuciosamente y surge de escuchar y entender las necesidades del propietario para luego plasmar las ideas, que siempre contemplan tres ejes fundamentales: la funcionalidad, la estética y la innovación. Abordar cada proyecto como propio nos permite aportar valor y un alto grado de detalle, que siempre es muy bien percibido por el interesado”, asegura el arquitecto Marcelo Menta, uno de los dos socios del estudio.

En los últimos años, Menta Arquitectos ha construido más de 40 casas en distintos barrios cerrados y countries de Buenos Aires, como Nordelta (en barrios como Los Lagos y Los Alisos), Talar del Lago 1, Laguna del Sol, El Cantón, Puertos del Lago (en los barrios Vistas, Acacias y Ceibos), Maschwitz Privado, San Jorge, San Lucas, Villanueva (Santa Clara, Santa Teresa, San Francisco y San Marco), La Damasia y Los Potrillos, entre otros.


En cada uno de sus proyectos, Menta procura entablar una comunicación fluida y clara con sus clientes.

Cuidadas opciones para invertir

Por otro lado, el estudio ha desarrollado un área para inversores con proyectos especialmente pensados para obtener alta rentabilidad. Con un sólido conocimiento de la oferta y la demanda en materia de viviendas en barrios cerrados y countries, Menta cuenta con diversas alternativas de inversión para terceros, que garantizan un destino seguro para quienes quieran invertir en construcción.

“Cuidamos a nuestros clientes y buscamos diferenciarnos de la competencia mediante el aporte de valor agregado a nuestros servicios, pues consideramos que la recomendación es la publicidad más valiosa; mucho más en un sector como el nuestro, donde el cliente siempre busca referencias respecto de los estudios de arquitectura o empresas constructoras”, afirma el arquitecto Martín Menta, el otro socio del estudio. “Vivimos en la zona hace más de ocho años, lo que nos ha permitido entender el mercado y aconsejar desde la propia experiencia a quienes nos consultan”, resalta.   

Puertos del Lago es hoy un desarrollo inmobiliario importante, en el que Menta Arquitectos ya está presente, con tres casas en el barrio Acacias, dos en Vistas y una en Ceibos, algunas ya casi terminadas y otras en plena construcción. Todas están en venta y constituyen una excelente opción para familias que buscan un cambio de vida y eligen vivir en un ámbito natural de la mano de un concepto único, como el que Nordelta ha sabido desarrollar en Tigre.

Contacto:

Estudio Menta Arquitectos

Teléfono (rot): 4866-3888

E-mail: mmarq@arquitectosmenta.com.ar

Página web:  www.arquitectosmenta.com.ar

Nordelta tiene un corazón grande

El lago Central, alma de la Ciudapueblo, sumó recientemente la gran bahía del Centro Cívico. Así quedó prácticamente con su superficie definitiva: un total de 196 hectáreas. Un espejo de aguas limpias y saludables, centro de la vida recreativa nordelteña.

Desde la prehistoria de Nordelta, desde el primer bosquejo de su diseño y desde el primer movimiento de suelos cuando todo esto era una enorme zona baja y despoblada, los espejos de agua tomaron un protagonismo total. Y entre ellos, se destacó nítidamente el lago Central, corazón de la Ciudadpueblo y articulador de todo este nuevo espacio urbano. Este gran espacio lacustre fue modificándose y creciendo a lo largo de estos primeros 17 años de Nordelta, acompañando el desarrollo de los distintos barrios que se conforman sobre sus orillas. Es un componente clave y diferencial, por su paisajismo, porque brinda un escenario único para el desarrollo de actividades náuticas a vela y remo y también por ser un reservorio natural de flora y fauna autóctonos.

El mes pasado, casi dos décadas después desde que Nordelta comenzó a ser una realidad palpable, el lago Central quedó con su conformación prácticamente definitiva, debido a la incorporación de la bahía del Centro Cívico, que hasta ahora se encontraba separada del resto del gran espejo por el cauce original del arroyo Las Tunas. Los trabajos de reencauce de este arroyo, ya finalizados, permitieron unir la bahía con el lago. La obra requirió el movimiento de 100.000 metros cúbicos de tierra durante dos meses.

De esta forma se incorporaron 21 hectáreas a las 175 existentes, por lo que el espejo Central ahora tiene 196 hectáreas totales, con un corredor de 2.650 metros lineales de agua para la práctica de deportes náuticos.

La bahía del Centro Cívico tiene un diámetro de 380 metros entre sus costas, casi el doble del de Bahía Grande. Sobre ella se desarrollarán espacios públicos y habrá próximamente variadas actividades náuticas, que podrán ser disfrutadas por todos los propietarios.

