lunes, noviembre 10, 2025
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Adiós a una carta de triunfo

Luego de más de una década llena de grandes logros, la última capitana de Las Leonas dejó el seleccionado. Tuvo su emotiva despedida y homenaje, y tras ella, aseguró que el hockey argentino sigue creciendo y tiene jugadoras para mantenerse en el primer nivel mundial.

“Después de 14 años de vestir la tan amada celeste y blanca, decidí retirarme de la Selección”. Con esas palabras, la delantera y capitana de la Selección Argentina de Hockey, Carla Rebecchi, anunció su retiro del deporte profesional el 6 de febrero último. Atrás quedaba una carrera brillante y exitosa, que incluyó 153 goles en 290 partidos, dos medallas olímpicas (bronce en Beijing 2008 y plata en Londres 2012), un título mundial nada menos que en Argentina 2010 y seis Champions Trophy: Alemania 2008, Australia 2009, Inglaterra 2010 y 2016, Rosario 2012 y Mendoza 2014.

El 15 de abril, Carla tuvo una despedida como ella se merecía: en el Lawn Tennis Club, con compañeras, ex jugadoras, deportistas, directivos y cientos de niñas y niños que participaron de la fiesta.

— ¿Cómo te sentís como ex jugadora, ya extrañás algo?

— Hace cuatro meses que me retiré y la verdad es que todavía no estoy extrañando tanto. Siempre me gustó entrenar, y ahora que bajé la carga de entrenamiento, creo que eso es algo que extraño. Y cuando empiecen otra vez los torneos, quizás voy a extrañar jugar y estar adentro de la cancha, que es lo más lindo.

— ¿Cómo y por qué decidiste dejar la selección?

— La decisión del retiro la tomé en las vacaciones. Creo que internamente ya venía haciendo un proceso y, en el verano y estando tranquila, un día me levanté y le dije a Jorge, mi marido: “Me parece que quiero retirarme este año”. Lo pensé durante todo enero y finalmente me retiré.

Como siempre, Carlita encara el arco rival. Al fondo la acompaña Vanina Oneto, una gran Leona de la generación anterior.

— Cuando tomaste la decisión, ¿ya sabías qué ibas a hacer después?

— La verdad es que en ese momento no estaba pensando mucho en qué iba a hacer. Mi decisión tuvo que ver con la idea de formar familia, pero no estaba pensando en qué trabajo iba a encarar. Ya teníamos proyectos con Jorge que veníamos postergando con respecto a una escuela de hockey, y también nos estábamos haciendo nuestra casa, a la que nos mudamos hace poco.

— ¿Cómo estás viviendo este tiempo? ¿Qué hacés de tu vida?

— Estoy disfrutando de otra etapa de la vida. No hago mucho más que jugar en el club y dedicarle tiempo a la casa, porque tenemos muchísimas cosas que hacer, estamos todavía un poco en obra. Eso me lleva tiempo. Estoy disfrutando de esta etapa, de no tener que levantarme temprano para ir a entrenar, poder disfrutar del lugar donde vivo, que es muy lindo y da para hacer actividades acá también.

— ¿Qué momentos de tu carrera como jugadora más recordás?

— Uno es cuando me convocaron por primera vez a la Selección. Tenía 17 años y nunca había estado en un seleccionado juvenil ni nada por el estilo. Todavía estaba en quinta división y me tocaba jugar en primera de titular ese sábado. Luis Barrionuevo, que era el preparador físico del club y también de la Selección, antes del partido me dijo que él me veía condiciones físicas muy buenas y que le había hablado a Cacho Vigil de mí y que me iba a ir a ver a ese partido. Imaginate los nervios que tenía; me re acuerdo de ese partido, antes de jugar. No me lo olvido más. Después terminé jugando bien y después del partido Cacho me llamó para empezar a entrenar con el Seleccionado Junior. Así que ese es un momento inolvidable. Y otro es cuando salimos campeonas del mundo en 2010, realmente fue único: la final, en Rosario, fue contra Holanda, con 15.000 personas, hice dos goles… Creo que ese torneo fue redondo.

— ¿Cuál es tu mirada sobre el hockey argentino de hoy?

— Creo que viene creciendo muchísimo en los últimos quince o veinte años. No para de crecer y cada vez se juega más, en todos lados. Sobre todo el hockey femenino, pero creo que después de la medalla dorada que ganaron los varones en los últimos juegos olímpicos, el masculino también ha crecido mucho. A Las Leonas les veo futuro, hay muy buenas jugadoras; son jóvenes y hay que hacer un buen trabajo de formación, pero creo que pueden seguir manteniéndose en los primeros puestos.

— ¿Qué debería hacer una chica o un chico que ya juega y que podría dedicarse profesionalmente al hockey?

— Primero hay que pasar la etapa de los clubes, disfrutar, entrenar… Creo que la clave está en meterle mucho esfuerzo, ser perseverante, no bajar los brazos, seguir luchando a pesar de los obstáculos, sobre todo en el trabajo y en el esfuerzo de entrenarse y de querer ser mejor cada día.

La ex capitana de la selección disfrutó a fondo del homenaje.

Rugidos en el puerto

Con Leones y Leonas como espejos, decenas de chicos y chicas inauguraron la cancha de hockey del Club Puertos. Un auspicioso comienzo, con el objetivo de armar equipos y, en el futuro, competir en torneos internos y oficiales.

