jueves, noviembre 6, 2025
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Con la pasión como bandera

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En un texto exclusivo para Revista Nordelta, el prestigioso historiador y periodista Daniel Balmaceda presenta su libro “Sarmiento, el presidente que cambió a la Argentina”, en el que revela detalles sobre la vida del sanjuanino más famoso de nuestra historia.

En el amplio comedor de la casa de mis abuelos, los recuerdos evocan aquella mesa larga siempre poblada. Los más pequeños solíamos sentarnos lejos de la cabecera, ocupada por mi querido abuelo Carlos Felipe. Detrás de él, observándonos con el ceño fruncido y apuntándonos con el dedo índice de la mano derecha, estaba Sarmiento. No he visto ese retrato en ningún otro lugar, aunque estoy convencido de que el gesto y las facciones corresponden a su época como legislador, después de su presidencia.

A nosotros, los más pequeños, nos parecía que el hombre del cuadro nos estaba retando, cuando en realidad dirigía un discurso cargado de energía a sus colegas. Pensándolo bien, es muy probable que estuviera retándolos. Según sus contemporáneos, se trataba de un hombre terco, de mal carácter, altanero y gruñón. Sin embargo, también era visto como adorable, entusiasta, de buen humor y apasionado.

Aquel retrato, con su mirada severa y su dedo acusador, siempre me hizo pensar en la dualidad de Sarmiento, hombre de contrastes, capaz de inspirar tanto admiración como rechazo. Por un lado, está el hombre que detestaba a los gauchos, quería entregar la Patagonia a Chile y pidió la cabeza de López Jordán. Por otro lado, tenemos al visionario que amaba y protegía a los animales, que brindó la primera educación y herramientas para progresar a millones de nuestros abuelos, que admiraba al hombre de campo -al paisano trabajador, no al gaucho pendenciero- y que impulsó la producción agropecuaria, principal riqueza de nuestra tierra.

Más allá de las polémicas y los juicios históricos, mi intención fue plasmar al hombre detrás del mito. Al Sarmiento que se levantaba cada mañana con la misma pasión que lo llevaba a escribir hasta altas horas de la noche. Al que se emocionaba al ver ondear la bandera argentina. Al que, a pesar de su fama de gruñón, era capaz de reír a carcajadas y disfrutar de la vida con una intensidad contagiosa.

El problema de aferrarse a los extremos es no poder reconciliar los inevitables matices en la vida de las figuras del pasado. A quienes aman a Sarmiento les incomoda saber que él declaró que no había que ahorrar sangre de gaucho. A quienes lo odian, les molesta que al menos alguno de sus ascendientes dejó de ser analfabeto gracias a la acción concreta del sanjuanino.

Así como existe un Sarmiento a la medida de cada uno, también tenemos uno propio, el que se descubrirá a través de las páginas que he escrito. El libro se ha centrado en el apasionante período de su presidencia, que en los programas de estudio solo se menciona superficialmente debido a las limitaciones del tiempo escolar. No obstante, también hemos repasado otras facetas de su vida que están estrechamente relacionadas con sus seis años de gobierno. No solo hemos explorado los logros y fracasos de su presidencia, sino también las pequeñas historias que lo hacen tan fascinante. Hemos narrado su amor por el Delta, su afición por la astronomía, su torpeza para bailar y su debilidad por los dulces. También figuran sus amistades, sus amores y sus desengaños, los testigos de sus momentos de gloria y de sus horas más oscuras.

Sarmiento enfrentó el primer magnicidio de nuestra historia, fue víctima del primer atentado a un presidente en ejercicio del cargo, organizó el primer censo nacional y duplicó la superficie del territorio argentino. Asumió con la pesada herencia de una guerra en curso y completó su presidencia en medio de una rebelión militar. Durante su mandato, vivió de prestado en casas de parientes tras su separación informal de su esposa. La prensa lo trató de borracho, corrupto, inútil y anticonstitucional.

Fue el hombre que multiplicó las escuelas en todo el país y el que, en una tarde, disparó una ametralladora contra una de ellas. Fue quien vetó la decisión del Congreso de convertir a Rosario en la Capital Federal de la República, y también quien introdujo el cultivo de mimbre en el Tigre, anticipando la necesidad de canastos para la creciente producción frutícola. Esos y muchos otros episodios ofrecerán una visión personal sobre el maestro sanjuanino, que no participó de su propia campaña, que no tuvo “luna de miel” y que, por su carácter impetuoso, fue objeto de burlas constantes.

Su presidencia marcó un cambio notable en el destino de la Nación. Tomó decisiones críticas cuando la urgencia lo requería y cometió el error de bajar al llano para debatir en lugar de seguir enfocado en sus proyectos.

Espero haber logrado mi objetivo: que el señor enojado del cuadro del comedor, que luchó por ver grande a su patria, abandone esa postura y se ponga en movimiento. Para que todos podamos conocer a un compatriota que perdura en la memoria de todos los argentinos.

Un récord diabólico

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Un siglo atrás, el Fiat Mefistofele registró una plusmarca fantástica para la época: rozó los 235 kilómetros hora en una pista de tierra. Su historia está llena de detalles increíbles.

La fecha exacta fue el 12 de julio de 1924. El escenario, un tramo de la Ruta Nacional 20, cerca de Arpajon, a 35 kilómetros de Paris. Allí un modelo único de la marca italiana Fiat logró un récord que quedó en la historia.