Caminito, con acento árabe

El chef argentino Gabriel Agüero desembarcó en Qatar para hacerse cargo de la cocina de un lujoso hotel de Doha, que incluye dos restaurantes: uno de cocina árabe e internacional y otro centrado en los platos típicos argentinos, llamado Caminito. Allí deslumbra a todos con empanadas, asado y puchero, mientras indaga en los secretos de la comida local.

Cuando era muy chico, de la mano de su abuelo, Gabriel Agüero descubrió el placer de cocinar. El pequeño ayudaba como podía en el paciente amasado de las tradicionales pastas caseras para toda la familia, en Moreno, su ciudad natal. Sin embargo, la idea de transformar ese gusto en un medio de vida surgió muchos años después, casi de una forma inesperada, pero lo llevó muy lejos… Hoy, además de ser un profesional gastronómico, Gabriel es el chef ejecutivo del hotel Zubarah, en Doha, la capital de Qatar. “Primero estudié publicidad y después quise ser visitador médico. En un momento de mi vida necesité hacer una actividad para distenderme un poco, porque trabajaba en un banco y estaba muy estresado. Así que decidí darme el gusto y estudiar cocina, una ocupación que siempre me había gustado”.

En el lejano golfo Pérsico, Gabriel coordina los dos restaurantes del hotel: el Baraha, que tiene una cocina contemporánea de platos árabes, internacionales e innovadores; y Caminito, especializado en comidas típicas argentinas, donde el chef bonaerense se destaca con sus empanadas, asados y pucheros. Su oportunidad de trabajar en Doha llegó a través de la red social LinkedIn. “Recibí un mensaje de Omar Awad, el manager general del hotel. Después de muchas entrevistas, me hizo una oferta de trabajo y la acepté”, recuerda el chef, quien así disfruta de su primera experiencia internacional.

— ¿Cómo armaste las cartas?

El dueño del hotel es un apasionado de la cultura gastronómica argentina, tanto que uno de los restaurantes se llama Caminito. Así que intenté ser lo más criollo posible, pero siempre buscando que los platos tengan su toque fine dining.

— ¿Es bien recibida la cocina argentina en Doha?

Sí, muy bien recibida. Les encanta nuestra gastronomía y todo lo latino. Es que nuestras culturas se parecen, ya que fuimos influenciados por los españoles y ellos primero fueron influenciados por los árabes.

— ¿Fue difícil adaptarte a las costumbres del nuevo país?

— Sí, todo es muy distinto: las demostraciones de afecto públicas, como besos o abrazos, no están permitidas; hay un código de vestimenta muy estricto, y las leyes no son comunes para nosotros. Por ejemplo, si salís sin documento a la calle, y te para la policía, tenés una multa de 1.000 dólares más un día de cárcel.

— A pesar de lo bueno, aceptar este trabajo también conllevó varios sacrificios. Gabriel viajó solo, mientras su familia quedó en la Argentina, hasta que logró establecerse en Doha. Meses después, su mujer Valeria y sus tres hijas –las mellizas Renata y Bernardita (13 años) y Emilia (8) – viajaron a pasar las vacaciones, pero decidieron quedarse y compartir la vida juntos, en el nuevo país. “Al principio fue muy dura la ausencia de mi familia pero, gracias al trabajo, se me hizo más fácil. Tenía tanto por aprender, que me concentré en eso y el tiempo pasó rápido”, relata Gabriel. Hoy, sus hijas estudian a distancia con un plan nacional, mientras que su mujer atiende la casa.

El nombre del restaurante hace sentir a Gabriel Agüero como en el corazón porteño.

— ¿Qué los convenció de esta ciudad para decidir instalarse?

— Mantenernos unidos como familia. Doha es una de las ciudades más seguras del mundo, y también económicamente estable. Además, hay muchas actividades y lugares para que la gente pueda recrearse de forma gratuita: parques, playas y festivales. No fue fácil habituarnos al idioma, aquí viven casi dos millones de personas y la mayoría de los residentes somos extranjeros, por lo que se hablan diferentes lenguas, a pesar de que el árabe y el inglés son los oficiales. Nuestras hijas se adaptaron muy rápido, aunque a Valeria le costo un poco más, ya que debe comandar a toda la familia.

— ¿Qué aprendiste de la cocina en Doha?

— Muchas cosas. Son tantas las personas de diferentes países que circulan por la cocina, que cada día aprendo algo nuevo de estas múltiples culturas.

— ¿Qué plato es tu especialidad?

Junto a mi equipo, profesionales argentinos que convoqué para trabajar conmigo, tratamos de mantener nuestras raíces lo más intactas posibles. En Caminito cocinamos asado, empanadas y hasta un buen puchero… ¡a la gente le encanta!

— ¿Que extrañás de la cocina argentina?

— El dulce de leche, sin dudas.

— ¿Habías imaginado, alguna vez, trabajar en Medio Oriente?

— Sí, siempre fue mi sueño.