El 5 de mayo quedó formalmente inaugurada la cancha de hockey del Club Puertos, pero de esa fecha hacia atrás y hacia delante hay mucho para contar. En principio, porque no es sólo una cancha de hockey, sino un proyecto con una idea bien clara hacia el futuro. “Sabíamos desde el comienzo de la importancia de los deportes grupales como elementos fundacionales de la vida en comunidad –dice uno de los responsables de la administración del club–. Esto, junto con la demanda natural de residentes y vecinos de la zona, ratificó la necesidad de empezar la actividad en el menor tiempo posible”. Desde que surgió la idea hasta que arrancaron las obras pasaron unos meses, y la cancha comenzó a prepararse en septiembre de 2016. Pero, por supuesto, lleva su tiempo: el proceso de movimiento de suelos no es lo más largo, pero la cancha necesita tiempo para que el césped adquiera la apariencia, el relieve y la resistencia adecuadas para que la actividad se desarrolle de la mejor manera.

Un gran número de chicas y unos cuantos varones se acercaron al primer entrentamiento.

Todos a jugar

Eran las 11 de la mañana de ese sábado 5 de mayo y un grupo de niños y niñas que no superaban los 10 años, llegaba a la cancha de la mano de sus padres. Dos instructoras de hockey los esperaban con bochas, palos, conos y demás accesorios para, finalmente, estrenar el flamante espacio. Hicieron ejercicios variados, como conducción, pases cortos y tiros al arco, mientras seguían llegando más jugadoras y jugadores. Antes de las 12 del mediodía y con un radiante día de sol y nubes que iban y venían, la espectacular cancha quedó inaugurada: 90 metros de largo por sesenta de ancho, sembrada con base de césped bermuda y resembrada con ryegrass para garantizar una cobertura más densa, sobre la cual la bocha pueda deslizarse armoniosamente.

Ese día de la inauguración estaba Fernando Chaves, responsable del Club Puertos; a un costado de la cancha, le hicimos algunas preguntas.

— ¿Cómo será la dinámica de las clases?

— Son gratuitas. Se dictan los sábados a las 10:30 y, próximamente, durante días de semana, aunque aún tenemos que confirmar bien qué días y en qué horarios. Y la dinámica de las clases varía según la edad. Por ejemplo, a los alumnos de 4 a 7 años se los inicia con ejercicios de familiarización con los elementos, pero a medida que aumentan las edades, se va sumando importancia al trabajo, tanto técnico y táctico como físico.

— ¿Habrá entrenamiento para adultos?

— Sí, también habrá clases para adultos, dirigidas tanto a quienes jugaron alguna vez y buscan seguir disfrutando de este atractivo deporte de manera amateur, como para quienes quieran mantenerse en forma con una actividad alternativa a las que hoy ofrece el club.

— ¿La idea es formar equipos? ¿Jugarán torneos?

— Sí, el proyecto abarca la formación de equipos que representen a Puertos en otros certámenes, tanto para las categorías menores como para las de mayores, y también la organización de torneos propios del club.

Mientras Fernando responde, observo por el rabillo del ojo que la cancha tiene un movimiento intenso, tanto adentro como afuera, donde los padres se sentaron a tomar mate y sacarles fotos a sus hijos. Es un día histórico para Puertos.

— ¿La cancha era esperada por la gente de Puertos?

— Sí, y además de la demanda de los propios vecinos, se suman las necesidades del colegio Northfield, ya que sus alumnos también practicarán la actividad en la flamante cancha. Sin duda, es un aporte al movimiento permanente de las actividades del club.

— Este proyecto de hockey se suma a otras actividades del club. ¿Cuáles están funcionando actualmente?

— Las actividades ya consolidadas en el club van desde fútbol (con escuelita y torneos), tenis y grupos de running, hasta stretching, entrenamiento funcional y yoga. Y ya se están planificando las actividades que se realizarán en el nuevo edificio, proyectado para 2018.

El arte se adueño de Palermo

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El hipódromo porteño se vistió de modernidad en la primera edición de FACA, Feria de Arte Contemporáneo Argentina. Una buena presencia de galerías y artistas del interior del país marcó la exposición, que tuvo una notable afluencia de público y aspira a convertirse en un complemento de la tradicional ArteBA.

Todo un éxito resultó la primera edición de FACA, la Feria de Arte Contemporáneo Argentina, que se realizó entre el 25 y el 28 de mayo en el Hipódromo de Palermo. Alrededor de 10000 personas por día recorrieron los 30 stands de artistas y galerías. Mientras caminaban por la muestra, se detenían a cada rato en exposiciones que llamaban la atención, como el DJ que hacía hologramas, las pinturas con escenas de terror de Claudio Gallina, las diversas propuestas de obras hechas cien por ciento de forma digital, o un caballo de juguete (del tamaño de una mano) que giraba sobre una madera alrededor de un poste atado de un hilo y, de tanto girar, dejaba un círculo perfecto sobre esa delicada madera. “Todo lo que ves acá es arte contemporáneo”, decía Agustín Montes de Oca, director de la feria.

— ¿Cómo definirías a la FACA?

— Es una feria de arte contemporáneo que busca ampliar la plaza expositiva de artistas, tanto de Buenos Aires como del interior del país. Lo que buscamos básicamente es arte contemporáneo. Invitamos a proyectos a participar y, luego, un equipo curatorial hizo una selección de las galerías que finalmente expusieron en la feria.

— ¿Cuál es la razón para hacer esta feria en la misma fecha que ArteBA?

— Elegimos esta fecha para sumarnos a la movida de ArteBA y funcionar un poco como complemento. Vos pensá que son dos propuestas que en algunos puntos se tocan y en otros no: FACA es una feria netamente de arte contemporáneo y ArteBA también tiene otras cosas… Yo diría que ArteBA es el main y nosotros buscamos ser más frescos. Y, un dato no menor, es que FACA es federal.

— ¿Cómo se hizo la convocatoria?