El británico Ernest Eldridge fue el creador de este curioso modelo. Como muchos jóvenes de buena posición económica de la época, encontró en los autos y los aviones un campo perfecto para saciar su sed de gloria y aventuras. Nacido en 1897 en la alta burguesía londinense, Eldridge abandonó sus estudios para participar en la Primera Guerra Mundial, como conductor de ambulancias. Tras el conflicto, su amor por las emociones fuertes lo llevó al mundo de la competición y a un objetivo claro: establecer un récord de velocidad capaz de permanecer en el tiempo. Y se propuso conseguirlo a través de la adaptación de un motor de un avión a un auto de carreras.

En aquella época, los pilotos debían utilizar sus propios automóviles y visitar desguaces y chatarrerías para lograr un vehículo con prestaciones ganadoras. En 1921, siguiendo este proceso, desarrolló un automóvil que fue capaz de alcanzar los 150 kilómetros por hora, gracias a un motor de 240 CV procedente de un avión.

Pero todavía le quedaba mucho por decir. Y hacer. Eldridge confió en la tecnología Fiat de la época: compró un SB4, un auto de competición de 1907, y un propulsor A.12, un motor de más de 21 litros de cilindrada y seis cilindros en línea, con prestaciones muy apreciadas por los ases del aire al mando de aviones de reconocimiento y bombarderos.

El desafío fue meter semejante mole en la parte frontal del automóvil. Eldridge modificó los cilindros para dotarles de cuatro válvulas a cada uno, con bujías Magneti Marelli; para alargar el chasis, en tanto, utilizó partes de un autobús londinense accidentado. El resultado fue un auténtico monstruo, capaz de desarrollar 350 CV a 1.800 rpm, que al encenderse generaba un ruido infernal, lo que le valió el apodo de Mefistofele con el que pasó a la historia.

La obra del joven británico pronto llamó la atención. La marca Delage y su piloto estrella, René Thomas (varias veces campeón de las 500 Millas de Indianápolis), lo retaron a un duelo para intentar batir el récord del mundo de velocidad. Su arma: el Delage V12 La Torpille, que también llegaba a los 350 CV. Eldridge recogió el guante.

El 5 de julio de 1924, el Fiat Mefistofele consiguió la plusmarca en pista de tierra al llegar a los 230,55 km/h. Pero sus contrincantes reclamaron el titulo porque el modelo no disponía de marcha atrás, un requisito para la homologación. Al día siguiente, el Delage marcó 230,63 km/h. Esto no desanimó a Eldridge que, con la ayuda de un herrero local, logró incorporar un dispositivo de marcha atrás para su bólido. Con esta modificación, volvió a la ruta el 12 de julio y llegó a 234,98 km/h, un número que lo elevó a la categoría de leyenda.

Actualmente, el Mefistofele es una de las grandes joyas del Centro Storico Fiat de Torino, gran protagonista en el 125 aniversario de la marca italiana.

La gestación de un lugar nuevo

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Texto Diego Moresco Director ejecutivo de Nordelta S.A.

Empieza a delinearse luego de 25 años de desarrollo el lugar de Nordelta que venimos pensando desde el inicio.

Al principio lo llamamos genéricamente centro cívico porque era la denominación que en ese momento mejor explicaba su contenido y función a la comunidad. 

Hoy le decimos Centro.

Aprendimos en estos años que los lugares más atractivos son aquellos que ofrecen contenidos y programas balanceados para sus habitantes, un buen diseño del espacio público, y finalmente buena arquitectura y calidad de construcción.

Así fue como en el año 2015 la comunidad cristiana construyó su iglesia de La Sagrada Familia y la comunidad judía el templo de Fundación Judaica. En el año 2019 empezó la construcción del sanatorio de Swiss Medical, y luego apareció el restaurante Manso. También se hicieron algunos proyectos piloto como El Muelle (hoy Manso), la huerta, Bike Point y un centro de kinesiología.

Bajo este mismo concepto de trabajar los programas más que la cáscara que los contenga, empezamos hace unos años (durante la cuarentena del Covid) a delinear el proyecto de educación universitaria. 

Para esto nos propusimos analizar nuestro público objetivo: la generación Z, los centennials. 

Una generación activista, participativa, móvil, marcada a fuego por la problemática del cambio climático, que produce de forma colaborativa, consume con conciencia, desea estar donde las cosas ocurren. 

Tienen una gran capacidad de organizarse a partir del eficaz uso que hacen de las plataformas tecnológicas. Su vínculo con la tecnología es tal que no conciben que hubo un tiempo reciente donde eso no existía. Los Z viven conectados no por decisión propia, sino porque así es su mundo, en red, en vivo, “en beta”. Para ellos la tecnología no es un dispositivo o una plataforma, es una matriz inescindible de su condición de ciudadanos globales a través de la cual se representan a sí mismos, sin adherir a los sistemas de representación vigentes.

Esta nueva configuración cultural ubica a los Z en un lugar novedoso frente a la idea del aprendizaje. Para ellos la experiencia de aprender es algo posible de encontrar con el mínimo esfuerzo en cualquier momento del día, en cualquier lugar físico y desde cualquier plataforma de contenidos.

Los Z prueban, viven en primera persona procesos de experimentación. Reconocen que el mundo está en debate, que muchas convenciones no producen el resultado esperado, que existe una crisis de significado de muchas de las instituciones y rutinas que colonizan el quehacer cotidiano, y que los guías habituales (editores, curadores, enciclopedistas, diseñadores curriculares, sacerdotes, líderes formales de las organizaciones, jefes, ‘expertos’, docentes) deambulan dando órdenes y directrices sin mucha convicción con sus brújulas dañadas.

Hoy en Nordelta hay 5 colegios, y en un radio de 30 minutos hay otros 15, todos bilingües y de doble escolaridad. Unos 20.000 chicos, que promueven más de 1.000 potenciales alumnos universitarios cada año. 

En su mayoría jóvenes que comienzan su educación superior sabiendo que existen nuevas formas de aprender. Ya no son seducidos por marcas e instituciones de prestigio tradicional. Para merecer su interés es necesario proponer un modelo fusionado, que disponga plataformas de intercambio entre saberes.

Un territorio físico, aunque también simbólico, en donde la actividad se presente como una mezcla indistinguible de oportunidades de participación, experimentación y realización personal y colectiva. Un lugar para prototipar carreras y ofertas académicas del futuro.

Un sistema de interacción entre el conocimiento y la producción, en respuesta a estas nuevas demandas, que conecte talento con oportunidades. Con un diseño multiservicio para aprender viviendo: aprendizaje, experimentación, acceso a la realidad productiva, oportunidades de validación competitiva, vivienda y actividades culturales. Y una poderosa batería de recursos: gestión de la comunidad, tecnología robusta, pertinencia de marcas y arquitectura de vanguardia. 

Todo esto aspira a ser Área Beta. Un largo camino que queremos emprender con el acompañamiento inicial de instituciones educativas: Universidad de San Andrés y Universidad Austral; empresas: Nordelta, Telecom, Oracle; operadores de cowork: Circular, If Chile. 

El primer edificio está en construcción, para empezar a operar en 2026.

Área Beta. Con ADN Nordelta.

En colaboración con Juan María Segura.

La educación del futuro germina en Área Beta

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La Universidad Austral se suma con un proyecto de innovación educativo al espacio de Nordelta. Su Rector, Julián Rodríguez Priore nos cuenta los planes que responderán a las nuevas demandas laborales y productivas.

En un entorno de constante cambio, Área Beta nace en Nordelta como un ámbito de vanguardia donde diferentes actores vinculados a la sociedad del conocimiento, como empresas tecnológicas, emprendedores, centros de investigación y también universidades se reunirán para crear prototipos de carreras y soluciones vinculadas a la sociedad del conocimiento. Dentro del grupo relacionado a la educación se encuentra la Universidad Austral, quien ya está construyendo su propio edificio para comenzar a interactuar desde el mes de octubre en Área Beta.

“Si bien tenemos un grupo importante de alumnos en la zona de Nordelta y Bancalari, la convocatoria nos interesó para proyectar nuevos conceptos, intentando no replicar lo que hacemos en nuestras otras sedes: Ciudad de Buenos Aires, Pilar y Rosario. Así entendimos el concepto de Área Beta, con un espíritu muy innovador y eso fue lo que nos atrajo” afirma el Rector de la Universidad Austral, Julián Rodríguez Priore.

–¿Estaba en los planes de la Austral expandirse como universidad?

–Más allá de una expansión territorial, nuestra presencia en Área Beta la vemos como un espacio para animarnos a un proyecto distinto, y de hecho así es como lo estamos planteando. No pensamos en el corto plazo, como es el dictado de carreras de modo sistemático, sino de una manera continua que seguimos desarrollando y pensando, porque la educación también avanza con grandes cambios.

–¿Todavía se considera al sistema educativo como un proceso unidireccional?

–No, la educación como la conocemos hoy es un proceso que está agotado. Hoy es mucho más circular, donde hay un ida y vuelta con el alumno. Es un proceso de aprendizaje pero que tiene mucho de cocreación, e incluso de aprendizaje mutuo, entre el alumno y el profesor. Hoy en día, con las tecnologías, el contenido está a disposición de cualquiera.

–¿Cuál es el elemento diferencial que transmiten a sus alumnos como Universidad?

–Que los chicos tengan un sentido crítico, por ejemplo. Que experimenten, aprendan y se desarrollen viendo qué es lo que pasa en el mundo y después haciendo cada uno su experiencia. Son modelos distintos que tenemos que ir probando y vemos que Área Beta es el ámbito indicado.

Incluso desde lo arquitectónico, el proyecto Área Beta es un espacio alineado a este concepto educativo transformador que propone la Universidad Austral. “Nosotros también estamos construyendo nuestro propio edificio, porque queremos tener un espacio propio, como si fuera un laboratorio para innovar. Contará con dos aulas con espacio para 60 personas, un laboratorio de ciudades inteligentes y espacios de coworking. Estimamos que entre el mes de octubre y noviembre puede estar finalizado, y que este año empecemos a dictar los cursos de ingreso, con la posibilidad de dictar algunas materias de diferentes carreras, pero sí de una forma más flexible”, afirma Julián.

–Siempre se consideró a la Universidad Austral como innovadora y emprendedora. ¿Por qué piensa que es así?

–En primer lugar, porque nuestra universidad es fruto del espíritu emprendedor de un grupo de personas que, con un gran espíritu, hace 30 años se animaron a fundar la Escuela de Negocios y la universidad. El proyecto que se desarrolló gracias a una enorme iniciativa de personas, con propuestas, proyectos e ideas, que el rectorado fue acogiendo y encauzando. Y también es emprendedora porque fomentamos en nuestros alumnos un muy rico historial de formación relacionada al emprendedurismo.

–Los graduados siguen bastante ligados a la Universidad Austral. ¿A qué se debe ese sentido de pertenencia? 