— Empezamos a trabajar en esta idea en diciembre del año pasado, o sea que tuvimos muy pocos meses. Por eso, hicimos la convocatoria a las galerías que más nos interesaban, y el comité finalmente hizo su selección.

En su primera edición, FACA tuvo un buen volumen de venta de obras.

— De lo que hay expuesto, ¿qué te llamó más la atención?

— Varias cosas… Ambos Mundos, proyecto Mía, Espacio Pla… Bueno, en realidad ¡todo! Por eso los elegimos.

— Además de la exposición en sí misma, ¿qué alternativas hay dentro de FACA?

— Tenemos una pantalla gigante de veinte metros de ancho por diez de alto, en la que se proyecta video arte: son videos cortos hechos por distintos artistas visuales y presentados por sus galerías. También tenemos el Sector Sonante, donde hay grupos musicales bien de vanguardia, y ese espacio fue curado por el sello discográfico Run Run Records, que convocó a estos grupos a acompañar a FACA. Bueno, también hay un patio con foodtracks. Es una propuesta para que la gente se sienta a gusto. Esa es la idea de FACA: generar un encuentro entre artistas, galeristas, coleccionistas y público en general, que interactúen en un mismo lugar. Esta es la primera edición y queremos que sea el inicio de un largo camino.

Agustín Montes de Oca, ideólogo y director de FACA.

Elegancia con aires de campo

Una casona de los años ’40, situada en San Isidro, marca toda una época de las pampas argentinas. La rusticidad propia de una estancia se mezcla armoniosamente con una refinación evidenciada en pisos y muebles europeos, coronados por detalles que suman calidez y color.

Seguramente porque fue planificada para ser un casco de estancia, esta casa da la sensación de estar en medio de la pampa húmeda. Pero el proyecto finalmente se concretó en los años ’40 sobre un generoso lote en el partido de San Isidro, y hoy es una muestra del buen gusto que caracterizó a las primeras décadas del siglo XX en el campo bonaerense, con una atildada mezcla de rusticidad y refinación. De estilo colonial portugués, está pintada de un intenso color damasco, típico de tantas casonas de la zona de San Antonio de Areco.

Cada detalle, tanto constructivo como decorativo, es una invitación a la contemplación y el disfrute pausado, desde el mismo momento en que se traspone la imponente puerta principal. Los pisos, traídos de París, tienen un trabajo artesanal fabuloso, al igual que la boisserie del hall y el comedor.

En el living se destaca una gran chimenea de piedra, central para la vida de familia y amigos, que se sientan para pasar largos ratos frente a los gruesos troncos que entibian el ambiente en los inviernos. Tiene grandes ventanas de cedro, cubiertas hacia afuera con las características rejas coloniales, y hacia adentro con cortinas diseñadas por Alberto Carballo.

Una gran puerta de vidrio deja ver la galería cubierta que lleva a los dormitorios. El jardín se integra con la casa por la transparencia de los ventanales que dan al Oeste, dando la impresión de estar afuera, pero con la protección de la cálida casa.

El sobrio comedor, contiguo al living, está cubierto de la misma boiserie que el hall de entrada y sus pisos de marqueterie fueron traídos de París. Una gran mesa, diseñada por Ramón de Oliveira Cézar, permite que se sienten catorce personas alrededor. Un dressoir Queen Anne completa el conjunto. Las paredes están enteladas, en composé con las cortinas y tapizados del living.
Un par de puertas ventana conducen directamente al jardín. Y dejan ver a lo lejos las macetas repletas de malvones que adornan las ventanas. La planta, extendida sobre el terreno, da la impresión de estar en una casa de campo. Lo mismo que el silencio, que es una característica de la casa.
En la galería, sobre las paredes cuelgan conjuntos de imágenes fotográficas vinculadas al campo argentino. Un gran dressoir adornado con un zapallo de plata boliviana y un par de candelabros con tulipas transparentes completan la decoración casi monacal de los dos ambientes.

Nadar en el cielo

Tres edificios de lujo en Houston, Singapur y el Tirol italiano dan cuenta de un fenómeno notable: la proyección y construcción de enormes piscinas en altura, que dan la sensación de estar flotando en el aire, suspendido sobre grandes ciudades o imponentes escenarios naturales.

En algunos producirán miedo. En otros, una adrenalina irresistible, unas ganas de estar allí imposibles de dominar. Pero seguramente nadie permanecerá indiferente ante la visión de las fotos que ilustran esta nota. No hace falta explicar por qué. ¿O sí?

Los tres edificios que aparecen en estas imágenes son la más clara muestra del atrevimiento de algunos arquitectos y de la búsqueda permanente de los inversores inmobiliarios mundiales por llamar la atención de propios y extraños.

Houston, estamos en problemas

Aquellos que sufren vértigo seguramente se sentirán en problemas al pararse sobre el piso de resina de la pileta del Houston Market Square, porque la transparencia es absoluta y la transitada calle de la ciudad texana está 150 metros más abajo…

El edificio residencial, de 40 pisos, fue diseñado por el estudio local Jackson & Ryan Architects. Incluye una gran cantidad de amenities, desde los más habituales (sauna, espacio para juegos infantiles, sala de cine, etc.) hasta otros menos comunes, como un cuarto de simulación de golf y una cancha de básquet. Pero lo que más llama la atención, sin dudas, es su “piscina de cielo”, tiene otra, más convencional, en la terraza del cuarto piso, y específicamente su balcón, que sobresale tres metros gracias a una pieza curva de plexiglás transparente de 20 centímetros de grosor, ubicada entre dos vigas voladizas de concreto. La vista hacia abajo y hacia los costados es sobrecogedora, ya que está a la altura del moderno skyline de Houston.