–Los graduados se sienten muy muy vinculados y muy orgullosos de su Universidad, en primer lugar, porque son conscientes de lo que la Universidad les ha dado. La Austral es la primera en el ranking en términos de empleabilidad, y eso significa que la inmensa mayoría de los alumnos, cuando se gradúan, tienen trabajo gracias a la capacitación recibida. Son conscientes de que ese prestigio facilita su inserción laboral, y que la Universidad los acompañó en el camino.

En pocas palabras, el proyecto educativo de la Universidad Austral se centra en una educación integral de la persona, más allá de desarrollar conocimientos, sino también en habilidades intelectuales, como la toma de decisiones de dimensiones sociales. “Porque entendemos que el ser humano también tiene una dimensión espiritual y emocional, donde los afectos, los sentimientos y los valores son una parte muy importante del ser humano y también hay que educarlo. Valoramos a cada alumno, la individualidad de cada persona, y por eso nuestra educación está centrada integralmente en todas sus dimensiones. También esperamos que, naturalmente, esos valores regresen a la sociedad. Por ejemplo, el amor al trabajo, el compromiso por el otro y sobre todo por aquellos que son más vulnerables”. 

Nace el Espacio Nordelta de la Universidad Austral

La Universidad Austral (UA) ya comenzó las obras de su nueva sede en Área Beta, el nuevo espacio innovador de Nordelta. El moderno edificio diseñado tendrá el objetivo de fomentar la interacción, el descubrimiento y el desarrollo profesional entre estudiantes, docentes, empresas y la comunidad.

En esta primera etapa, el edificio llamado “Espacio Nordelta de la Universidad Austral” albergará las actividades de ingreso para las carreras de grado que comenzarán en marzo de 2025. Además, se organizarán eventos para colegios, familias, futuros alumnos y graduados. El espacio también contará con salas de trabajo en equipo y estudio para los estudiantes actuales y un coworking para el personal de la UA.

Un ecosistema de conocimiento y creación de valor

Más allá de su función educativa, el nuevo espacio de la UA en Nordelta se propone como un ecosistema de interacción entre el conocimiento y la producción. Las distintas unidades académicas podrán realizar actividades y reuniones en este espacio para dialogar con empresas y atender las demandas laborales emergentes.

En este marco, se busca crear un entorno propicio para el desarrollo de nuevas carreras universitarias, emprendimientos y soluciones vinculadas a la sociedad del conocimiento. Un ejemplo concreto de esta iniciativa es la instalación de un Laboratorio de IoT en colaboración con Telecom, donde se realizarán pruebas y ensayos tecnológicos en el marco del proyecto de desarrollo de Ciudades Inteligentes que la UA y Telecom llevan adelante en Nordelta.

La apertura del Espacio Nordelta de la Universidad Austral representa un paso importante en el compromiso de la UA con la innovación y la formación de profesionales de excelencia. Este nuevo espacio permitirá a la universidad fortalecer su vínculo con la comunidad y contribuir al desarrollo de la región.

Un nuevo espacio para el arte y la cultura 

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A 23 años de su fundación, el museo Malba expande su horizonte con la apertura de una nueva sede en Puertos, marcando un hito en la historia del museo y de la escena artística argentina.

El 21 de septiembre de 2024, las puertas de Malba Puertos se abrirán al público con el objetivo de democratizar el acceso al arte y generar un diálogo enriquecedor entre la cultura y la comunidad, combinando modernidad, transparencia y conexión con el entorno natural.

Este nuevo espacio, fruto de un acuerdo institucional con Consultatio, socio corporativo del Malba, surge fiel a su espíritu innovador, para ofrecer una programación cultural diversa e inclusiva, con foco en el arte contemporáneo argentino. Exposiciones temporarias, actividades educativas, talleres, conciertos, performances y mucho más se darán cita, creando un escenario ideal para la creatividad. Sin embargo, Malba Puertos no solo será un museo, sino también un espacio de encuentro y diálogo, con un compromiso para la comunidad. La designación de Eleonora Jaureguiberry como Coordinadora General de Malba Puertos refleja el compromiso del museo con el desarrollo de iniciativas que fomenten la participación ciudadana y la construcción de redes sociales sólidas.

Un hito en la historia de los museos

Malba Puertos se posiciona como uno de los primeros museos del mundo en abrir al público su reserva técnica, invitando a los visitantes a conocer el “detrás de escena” del mundo del arte y la conservación de sus obras. “Este espacio, que normalmente es invisible e inaccesible al público en cualquier museo convencional, en este proyecto se convierte en el motor de una institución que es todo lo contrario: transparente y abierta”, comenta su arquitecto Juan Herreros. 

Como un oasis cultural y un destacado espacio arquitectónico, Malba Puertos fue diseñado por el estudio español Herreros en colaboración con Torrado Arquitectos, Bulla y FloraEstudio, y se caracteriza por su transparencia, ligereza y conexión con el entorno natural. Un techo de cúpulas translúcidas de 1.200 m2 cubre los tres pabellones que conforman el complejo, invitando a los visitantes a una experiencia inmersiva donde el arte, la naturaleza y el aprendizaje se fusionan. Como un espacio destacado, el museo contará con el Pabellón Chaile, construido con muros vidriados para contener las cinco esculturas de gran tamaño realizadas por el artista argentino Gabriel Chaile. La sala produce un límite virtual que conecta las obras con la naturaleza y lo convierte en un foco de atracción desde el exterior. “Malba Puertos nace del deseo de ampliar el impacto cultural y social del Museo en nuevas audiencias. También de la necesidad de albergar nuevas formas de expresión y exhibición, acordes al museo del Siglo XXI en el que las disciplinas y formatos son cada vez más híbridos e interdisciplinarios y el visitante, un participante activo” afirma el fundador del Museo, Eduardo F. Costantini.

La apertura de Malba Puertos marca un antes y un después en el panorama cultural argentino, ya que no solo acerca el arte a nuevas audiencias, sino que también redefine el concepto de museo, convirtiéndolo en un lugar de encuentro, diálogo y aprendizaje para toda la comunidad con su propuesta innovadora y su compromiso con la accesibilidad.

Una cita con lo mejor

Llega la decimonovena edición de la Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires. Se desarrollará entre el 9 y el 13 de octubre en el Faena Art Center, con un notable listado de conferencistas provenientes de todo el mundo.

Con casi 40 años de historia, la Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires es un clásico de relevancia planetaria. Este año repetirá el escenario del Faena Art Center, en el barrio de Puerto Madero. La cita será entre el 9 y el 13 de octubre, con entrada libre y gratuita.​

El programa incluye una exposición central, una amplia agenda de conferencias a cargo de destacados profesionales nacionales e internacionales, workshops y exposiciones en diversas instituciones asociadas. Todo esto tendrá un doble fin: por un lado, exhibir las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías para abordar los desafíos ambientales, territoriales, económicos y sociales que enfrentan las ciudades contemporáneas; y por el otro, generar pensamiento sobre nuevas perspectivas de la dimensión urbana y humana de las ciudades. 

Para esta edición, la Bienal renovará la apuesta con un diseño expositivo innovador para presentar lo más destacado de la escena arquitectónica contemporánea local e internacional, y desplegar un abanico de propuestas en diversos soportes a través de estudios invitados y proyectos seleccionados a través de una convocatoria abierta.

Prestigio en cada conferencia

El programa de conferencias contará con diversos especialistas locales y extranjeros de prestigio internacional, provenientes de diversos campos vinculados a la arquitectura, el urbanismo, la gestión ambiental, el arte, el diseño, la tecnología y la innovación. La participación en las conferencias será tanto presencial como virtual en vivo, por streaming, con el objetivo de amplificar el acceso a sus contenidos y el alcance a múltiples públicos.

Asimismo, y con el objetivo de ampliar la oferta de su programa, en esta edición la Bienal se articulará con instituciones culturales de referencia, para presentar exposiciones internacionales y generar una plataforma de producción y reflexión contemporánea sobre la base de propuestas interdisciplinarias, encuentros en distintos escenarios, recorridos urbanos y diálogos entre la arquitectura, el arte y el diseño.

Los conferencistas serán especialistas locales y extranjeros de prestigio internacional, referentes de inspiración y líderes de opinión en diversos campos vinculados a la arquitectura, el urbanismo, la gestión ambiental, el arte, el diseño, la tecnología y la innovación. Entre ellos sobresalen Vladimir Belogolovsky (USA), Bárbara Berson (Argentina), Tatiana Bilbao (México), Benita Braun Feldweg (Alemania), Francisco Cadau (Argentina), Susana Drago (Argentina), Lisa Dietrich (Alemania), Winka Dubbeldam (USA), Olga Felip (España), Carlos Ferrater (España), Francisco González Pulido (México/USA), Giuseppina Grasso (Italia), Juho Gronholm (Finlandia), Roland Halbe (Alemania), Kosmos (Suiza), Laboratory of Architecture (Georgia), Paula Lavarello (Argentina), Nic Lehoux (Canadá/USA), Nikoloz Lekveishvili (Georgia), Gabriela de Matos (Brasil), Pep Martin (España), Michele & Miquel (Francia), Samuli Miettinen (Finlandia), Cristián Mohaded (Argentina), Sabine Müller (Alemania), Sameep Padora (India), Dafne Saldaña Blasco de Equal Saree (España), Galia Solomonoff (Arg/USA), Sergei Tchoban (Alemania), Werner Tschol (Italia), Roman Viñoly (Argentina), Philip Yuan (China) y Cazú Zegers (Chile).

Además, la Bienal programará diversos workshops conducidos por referentes de campos vinculados a la arquitectura y el urbanismo, destinados a profesionales, alumnos universitarios y especialistas del sector. Los workshops se realizarán antes y durante la Bienal, en alianza con socios estratégicos e institucionales aliadas.

De esta forma, la experiencia del evento en Buenos Aires, completa su agenda con un programa extendido que incluirá programas y exposiciones internacionales en instituciones aliadas, como Fundación Proa, Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, Arthaus, Centro Cultural Borges, Fundación IDA, Casa Curutchet, Smol, Fundación Santander, Fundación Larivière Fotografía Latinoamericana, Centro Cultural San Martín y MARQ.

La joya del bisabuelo

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Desde que José Testorelli llegó al país, construyó y puso en marcha un legado que continuaron las siguientes cuatro generaciones de su familia. Hoy, su bisnieta, Miriam revela cómo las joyas, así como su empresa, son portadoras de historias.

Cuando Miriam Testorelli llegó al mundo recibió de regalo unos aros abridores de platino y diamantes. Con ese acto, se inscribió en la cuarta generación en Argentina de una familia joyera. Miriam no llegó a conocer a su bisabuelo, José, que construyó y puso en marcha en marcha una maquinaria de precisión que continúa hasta hoy, 137 años después de su fundación.