Una pileta única para un hotel sin par en un ambiente deslumbrante.

Entre el cielo y los Alpes

El estudio Noa, formado por profesionales alemanes que trabajan principalmente en el noreste de Italia, tuvo a su cargo la reforma integral del Hubertus, un tradicional hotel ubicado en la provincia de Bolzano, en la cadena montañosa de los Dolomitas, parte de los Alpes orientales.

La obra de ampliación y remodelación concluyó pocos meses atrás, e incluyó la construcción de 16 suites, un nuevo sector de cocina y restaurantes, gimnasio, spa y una terraza panorámica verde. Todo ello se conecta con el sector existente mediante una impactante pileta en voladizo de 25 metros de largo, cuyas dos terceras partes sobresalen de la terraza, 12 metros por encima del suelo. Es una enorme estructura de hormigón, sostenida por grandes troncos de alerce, similares a los que adornan alternadamente la fachada.

“La piscina parece una roca flotante descansando en el sitio con vistas al valle. Sus bordes ocultos, mantenidos en piedra de color antracita, eliminan la brecha con el paisaje, creando la impresión de que el agua fluye hacia la nada. La piscina recuerda metafóricamente a un lago de montaña, enclavado en el asombroso paisaje montañoso de los Dolomitas, Patrimonio Mundial de la UNESCO”, dicen sus diseñadores. Esto da al nadador la sensación de flotar entre el cielo y la tierra, lo que se refuerza especialmente en el sector que mira al valle, por el frente de cristal y una ventana traslúcida en el fondo.

Lujo oriental

El estudio encabezado por el arquitecto israelí-canadiense Moshe Safdie es el autor del complejo Marina Bay, en Singapur, cuya construcción implicó una inversión de 5,7 billones de dólares. Es un hotel de lujo, conformado por 2560 habitaciones distribuidas en tres torres, casinos, dos teatros, área comercial y salones de eventos, que totalizan 265 mil metros cuadrados.

En su parte superior, las tres torres están unidas por una terraza de casi 10 mil metros cuadrados, situada a 200 metros de altura. Allí hay jardines con 250 árboles, restaurantes, un circuito aeróbico y una pileta infinita sin igual, de 1400 metros cuadrados de superficie, sostenida por una gran viga de hormigón voladiza de 65 metros de largo. Palmeras y reposeras dan la sensación de estar en una playa del Caribe o del sudeste asiático, inclusive por la forma curvada, que recuerda a una bahía.

Una vida panorámica aérea que permite admirar la impresionante obra del Marina Bay Singapur.

Nuevo complejo premium en Nordelta

Con gran éxito se lanzó al mercado la primera etapa de La Balconada Villas & Houses, en el barrio Castaños. Los desarrolladores (CBI Real Estate y Costa Partners, de Eduardo Costantini (h)) se inspiraron en el notable Las Piedras, que cosechó premios y elogios en Inglaterra y Venecia.

Impulsados por el suceso internacional de Las Piedras, CBI Real Estate y Costa Partners lanzaron La Balconada Villas & Houses, un complejo de 106 propiedades distribuidas en once villas dentro de Castaños, un barrio de lotes que comenzó a desarrollarse a fines de 2013 y que está próximo al acceso principal de Nordelta. Son viviendas de dos, tres, cuatro y cinco ambientes, con amplios jardines o grandes terrazas, que cuentan con parrilla y cochera. En esta primera etapa se lanzaron 60 unidades, con un valor de venta que comienza en $ 2.400.000.

Al igual que en Las Piedras, el diseño es de la arquitecta Carla Bechelli. “Naturalmente, La Balconada está inspirado en Las Piedras. Partimos del mismo concepto. Su diseño arquitectónico y paisajístico recrea la sensación de una casa. La luz como factor fundamental y su foco en la diversidad y el colorido de su parque central. Pero a su vez incorporamos tendencias que nos fueron manifestando nuestros clientes, al agrandar suites, apaisar todos los estares y algunas otras cuestiones de funcionamiento diario de las unidades”, relató Agustín Benedit, de CBI Real Estate.

Las nueve villas centrales tienen la intención de asimilarse lo más posible a una casa. Las seis más cercanas a los lotes unifamiliares del barrio tienen cuatro unidades cada una. Allí se encuentran las más grandes, dos de cinco ambientes en planta baja y dos de cuatro ambientes en el primer piso, desarrolladas en dúplex. Las tres villas de enfrente son más horizontales, con 14 unidades cada una, de 3 y 4 ambientes. En este espíritu de recrear las sensaciones y prestaciones de una casa, cada uno de estas unidades tiene sus propias expansiones, jardines en algunos casos y grandes terrazas en otros. La iluminación natural, los estares apaisados con ventanales de piso a techo y las amplias suites fueron el punto de partida de su diseño.  Las dos villas restantes están ubicadas en las cabeceras del lote y tienen 20 unidades cada una, de dos y tres ambientes, más compactas y asimilables al concepto de departamento.

“La Balconada es una propuesta única, por varias razones. La calidad de su diseño arquitectónico y paisajístico, que fue la prioridad desde el nacimiento del proyecto, permite que todas las casas tengan grandes expansiones, con jardines en las unidades de planta baja y amplias terrazas en las de primer piso. Por otro lado, su ubicación privilegiada en Nordelta, cercana a los colegios, a pasos de una futura área comercial y de la posible futura estación de tren, y con una rápida conexión a la ciudad de Buenos Aires por el Acceso Bancalari, es un valor distintivo. Además, los propietarios podrán utilizar todos los amenities que posee el barrio”, comentó Eduardo Costantini (h), Fundador & CEO de Costa Partners.

Los ventanales de piso a techo en los espacios de estar distinguen a cada unidad de La Balconada.

Tipologías

Las unidades de cinco ambientes, de alrededor de 120 metros cuadrados cubiertos, tienen galerías de 26, más una terraza frente a la suite y jardines propios de entre 60 y 70. Las de cuatro ambientes van desde los 100 hasta los 118 metros cuadrados cubiertos, con jardines o grandes terrazas. Las viviendas de tres ambientes tienen desde 68 metros cubiertos, hasta unidades más amplias de 95. Por último, sólo 12 unidades de dos ambientes en esta primera etapa tienen alrededor de 50 metros cubiertos y 20 de galerías, mientras que las de planta baja poseen un jardín de 40 metros cuadrados.

Los habitantes de La Balconada podrán disfrutar de su parque central de aproximadamente 3000 metros cuadrados, que será forestado con acers, fresnos, jacarandáes, liquidámbares, robles y aguaribays, entre otras especies, que darán color e intimidad a sus casas. También contarán con una pileta de natación semiolímpica (25 metros de largo), pileta para chicos y solarium, y tendrán acceso a las instalaciones deportivas del barrio Los Castaños: cancha de fútbol, canchas de tenis y club house sobre la playa al lago central del barrio, de más de dos hectáreas.

En el primer mes se vendió el 65 por ciento de las unidades. “El éxito de esta etapa se debe en parte a inversores que entraron en el sinceramiento fiscal y confiaron en nuestro producto, como una oportunidad rentable para el blanqueo de capitales“, comentó su fundador, y agregó: “Sin embargo, continúa siendo un proyecto altamente atractivo  para familias jóvenes, que ven la posibilidad de  ingresar en cuotas a una ciudad consolidada como Nordelta, con todos los servicios e infraestructura que ofrece”.

La Balconada Villas & Houses está dirigido a distintos targets, desde familias con hijos pequeños que valoran los servicios y la seguridad de Nordelta, hasta adultos que viven solos y aprecian la comodidad de la ubicación para sus traslados diarios.

Ella, entre todos ellos

Lucrecia Carabajal se destacó nítidamente en un mundo de hombres: fue jocketa durante 18 años, y se retiró justo después de romper el récord de carreras ganadas por una mujer, que había estado vigente nada menos que 27 años. Historia y sensaciones de una chica fuera de serie, que ahora se dedicará a… ser mamá.

Es muy difícil ser jockey. Pero mucho más difícil es ser jocketa. En Argentina hay cerca de 1500 jockeys corriendo, y tan sólo cinco o seis jocketas. Y el turf es probablemente el único deporte en el que la mujer compite de igual a igual con los hombres, ya que no hay dos categorías separadas. En ese contexto, Lucrecia Carabajal (36) compitió desde los 17 años y ganó 613 carreras en los hipódromos de La Plata, Palermo y San Isidro, cifra récord para una mujer. Lo curioso es que superó la marca anterior por tan solo dos carreras: eran 611, ganadas por Marina Lezcano en los años ’70 y ‘80. “Un viernes me enteré de que estaba embarazada, y el miércoles anterior había ganado mi carrera número 613. Siempre supe que la única razón por la que podría dejar de correr es la maternidad. Y ahora voy a ser madre”, confiesa Lucrecia en un stud del hipódromo de San Isidro, donde creció entre caballos. “Mi papá era entrenador de caballos y yo estaba siempre con él, desde chiquita”.

— ¿Cómo eran esas primeras experiencias?

— Desde chica venía con papá al stud, a la cancha de entrenamiento… Cuando operaban a un caballo en el hospital veterinario, yo ayudaba con la anestesia. Tendría 12 años. De hecho, al principio quería estudiar veterinaria, pero después me fue cambiando la cabeza y me empezó a gustar más la idea de ser jockey. A mí siempre me gustó el deporte y la competencia, y eso me fue motivando más a probar.

— ¿También hay una relación afectiva con el caballo?

— Eso es la base de todo. De ahí parte todo y eso no se cambió nunca. De hecho, mirá cómo está el día –diluvia –y yo estoy acá, aunque no pueda montar.

Lucrecia corrió su primera carrera a los 17 años. Fue en febrero de 1998, y ganó por primera vez un mes después, justo el día de su cumpleaños 18. Había empezado a estudiar veterinaria, pero se dio cuenta de que si hacía ambas cosas, las haría a medias. “Preferí estar pendiente de los caballos las 24 horas”, dice, y aclara que no es fácil ser jocketa.

Palermo y San Isidro la vieron ganar en un deporte en el que las mujeres compiten en igualdad de condiciones frente a los hombres.

— ¿Dónde radica la dificultad de ser mujer y jockey?

— Es una profesión arriesgada. Es cierto que hay mujeres que hacen deportes de riesgo, pero acá, además de animarte a hacer algo arriesgado, tenés que tener pasión por los caballos. Te tiene que gustar el deporte, la competencia, tener pasión por los caballos y saber que si mañana te ponés un caballo de sombrero, te vas a romper toda. El riesgo es alto: podés quedar en silla de ruedas.

El riesgo es alto, remarca. “Me rompí distintos huesos en diferentes caídas”, reconoce. Cuando estaba en uno de sus mejores momentos profesionales, a pocas carreras de pasar el récord de 611 carreras ganadas por una mujer, ese riesgo se materializó en un accidente. Fue el 3 de febrero de 2016, en San Isidro.

— ¿Qué te pasó?

— Tuve una rodada fuerte. El caballo con el que yo corría se rompió una mano y atrás venían tres caballos que también se cayeron. Fue la rodada más fuerte que tuve en toda mi carrera: perdí el conocimiento, estuve quince días internada, me fracturé siete costillas, me luxé la cadera, tenía líquido en un pulmón… No me acuerdo de nada. Encima, venía con una racha de carreras ganadas.