Con seis locales y un séptimo próximo a abrirse, Testorelli es un nombre propio definitivamente instalado entre los amantes de las joyas y los relojes de lujo. La historia comenzó en 1887, un año después de la llegada de José desde el pueblo suizo Morcote, cantón italiano de Ticino. “No sólo era relojero y joyero, sino también óptico, arreglaba armas, máquinas de coser, y todo aquello que requiriera trabajos de mucha precisión”, recuerda Miriam. 

–A un nivel personal, independientemente de lo que significa como trabajo, ¿qué importancia tienen las joyas para vos?

–Las joyas ejercen en mí una gran fascinación. Primero, por conocer los orígenes, la historia; y también porque las joyas tienen la posibilidad de trascender a las personas. ¿Quién no tiene un anillito o algo que perteneció a su abuela o a un antepasado? La joya permite mantener vivo el recuerdo de esa persona. Realmente bendigo el dedicarme a esto y haber nacido en una familia joyera, porque la joya es mucho más que un accesorio.

–Es interesante cómo vos misma resignificaste tu alianza…

–Sí, le di una nueva vida. Las viudas suelen ponerse el anillo de su pareja fallecida junto con su alianza. Cuando mi esposo falleció, yo no quería eso, me parecía muy deprimente. Me propuse hacer algo que al verlo me transmitiera alegría, momentos, memorias. Fundí esas dos alianzas y diseñé una llave cuya empuñadura son las iniciales de los dos, en forma de corazón. La empuñadura tiene 25 diamantes, que son los años que estuvimos juntos, y la parte que ingresa en la cerradura tiene 5 diamantes más grandes, que son los hijos que tuvimos. Para mí esa joya es la llave de una época que nos perteneció solamente a nosotros, a mi esposo y a mí. Cuenta una historia de amor esa joya, y quiero que quede en la familia, así que se la voy a regalar a mi hija.

–Es lindo eso de que son objetos que encierran historias

–Totalmente. Hace dos años me vino a ver una amiga: había fallecido la suegra, que dejó un montón de medallas de oro y un collar de perlas, que quería que repartieran entre las mujeres de la familia. Lo que hicimos fue fundir el oro y, con eso, diseñamos nueve anillos iguales, usando las perlas de los collares. Quedó un modelo espectacular, que denominamos Nueve reinas. Filmamos todo el proceso y les entregamos el video de regalo. A su vez, ellos hicieron una ceremonia íntima en su casa donde entregaron los anillos, y le dedicaron un poema espectacular a su abuela, en el que le decían “Siempre vas a estar con nosotros”.

–Si tuvieras que hacer memoria, ¿cuál es el primer recuerdo asociado a joyas que te viene a la mente?

–Cuando mi papá estaba soldando. Son perfumes, aromas que llegan a mí. El olor de la alcuza con el alcohol, ese olor de combustión. Me acuerdo que tenía en la mano un diamante. Yo, hasta ese momento, no me había percatado de la diferencia entre un diamante y otra piedra. Era una cosa enloquecedora lo que brillaba, me cautivó esa joya. 

–En un escenario como el actual, ¿se resiente la compra de joyas?

–Pasa que la joya siempre es un buen resguardo para el ahorro porque, al comprar una joya, solamente tributás en el momento de adquirirla. Después, por el hecho de poseerla, no tributás ingresos brutos, bienes personales, ni nada más. Es un bien de resguardo que no te causa costo alguno y que, a su vez, el día de mañana no sólo que te lo podés llevar fácilmente fuera del país y convertir en dinero en cualquier parte del mundo, sino que además tus herederos lo pueden repartir fácilmente sin que intervenga un tercero. Así que se convierte en una herramienta, además, que te causa muchísimo placer usar.

Cuatro de los hijos de Miriam ya se sumaron a trabajar en la compañía, y ella comenzó a sumergir en el mundo de la joyería a sus nietos, la sexta generación Testorelli: “Les enseñé a modelar en cera y hacer su propio colgante. De a poquito, vamos a tratar de que se incorporen a este maravilloso universo familiar”.

El Purgatorio de Dante

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Luego del escarpado tránsito por el triste Infierno, Dante se dispone al peregrinaje por el Purgatorio. Nuevamente pide la luz proveniente de las musas que inspirarán su canto para describir la nueva etapa del camino.

El Purgatorio de Dante está construido en espejo con el Infierno. Mientras el primero es un cono invertido donde los pecados más leves están más cerca de la superficie, en el Purgatorio —que es una montaña— se invierte el orden y los pecados más leves están hacia el final porque son más próximos a la cumbre de la montaña; están más alejados de los condenados en el infierno, más lejos de la oscuridad.

En el Infierno de Dante, la máxima aspiración de los condenados es el recuerdo de que ellos se puedan tener en la tierra, como aparece en el canto XV y el XVII; en el Purgatorio la aspiración se convierte en súplica para que recen y así concluir su período de purificación, que es en lo que consiste el purgatorio. Porque el purgatorio es un estadio de tránsito, de purificación; los otros dos estadios: el Infierno y el Paraíso, son definitivos. Allí cumplen condena o gozan de la visión de Dios conforme a sus conductas en la vida.

Mientras en el Infierno se marcha hacia abajo, se desciende hacia el centro de la tierra, en el Purgatorio se asciende y se sube hasta su coronación en el Paraíso Terrenal, antesala del Cielo.

Dante, nunca olvidemos que es un poeta y construye una obra artística con finalidades estéticas. No pretende hacer teología ni asumir funciones divinas que atribuyan deméritos o virtudes que acarrean un destino que solo está en las manos de Dios asignar. La Divina Comedia es una creación fundada en la teología cristiana, en la que muchísimos elementos señalados están ligados al momento político y circunstancias religiosas que se vivían en su época. Pero Dante avanza en su derrotero.

Mientras en el Infierno dantesco se marcha hacia la izquierda, en el Purgatorio se hace hacia la derecha; el Infierno se vive en plena oscuridad con dificultades para ver; el Purgatorio se inicia con el amanecer que llena de esperanza y anima al peregrino. La figura que recibe en el Purgatorio es una figura histórica con condiciones virtuosas que lo califican para estar donde está: Catón de Útica; no se resignó a vivir en una tierra gobernada por Julio César, por lo que decidió quitarse la vida. Lo que rescata Dante es la coherencia y la rectitud de Catón.

Luego de describir el antepurgatorio, los primeros cantos, una suerte de puerta de ingreso a ese estadio escatológico en el que encuentra a excomulgados, arrepentidos a último momento, muertos violentamente, negligentes, pasa al Purgatorio propiamente. Allí, a los primeros que se encuentra es a los soberbios y luego a los envidiosos; estos no están caratulados bajo esa condición de condenados en su correspondencia en el Infierno; es una novedad que permite a Dante calificar a estos pecadores con pecados del espíritu, no por la debilidad de la carne, como los distingue Aristóteles, de donde Dante toma la forma de clasificar a los pecadores. Luego, sí continúa con los pecados que hemos encontrado entre los condenados que no se han arrepentido. Esto es: propone pecadores con los mismos pecados que los condenados que no se han arrepentido, mientras los del Purgatorio sí. De lo que habla es de la potencia de la redención operada por Cristo. La suerte está en manos de los hombres: aceptar o no a Cristo como El Salvador. El libre albedrío no es un tema menor en La Divina Comedia.

Finalmente, luego de los lujuriosos que nos hemos encontrado en el Infierno, en primer lugar, canto V, es decir, los pecados más leves, pasamos al Paraíso Terrenal. Previamente, los purgados, los que ya han cumplido la condena temporal que los dispone para el ingreso en el Paraíso, para el encuentro con Dios, los purificados, deben bañarse en el Leteo, que es el río del olvido (Cantos XXVIII-XXXIII). En él, los purificados borran toda memoria del pecado y obtienen las condiciones requeridas para el ingreso al Paraíso. Luego de olvidar un pasado de pecado, beben las aguas del río Éunoe, el que dispone al incremento de la virtud, al rejuvenecimiento de las cosas buenas, las que nos capacitan para el encuentro de Dios. Y Dante, entonces, comienza a seguir a Beatriz; Virgilio no está calificado para el Paraíso porque él no creyó en Jesucristo; no lo conoció, que, para Dante, es lo mismo.

“El torrontés puede seguir el éxito del malbec”

A pesar de ser francés, Hervè Joyaux Fabre es un gran referente de las últimas tres décadas de evolución del vino argentino. Como fundador y líder de Bodegas Fabre, ha ganado importantes premios internacionales. Aquí habla sobre su trayectoria, el malbec y otras cepas con notable proyección.

Hervè Joyaux Fabre era el depositario de un extenso legado en materia vitivinícola cuando llegó a la Argentina, en 1993. Su familia tenía una larga trayectoria en el rubro, desarrollada en tierras de Bourdeaux, y a partir de ella él decidió salir a buscar nuevos horizontes al pie de los Andes mendocinos. Desde entonces, este enólogo francés se convirtió en uno de los protagonistas del salto de calidad internacional de los vinos argentinos y en estas tres décadas construyó un notable grupo empresario, con tres bodegas boutique que producen vinos de alta calidad, premiados en los concursos más prestigiosos del mundo. Hoy Fabré Montmayou produce y comercializa con gran éxito en la Argentina y el mundo  las líneas Grand Vin, Gran Reserva y Reserva, los HJ. Fabre Reserva, los Phebus (su línea de vinos jóvenes y frutados), el espumante brut nature y los vinos de la bodega Infinitus y Domaine Viñalba.

–¿Qué vio en el terruño mendocino para decidirse a invertir aquí a comienzos de los años ‘90?

–Sin duda, es por el malbec que decidí invertir en Argentina, después de probar algunas partidas de vinos de Luján de Cuyo que realmente sobresalían de la idea que tenía de un malbec.

–Precisamente a aquellos años se los suele marcar como el inicio del salto de calidad de los vinos argentinos, el comienzo de su despegue internacional. ¿Qué participación tuvo su bodega en ese momento tan importante?

–Nosotros nos dedicamos desde el inicio a la producción de malbec de alta gama y fuimos la primera bodega en ganar el trofeo Civart, máximo premio en Burdeos, con nuestro malbec cosecha 1995. Hemos participado en convencer afuera de que se podía hacer grandes vinos argentinos con esta uva. A finales de los años ´90 llegaron otras inversiones nacionales y extranjeras que ayudaron a transmitir este mismo mensaje.

–Hoy tiene tres bodegas, dos en Mendoza y una en el Alto Valle del río Negro. ¿Qué caracteriza a cada una?

–Tenemos viñedos en Luján de Cuyo, Gualtallary y Río Negro. La gran virtud de estas tres regiones es que nos permite ofrecer a nuestros clientes vinos diferentes. No se puede decir que unos sean mejores que otros, pero cada paladar podrá apreciar estas diferencias.

–Dentro de la industria vitivinícola, cada vez se habla más de la importancia de la zona, el terroir, el microterroir, la cepa y la crianza. ¿Qué espacio queda para la creatividad del enólogo?