— ¿Y cómo fue la recuperación?

— Los médicos me dijeron que todas las lesiones eran curables. Yo estaba cerca de alcanzar el récord, y lo quería intentar… No sé por qué. Pero quería. Cuando vi que la recuperación era rápida, me entusiasmé. A los dos meses estaba montando otra vez. Y a los tres, ya estaba corriendo. El 1º de mayo reprisé en Palermo y gané (N. de la R.: Reprisar quiere decir volver a correr después de mucho tiempo). De a poco volví a correr con frecuencia. No a full, porque los caballos con los que yo corría ya tenían otros jockeys, pero con los pocos que pude correr en ese tiempo, gané las que me faltaban para el récord. Así que de mayo a junio pude hacer eso, y después quedé embarazada.

— ¿Cómo sigue tu carrera?

— No sigue… Mi mamá sufrió mucho cuando volví a correr. Ella siempre esperó el día que yo dijera que no correría más. Mi mamá no fue nunca a las carreras, siempre las vio desde casa. Y yo la re entiendo. Hoy estoy embarazada de una niña y lo que menos quiero es que corra. Me considero una persona con suerte: siempre que me rompí algo, me pude recuperar y volver. Hay jockeys que han quedado en silla de ruedas… Yo había prometido que después del récord, en algún momento dejaría de correr. Y ese momento era un embarazo. La única razón por la que dejaría de correr. Y bueno…

— ¿Y qué vas a hacer ahora?

— No sé… ser mamá.

La cocina es un oficio con toques artísticos

Guido Ojeda es un joven cocinero argentino que brilla como chef de The Grand Hotel, en Punta del Este. Asegura que una buena comida tiene el poder de trasladar a las personas en tiempo y espacio, y revela que para elaborar la carta del restaurante tuvo en cuenta los productos locales y el entorno. Y deja, de regalo, una receta exquisita.

Cuando Guido Ojeda llegó a Punta del Este para desempeñarse como nuevo chef del prestigioso The Grand Hotel no se imaginó que muchas vidas iban a cambiar. Por supuesto que la suya propia, pero también la de los pequeños productores locales, que pudieron difundir el fruto de su trabajo en un ámbito al que tradicionalmente no llegaban, y la de los comensales del restaurante del hotel, que con las innovaciones del joven cocinero pudieron descubrir los sabores propios de esta parte de Uruguay.

Un estilo de vida

Cuando era chico, este joven nacido en la Argentina hace 33 años soñaba con ser futbolista. Sin embargo, la pasión que sentía por el fútbol la volcó finalmente en la cocina. Se formó en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) y luego comenzó a trabajar en los restaurantes más destacados del país, como Primafila y Caesar Park de Recoleta, Central Market en Puerto Madero y Cucina Paradiso –el restaurante del chef italiano Donato de Santis- en Palermo. Incluso manejó el departamento de cocina del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el Palacio San Martín; mientras que en Sevilla, España, trabajó como pasante en el Bulli Hotel.
Hoy, para Guido, cocinar es un estilo de vida. “Yo siempre digo que no trabajo de cocinero, vivo de cocinero. Y hacer lo que me gusta es maravilloso y estoy agradecido por eso. La cocina me hizo conocer gente, lugares, nuevas experiencias pero, sobre todo, me conectó conmigo mismo hasta descubrir un lado oculto que no sabía que existía”, cuenta el cocinero. 

— ¿Quién te inspiró a ser chef?

— Mi entrada al mundo de la gastronomía fue muy curiosa. Yo no sabia cocinar nada hasta los 18 años. Llegué a la cocina gracias a una charla con un amigo y un viaje de egresados a Cancún, donde se despertó en mí la curiosidad por un mundo totalmente nuevo. Cuando me metí en la cocina confirmé que era para mí. Hoy, haciendo memoria, también recuerdo las tardes y noches compartidas con mi abuela en su cocina, jugando, mientras ella preparaba la comida. Eso también me marcó, en mi inconsciente generó amor por la cocina y me hizo querer ser un buen cocinero. ¡Todavía no me llevo muy bien con la palabra chef!

— ¿Considerás que la cocina es un arte?

— Para mí, la cocina es un oficio con toques artísticos. Esos toques lo ponen los cocineros cuya inspiración logran transmitir algo más a través de un plato que sólo un alimento. Hay grandes chefs que, con un solo bocado, te trasladan a un paisaje, te cuentan una historia o te generan experiencias llevándote a otro momento. Eso es arte: darte algo más que comida.

Consumo responsable

El desembarco de Guido en Uruguay se dio cuando el dueño de The Grand Hotel lo contactó para ser el sous chef de Michelle Chiaranda, un chef italiano. Sin embargo, el inicio se retrasó y el joven cocinero dejó la propuesta de lado. Un año y medio más tarde, llegaría una nueva convocatoria por parte del hotel, para ocupar el nuevo cargo de chef ejecutivo en su restaurante, Lighthouse, y Guido la aceptó inmediatamente.
El cambio en la cocina del Lighthouse llegó de la mano del joven chef, sumando alimentos autóctonos, de estación y de calidad, elaborados por productores locales. De esta forma, no sólo creó un nuevo menú con deleitables platos, sino que, con su acción, también fomenta la economía de la región y hasta el cuidado del medioambiente: “Para elaborar la carta, principalmente tuve en cuenta el entorno del lugar, su naturaleza, su materia prima y quiénes la producen. Luego de haber descubierto eso, realicé la comida que a mí me gustaría comer”.

— ¿Qué te motivó a incluir la cocina local en la carta?

— Me inspiró un viaje hacia la laguna de Rocha. Tenía mucho trabajo y un auto que apenas podía cruzar los caminos de tierra que conectaban la ruta con el pueblo, lo que me puso de muy mal humor. Sin embargo, al llegar me encontré con Pepe, el pescador, que me esperaba con una sonrisa y unos camarones espléndidos que había pescado la noche anterior. Ahí comprendí que la pequeña contribución que yo le podía hacer, a él lo ayudaría a pasar el invierno. Entonces me sentí el más egoísta del mundo por haberme enojado por nada durante el viaje, pero este sentimiento generó en mí una gran sensibilidad con el productor y su mercadería. Gracias a este encuentro decidí investigar más sobre lo que Uruguay tenía para ofrecer. 

Cordero con puré de peras, ajos asados y salsa de tannat.

Para el chef, hoy los productos locales son lo más destacado de su cocina. “Son más frescos, sirven como una vidriera para el público extranjero -o local- que viene a un hotel cinco estrellas y, al trabajar en conjunto con los productores, también se genera un desarrollo económico en la región”, afirma.
Mientras cocina, las manos de Guido van y vienen, y un tatuaje se destaca en su brazo: “Stay hungry” (Mantente hambriento).

— ¿Qué significa tu tatuaje?

— Es una filosofía de vida que me lleva a tratar de no conformarme y mantenerme en movimiento. Siempre trato de buscar en qué mejorar y ver qué cosas nuevas puedo hacer y aprender. Me gusta ver todo lo que logré, y disfrutarlo, pero también está bueno mantenerme inquieto.

Magia en la ciudad de la furia

Sép7imo Día – No descansaré es el nuevo espectáculo del Cirque du Soleil, basado en la música de la inolvidable banda nacional Soda Stereo. “Este show es el summum, con la misma originalidad que tenían nuestros conciertos”, afirmó Zeta Bosio. Para sorprenderse, cantar, bailar y emocionarse.

“A veces, en la vida se dan encuentros mágicos que logran que cada uno sea mejor persona, y se sienta más vital que si estuviera solo. Lo mismo pasa entre una banda y su público, juntos no tienen límites, y el amor que comparten es eterno”. Con una voz en off, esta reflexión resuena en la oscuridad del Luna Park, colmado y expectante, durante la apertura de “Sép7imo Día – No descansaré”, el show que combina magia, despliegue físico y artístico, del Cirque du Soleil, con la energía explosiva del pop-rock de Soda Stereo. No obstante, la frase no sólo es parte del espectáculo, sino que logra describir con palabras la profunda conexión que la mayoría de los presentes siente con la banda argentina. Una especie de puntapié inicial que sumergirá a todos en su simbolismo y poesía, más allá de su música; por eso, cuando suenan los primeros acordes, la emoción también se hace presente.

Me verás volver

Formada en 1982, e integrada por Gustavo Cerati, Héctor “Zeta” Bosio y Charly Alberti, Soda Stereo marcó como pocas la historia del rock nacional, sobre la base de su talento, su inquietud, la audacia de sus raros peinados nuevos y la irreverencia de sus grandes y enérgicos éxitos pop. Su estilo musical traspasó lineamientos, reinventándose en cada uno de sus discos, incorporando nuevos sonidos y estilos que perduran hasta la actualidad, influyendo, incluso, en las nuevas generaciones, que no llegaron a verlos tocar en vivo.“La música de Soda Stereo fue, y continúa siendo, el soundtrack de la vida de millones de personas en América Latina. Lo que estamos celebrando en este show es el amor de la gente por la banda. ¡Es una forma de decir, con humildad y sinceridad ´Gracias totales´!”, aseguró Michel Laprise, escritor y director de Sép7imo Día – No Descansaré.

El espectáculo, codirigido por Laprise junto a Chantal Tremblay, directora de creación, comenzó a tomar forma en 2013, cuando los representantes de Soda se acercaron al Cirque du Soleil con la propuesta de crear un show basado en la música de la banda. La compañía canadiense vislumbró la relevancia y potencial de la idea argentina, y rápidamente comenzó el trabajo conjunto entre los miembros vivos de la banda -Charly Alberti y Zeta Bosio-, los familiares de Gustavo Cerati y el equipo creativo del Cirque, que se sumergió de lleno en la historia, la cultura y el particular mundo de Soda. Hasta los fans aportaron ideas, recuerdos y experiencias, y el propio Laprise visitó la casa donde Cerati creció y conversó con su madre.

“Con Zeta trabajamos muchísimo para lograr lo que la gente hoy puede ver en el show. Fue un proceso de aprendizaje, donde tuvimos que contemplar a la música en 360 grados para poder plasmar de la forma más fiel nuestra historia musical, dándole al Cirque, en tiempo y duración, todo lo que necesitaba para cada uno de los actos, sin desvirtuar lo que fue cada tema de Soda”, afirmó Alberti, baterista de la mítica banda, durante la presentación del evento.

La mágica historia

Durante el show, en el Luna Park, la misma voz en off que resonó al principio, recuerda que, en cada uno de sus shows, Gustavo, Zeta y Charly siempre formaban la misma figura sobre el escenario, un triángulo: “Aunque tenían músicos invitados, nunca nadie entró en él. Hoy, la música es más fuerte que todo, y por primera vez van a dejar que alguien entre en ese triángulo: ustedes”. En ese momento, un gran triángulo de luz se posa sobre el Movistar Zoom Zone, el sector similar al tradicional campo de los recitales. Como una innovación más de Sép7imo Día, es la primera vez que, además de las ubicaciones habituales del estadio, el público se queda de pie en un show del Cirque du Soleil. El fin de este espacio es lograr la sensación de proximidad y participación absoluta, en un entorno multimedia que cambia constantemente; pero, además, es el lugar para sentirse parte del espectáculo, cantar, emocionarse y bailar. Incluso, aquí, los actores del Cirque se mueven entre la gente que, fascinada, los admira en primer plano.