–Lo más importante de todo es la calidad de la uva, que va a depender del lugar, del origen de la planta, de su cuidado, etc. Pero si se entregan a dos enólogos dos partidas de uvas provenientes de la misma parcela con las mismas condiciones para vinificarlas, al final vamos a tener dos vinos diferentes. Entonces, cada autor va a aportar su savoir-faire, su talento y su inspiración.

–¿Qué importancia tienen las tendencias internacionales, cómo se combinan con los propios gustos y preferencias?

–Los vinos de producción masiva deben responder a tendencias nacionales e internacionales. Los vinos de autor quizás no pueden seducir a una mayoría de consumidores, pero buscan nichos donde las tendencias internacionales no son la prioridad.

–¿Qué estrategias se pueden elaborar para fortalecer el mercado interno? ¿Es posible captar al segmento más joven?

–Se puede ofrecer a esta generación vinos buenos, fáciles de tomar, con bajo alcohol, a precio abordable, con presentación divertida y sin comunicación demasiado sofisticada.

–Argentina ya no es sólo malbec. ¿Cuáles son las cepas que tienen más potencial en nuestro país, tanto tintas como blancas?

–Hoy la mayoría de los vinos argentinos exportados son malbec. Se pueden hacer otros buenos vinos tintos, como cabernet sauvignon y cabernet franc, pero creo que sería más conveniente dedicar esfuerzos y recursos para promocionar nuestro torrontés nacional. Para las otras cepas blancas o tintas nos falta superficies plantadas para pretender responder a una demanda importante.

–¿Por qué particularmente el torrontés?

–Porque creo que podría acompañar al malbec en su éxito. Se hacen muy buenos torrontés en el Norte, en Mendoza y en la Patagonia. Para mí, hoy el mercado del torrontés se parece mucho al que he conocido hace más de 30 años con el malbec. Faltaría producir más vinos torrontés de alta gama para seducir a los mercados externos y a los argentinos.

Alta sensibilidad

Agustina “Tuti” Krause se reconoce como una persona altamente sensible, un rasgo de la personalidad que descubrió hace un tiempo y sobre el cual trabaja como coach y orientadora, para ayudar a otras personas en su misma situación.

Hace casi diez años, Agustina Krause, mucho más conocida como Tuti, se encontraba en España, estudiando acerca de temas como teología y espiritualidad. En el lugar donde se hospedaba, encendió el televisor y se cruzó con el documental “La sensibilidad al trasluz”. Lo que allí se contaba modificó el modo en el que se percibía a sí misma y también su futuro profesional. Se topó, por primera vez, con el concepto de Personas Altamente Sensibles (PAS), con el que se sintió identificada de inmediato.

“La alta sensibilidad es simplemente un rasgo de la personalidad. Una PAS tiene un sistema neurosensorial mucho más poroso que el resto de las personas. Recibe mucha más información”, explica. A raíz del documental, se contactó con la profesional que figuraba allí, la neerlandesa Karina Zegers de Beijl, quien se convirtió con el tiempo en su amiga y mentora. Ávida por saber más acerca del rasgo, estudió y se certificó como coach cognitiva especializada en alta sensibilidad con la estadounidense Elaine Aron, una referente en este campo, que habla de cuatro pilares que conforman a una PAS. Aquí Tuti los enumera y desarrolla:

–El primer pilar es que, por tener un sistema neurosensorial más poroso, con un tamiz más ancho, recibimos diez veces más información de estímulos exteriores e interiores que el resto de las personas. Además, la procesamos en profundidad en el mismo momento y le buscamos sentido. Esto lo hace nuestro sistema neurosensorial solo, sin que nosotros participemos, al menos en principio. Esto es genético y hereditario. El segundo, que está relacionado, es que somos más susceptibles a la sobreestimulación. Es como nuestro talón de Aquiles. Si no conocés el rasgo y no aprendés a gestionarlo, puede ser que te estreses en menos tiempo que el resto de las personas. A mí me gusta señalar que no es que nos estresamos más rápido porque somos más flojos y más vulnerables, sino porque manejamos más información. Si no tenés alguna herramienta para eso, te estresás más rápidamente.

–¿Cuáles son los otros pilares?

–El tercero es la capacidad empática y emocional. En nosotros, las neuronas espejo, que son las que permiten la comunicación entre los seres vivos, que uno se dé cuenta del estado del otro, funcionan con mucha más intensidad. Por ejemplo, si me contás que te duele la muela y a mí me resuena, mi propio sistema neurosensorial se ilumina como si a mí me doliese también. Yo le llamo compasión por default o no necesariamente virtuosa. Porque esto, si no lo manejas bien, es un problema. Y el cuarto es que nuestro sistema está más atento a matices, perspectivas, cosas mucho más sutiles que el del resto de las personas. Nosotros podemos entrar a un lugar y sentir el clima, un poco cómo se sienten los demás, el lenguaje no verbal. Tenemos que aprender a que esto juegue a nuestro favor. Aparte, tenemos algo que no está en los pilares, que es la capacidad de vincular conocimientos antiguos con nuevos de manera insólita. Entonces, solemos resultar gente muy innovadora en los planteos que hacemos, pero porque nuestro sistema funciona así, con más información y con más rapidez.

Hoy, gracias a su experiencia, Tuti acompaña a las personas altamente sensibles, ayudándolas a entender y gestionar su rasgo, aprovechándolo para vivir una vida más plena y feliz, descubriendo su propia sensibilidad.