Zeta Bosio y Charly Alberti el día del estreno del espectáculo.

Mientras tanto, de fondo, la voz del ausente Gustavo Cerati se escucha en más de una oportunidad, y no sólo en sus canciones. Al inicio, en off, el ex cantante y guitarrista de Soda, que dejó de existir  en septiembre de 2014, anuncia: “Estamos listos. Amigos, cercanos, íntimos y amantes de la música”. Su recuerdo cala los huesos de los presentes y revive nostalgias mientras, al escuchar su guitarra, estallan el fervor y la emoción. “Sép7imo Día es un homenaje a Soda y también un homenaje a Gustavo, a quien todos extrañamos. Seguramente, él estaría muy orgulloso de este espectáculo, porque tiene mucho que ver con todo lo que siempre hicimos: apostar a cosas nuevas, a nuevos formatos, y este show es el summum, con la misma originalidad que tenían nuestros conciertos. Además, es una forma de reencontrarnos con nuestro público, de esta forma, ahora la única posible”, comentó Zeta, bajista de la banda.   

Sép7imo Día lleva vendidas más de 300 mil entradas en nuestro país, y un total de 500 mil tickets en la primera etapa de Latinoamérica. Luego de Buenos Aires, el espectáculo llegará a la ciudad de Córdoba y seguirá su gira por Lima, Perú; Santiago, Chile; Bogotá, Colombia; y D.F, Guadalajara y Monterrey, México. “Yo no esperaba esto -trabajar junto al Cirque Du Soleil homenajeando a Soda Stereo- pero es una sorpresa más que me dio la banda”, comentó Alberti.

La magia del Cirque envuelve, asombra y emociona, mientras de fondo suena “Terapia de amor intensiva”, uno de los hits de Soda Stereo que, con la voz de Gustavo Cerati, afirma que “no morirá lo que debe sobrevivir…”. Así parece ser.

El medio ambiente, en el centro de la casa

Puertos alberga la edición 2017 de Estilo Pilar, la tradicional feria de decoración, paisajismo y arte. Este año, para estar en sintonía con uno de los pilares de la Ciudadpueblo de Escobar, la idea de la sustentabilidad atraviesa cada uno de los espacios preparados por los diseñadores.

Bajo la consigna de celebrar la vida al aire libre a través de un “Picnic”, la 15ª edición de Estilo Pilar llegó a Puertos, la Ciudadpueblo de Escobar, un escenario donde la naturaleza reina y la sustentabilidad es prioridad.

Para estar en línea con esa idea, Estilo Pilar puso al cuidado del medio ambiente como espíritu de la muestra, y así lo reflejan los 19 espacios – armados en containers- que albergan las actuales tendencias de diseño, paisajismo y decoración. En esta ocasión, nuevamente se suma el tradicional paseo de compras, incorporando los showrooms como parte de la deco, más los garden walks, espacios de decoración para el exterior.

En sintonía con la concepción de Puertos, Estilo Pilar busca complementar los valores de la propia naturaleza con la funcionalidad de la vida moderna. “Puertos es una ciudad que se destaca por su proyecto urbanístico y paisajístico, rodeada de un entorno natural, además de tener el cuidado del medio ambiente como una prioridad, lo que promueve la cultura sustentable”, afirmó tras dar la bienvenida a la muestra el director de Construcción de Puertos, Pedro Segura.

El arte también se hace presente en esta edición de Estilo Pilar, a través de un land art con esculturas y pinturas en el exterior e interior, y containers con formas de galería para recorrer y disfrutar de los famosos shops de arte.

Hogares ecológicos, sustentables y –sobre todo- habitables, y diseños que resaltan materiales nobles, reciclables y modernos, en armonía con el entorno. Así es la 15ª edición de Estilo Pilar, una verdadera vidriera de tendencias.

VIVERE ALLA GIO Analía López Angriman Inspirada en la consigna de esta edición, este espacio toma el concepto del picnic como reunión entre varios, para la excusa de un festín. Así lo refleja el comedor que invita a la ocasión, inspirado en los diseños italianos del actual Gio Pagani, y el gran referente de los años ´50, Gio Ponti. Una casa con mucho color en sus revestimientos y muebles, con una gama armónica, relajada y divertida a la vez.
ÁFRICA MÍA Sandy Cairncross y Ernesto Marega El estilo de esta casa está basado en el film “África mía”, que narra la vida de la escritora Karen Blixen, protagonista de aventuras y de una gran historia de amor en el continente negro. Para los creadores del espacio, si Blixen viviera en la actualidad así sería su hogar: lleno de recuerdos de viajes, con tesoros locales -como la pava y el mate- y una combinación de estampados animal print con la calidez de la madera. El resultado es el encuentro de lo simple y lo sofisticado, para recibir a los que buscan un lugar cálido. Lo más destacable es que la casa también se puede transportar, en busca de nuevos destinos.
Verde hoja Cuatro Elementos y Susana Piazza En búsqueda del confort y respetando el ciclo de vida de la Naturaleza se creó este amplio espacio, de calidad estética, donde se aprovechan la frescura y los recursos del entorno. Vista con una óptica orgánica, la decoración utiliza los principios de las 3R: reutilización, recuperación y reciclaje, con el fin de que sus habitantes se conecten con una forma de vida simple. Una paleta de colores neutros y la presencia del verde hoja son el vínculo directo entre el interior y el exterior.